¿Qué he hecho yo todos estos años?

AutorJosé Enrique Goma Salcedo
CargoNotario jubilado
Páginas52-58

He pasado unos días este verano en una hermosa playa catalana: luz, aire dulce y suave, mar, exquisitas viandas.. No está mal para el reposo de un recién jubilado. Parece como si las gastadas energías quisieran renacer, el cansancio disiparse.

Pero... en todo paraíso hay una serpiente. Coincido allí con un joven y querido compañero que me anima con entusiasmo y afecto para que concurra a un premio promovido por la libre Asociación de Notarios «Joaquín Costa», cuyos detalles aparecen en un folleto que me da. En semejante ambiente no está uno ni para asumir compromisos ni para rechazarlos de manera categórica; pero el afecto por el tentador me inclina más bien por hacer lo que me sugiere. Provisionalmente, guardo el anuncio y me reintegro a mis ocupaciones habituales en este tiempo, es decir, a no hacer nada.

De regreso a Madrid y a sus rigores caniculares, deshago las maletas y el folleto reaparece. Resulta que la convocatoria es doble: en una se trata de premiar un estudio sobre el documento electrónico, tema muy interesante y en boga, pero que personalmente no me motiva demasiado. Y para participar en la otra hay que presentar un trabajo que consiste en unas contestaciones al Temario de Derecho Notarial de las actuales oposiciones. Ahí me encuentro con otro inconveniente: resulta que soy autor de un modesto libro precisamente sobre esa cuestión, y, o bien lo presento sin más, cosa que parece completamente fuera de lugar, o intento la hazaña circense de hacer otras contestaciones que no se parezcan en nada a las que ya tengo hechas, para evitar plagiarme a mí mismo, y eso francamente me supera. Adiós, pues, al concurso, y, lo que es peor, a unas hipotéticas quinientas mil pesetas, que no hubieran venido nada mal para mi congrua sustentación en las actuales circunstancias.

Pero la historia no termina ahí. En la contraportada del folleto viene un extracto del ideario de la Asociación convocante, que incluye, entre otras cosas, el propósito de contribuir «a la mejor definición y realización del servicio preventivo o cautelar de la seguridad jurídica privada que están llamadas a prestar a la sociedad las instituciones diseñadas a tal fin por el ordenamiento jurídico español», entre las cuales, parece, deben estar los Notarios o "el Notariado". Esto, evidentemente, no es nuevo, ni mucho menos. Con frecuencia se leen afirmaciones semejantes; pero tengo que confesar que cada vez que me han llegado... francamente, no me han acabado de convencer. ¿El Notario está «diseñado al fin de conseguir la seguridad preventiva o cautelar»? En esa melodía me parece detectar una nota falsa.

Y es que, en realidad, nunca me ha gustado esa concepción de la función notarial como dirigida sustancialmente a alcanzar la seguridad, ni preventiva ni represiva, ni la del tráfico ni la de los que se están quietos. En cuarenta y cinco años y medio -se dice pronto- de ejercer la profesión (o, como más castiza y, en el fondo, más precisamente, se habla -se hablaba-), de "servir la Notaría", en ningún momento me he sentido "agente de seguridad». Lo que hacía, o creía hacer era .. otra cosa.

¿Qué pasa entonces? ¿He estado equivocado toda mi vida? Es posible. ¿Están equivocados mis compañeros de la Asociación Joaquín Costa? Punto menos que imposible. Sencillamente, ¿les entiendo mal? Es lo más probable y de antemano lo reconozco y renuncio a toda polémica.

Pero a lo que no renuncio es a componer estas deshilvanadas reflexiones por si algún desocupado lector se aviene a hojearlas. Quiero pensar sobre este tema. Veamos: ¿Qué es un Notario? ¿Qué he sido yo todos estos años? Así planteada la pregunta, la respuesta tiene que ser anodina: el Notario es un señor que gana unas oposiciones y se dedica desde entonces a realizar un determinado trabajo. Lo que caracteriza al Notario no es lo que es sino lo que hace(1).

Entonces ¿qué es lo que hace el Notario? Pues el Notario hace escrituras públicas. Es decir, trabaja con negocios jurídicos. No se trata ahora de desplegar la panoplia de las muchas facetas que reviste la actuación notarial en torno a la escritura, que pueden leerse con sumo gusto y aprovechamiento en los Esquemas... de Núñez Lagos y en otros sitios: la audiencia, la "auscultatio", el consejo, la modelación de la voluntad, la redacción, el otorgamiento, la autorización, el "negotium" y el "instrumentum", la dimensión-acto y la dimensión-papel, etc. Simplemente recordar que en el centro de todo eso está el negocio jurídico, la libre declaración de voluntad individual.

Si, pues, nuestro principal quehacer es trabajar con negocios jurídicos -y, en cierto sentido, fabricarlos- el camino para saber qué somos nos lleva a indagar qué es el negocio jurídico, o, mejor, para qué sirve, cuál es su encuadramiento y finalidad en el sistema jurídico general. Ardua labor "prima facie" si intentáramos revisar toda la ingente bibliografía, pero no se trata de eso: hay conclusiones sustancialmente pacíficas en la doctrina, aunque luego se discrepe en muchos aspectos y se formulen de diferentes maneras y con distintas perspectivas. Atengámonos, por ejemplo, a un libro publicado hace poco, el de Flume(2): «lo...

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