Happy (Mexican) constitution

AutorFaustino Martínez Martínez
CargoUniversidad Complutense de Madrid
Páginas373-394
HAPPY (MEXICAN) CONSTITUTION
Faustino Martínez Martínez
Universidad Complutense de Madrid
Recensión de / Review of: José Luis Soberanes Fernández, El pensamiento
constitucional en la Independencia. Prólogo de María del Refugio González.
Editorial Porrúa – Instituto de Investigaciones Jurídicas. Universidad Nacional
Autónoma de México, México, 2012. 201 p. / Y fuimos una Federación. Los
primeros avatares constitucionales de México, 1821-1824. Prólogo de José Antonio
Escudero. Editorial Porrúa – Instituto de Investigaciones Jurídicas. Universidad
Nacional Autónoma de México, México, 2013. 191 p. / Y los conservadores
tomaron el poder y cambiaron la Constitución (1836-1846). Prólogo de Feliciano
Barrios Pintado. Editorial Porrúa Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2014. 235 p. / Una
aproximación al constitucionalismo liberal mexicano. Editorial Porrúa – Instituto de
Investigaciones Jurídicas. Universidad Nacional Autónoma de México, México,
2015. 278 p. / Y la Revolución se hizo Constitución. Editorial Porrúa Instituto de
Investigaciones Jurídicas. Universidad Nacional Autónoma de México, México,
2016. 391 p.].
Palabras Clave: Constitución, Constitucionalismo, México, Liberalismo,
Conservadurismo, Revolución mexicana.
Key Words: Constitution, Constitutionalism, Mexico, Liberalism, Conservatism,
Mexican Revolution.
I.
Toda Historia particular tiene su explicación y sus motivaciones personales;
depende aquélla, en suma, del historiador que la forja, la selecciona y la
interpreta, el que la define y la realiza, el que con su formación acaba por insertar
dicho conocimiento en las áreas de la cientificidad más plena o más pura. Toda
Historia es Historia contemporánea, como quería B. Croce, fruto de las filias y de
las fobias del constructor del discurso, de la narración en la que finalmente se
condensa el saber histórico para su correcta exposición, pero es también saber
científicamente fundado lo que requiere rigor y exactitud, el empleo de algunas
leyes mínimas de decencia, condiciones de aptitud y de actitud. La Historia del
Constitucionalismo mexicano no es excepción y se acaba por fundir con su autor,
ahora nuestro protagonista, como su intérprete más cualificado en esta
dimensión histórica que ahora examinaremos, siquiera sea por la abundancia de
desvelos, libros y artículos dedicados al mencionado tópico, ahora definitivamente
acotado y casi agotado por medio de estas cinco monografías que se presentan a
examen. La Historia Constitucional de México y, en general, toda Historia
Constitucional, ha de ser elaborada por aquellos que han creado Constitución,
quienes la han forjado, interpretado, practicado, quienes la han aplicado con
regularidad y asiduidad, quienes han vivido en resumidas cuentas bajo su
espíritu y bajo su benéfico patrocinio, quienes se han educado en ella y han sido
capaces de aceptar sus postulados esenciales. Quienes creen en la
Revista de Historia Constitucional
ISSN 1576-4729, n.18, 2017. http://www.historiaconstitucional.com, págs. 373-394
Constitución para lo bueno y para lo malo. Y no son muchos los que pueden
acreditar una experiencia y un curriculum aptos para tal desempeño. Se requiere,
se demanda cierta sensibilidad, cierto gusto en y por lo constitucional referido, y
eso es, en ocasiones, mucho pedir, habituados como estamos, por desgracia, a
una academia que deja de lado, no se sabe si por desidia o por ignorancia,
muchos de los más importantes debates contemporáneos que nos terminan por
afectar. En los últimos años de su fecunda carrera universitaria, tras haber
estudiado el Derecho Indiano, la Historia del Derecho mexicano a través, sobre
todo, de la vida y obras del Poder Judicial, con especial detenimiento en el juicio
de amparo, y tras haber brindado excelentes manuales que han contribuido a
difundir la Historia del Derecho entre generaciones de estudiantes de la UNAM y
de otras Universidades de la República azteca, el profesor mexicano J. L.
Soberanes Fernández ha decidido centrarse en las cuestiones atinentes a la vida
constitucional de su país, hacerlo con serenidad y con amplitud, a lo grande,
mediante un fresco enorme, plural, rico y lleno de matices, seguro de conseguir
óptimos resultados a partir de su formación especializada que le ha llevado a
manejarse con igual soltura en el campo de la Historia del Derecho, del Derecho
Constitucional y del Derecho Procesal, tres materias próximas por cercanía de
sus objetos, confluyentes en cierta medida, y en las que se ha formado de modo
ejemplar y manifiesto. Tres materias además indispensables para llegar a la
Historia Constitucional. No es mal bagaje para emprender este viaje que ahora ha
decidido afrontar el A.
La tarea no es sencilla porque se trata de una vida constitucional amplia,
compleja, intensa, extenuante, con muchos avances y retrocesos, con modelos
claros, pero confrontados de un modo agonístico. Una vida constitucional que es
reflejo de la convulsa vida política, social, cultural y económica subyacente a lo
largo del siglo XIX y del siglo XX. Uno, el primero, singularizado por la
inestabilidad; el otro, más próximo, por la revolución (y Constitución) de perfiles
más sociales que conoce el continente americano (en Europa, Weimar haría sus
veces, pero con un retraso de dos años con relación a ese primer proceso
mexicano). Ver la nómina de presidentes y gobiernos que se suceden desde la
lejana independencia de septiembre de 1821, los experimentos imperiales, los
devaneos dictatoriales, las sangrientas luchas entre facciones políticas, los
conatos abundantes de guerra civil o las guerras civiles efectivamente ejecutadas,
también en abundancia, etc., ver todo esto pone de relieve que nos hallamos ante
material sensible, plural y heterogéneo, que es preciso integrar para alumbrar las
Constituciones como textos finales donde se trata de solidificar el resultado de los
enfrentamientos políticos previos. Lecturas poliédricas se exigen para completar
con éxito esta actividad investigadora que tiene como punto de arranque el
conflicto. Y enfrentamientos ha habido y muchos en la Historia mexicana, lo cual
tiene su reflejo en la órbita constitucional bien para la afirmación de un texto
concreto, bien para su defensa, bien para su refutación, ataque y combate. No es
Historia lineal y no lo puede ser por la virulencia inherente al conflicto y por la
vehemencia que los defensores de los proyectos pusieron en tal empeño. De ahí,
la sucesión de textos constitucionales, de documentos políticos varios, de
proyectos, de propuestas y de procesos constituyentes, de afirmaciones y
desconocimientos de la Constitución, de rupturas y recomposiciones, de diseños
de variadas instituciones y dispositivos para su defensa y protección.
Sorprenderá no el número de Constituciones (realmente, cuatro que merezcan
Faustino Martínez Martínez
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