GONZÁLEZ R. ARNAIZ, Graciano (coord.); Mauricio Beuchot; Gunther Dietz; Raúl Fornet-Betancourt; Joaquín García Roca; Raimon Panikkar; Diana de Vallescar Palanca: El discurso intercultural. Prolegómenos a una filosofía intercultural

AutorMaria Jorqui Azofra
CargoUNED
Páginas352-359

    GONZÁLEZ R. ARNAIZ, Graciano (coord.); Mauricio Beuchot; Gunther Dietz; Raúl Fornet-Betancourt; Joaquín García Roca; Raimon Panikkar; Diana de Vallescar Palanca: El discurso intercultural. Prolegómenos a una filosofía intercultural, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2002.

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Resulta enormemente interesante la lectura de este libro para quien crea que conversar invita a pensar y para quien considere que escuchar ayuda a educar e iluminar a nuestro entendimiento. Pues, en esta obra, la tierra que intentan labrar los distintos autores es la de la interculturalidad y la manera de llevar a cabo la siembra es la del diálogo o, en su caso, discurso intercultural. Método a través del cual se consigue que las distintas semillas, razones aportadas por cada autor, penetren en nuestra mente con el fin de que broten nuevas ideas acerca de la actitud que debemos adoptar para hacer posible el encuentro y la convivencia entre-culturas. Pero, además, con dicho diálogo, que es el modo de proceder propio de la filosofía intercultural, no sólo se surca la cabeza llenándola de raciocinio, sino que, a su vez, se hacen surcos en nuestro corazón para prepararlo hacia la apertura. Es decir, se trata de atravesar el campo en el que hemos crecido y labrado, para llegar a "otro" u "otros". Y la intención de cultivarnos en estos "otros campos" nos exige ser humildes y respetuosos con lo que sus labradores tengan que decirnos. Habremos de esforzarnos para hacer que éstos no se sientan "extraños" ante nuestra presencia y para que nosotros no nos sintamos como "extranjeros" en esas tierras. Los autores de esta obra nos inducen a reflexionar sobre cómo comportarnos ante dichos encuentros y, por qué gracias a los mismos podemos conocer mejor nuestra propia identidad y la hondura que tras de sí ocultan los valores de dignidad, responsabilidad, solidaridad, no-indiferencia, tolerancia,...

La obra se articula en dos partes. La primera de ellas versa sobre la "razón" intercultural y es Raimon Panikkar el que se ocupa de abrirla. Comienza su artículo imaginándose al filósofo atravesar el ámbito de su propia cultura una vez que ésta ha sido explorada. Pues, siendo éste alguien que siente gran atracción por lo desconocido y alguien a quien poco le cuesta preguntar, nada le impide aventurarse por el recorrido que dejan las ideas transmitidas por las distintas tradiciones culturales. Su travesía la inicia mediante la conversación con el otro, el cual representa otro mundo o, al menos, como expresa el autor, otro punto de vista. Será el diálogo el camino que le lleve a tropezar con las fronteras horizontales que representan las culturas de otros. Lo que nos intenta decir Panikkar es que el filósofo no se mueve únicamente en un espacio intracultural, sino también en una dimensión intercultural, y que la manera más adecuada para llegar a penetrar en lo más profundo de ésta es el diálogo. Es muy interesante la aportación que hace el autor a este respecto, pues, él dice que no se trata, simplemente, de dialogar con el vecino, sino con el extranjero, y no de cualquier forma, sino a través de un diálogo dialogal en el que los dialogantes se escuchan para intentar entender lo que el otro quiere decir. Panikkar piensa que éste es el método más apropiado de la filosofía intercultural porque con él no se busca convencer dialécticamente al interlocutor. Tampoco se presuponen unilateralmente las reglas del mismo, éstas se establecen en el propio diálogo. Por otro lado, al ser los dialogantes los intérpretes de la propia conversación, habrán de confiar mutuamente en Page 353 esa aventura común hacia lo desconocido. Ellos no saben si llegarán a entenderse. Pero sí intuyen que la apertura al otro y la fecundidad del diálogo les exige pensar no sólo en conceptos, sino, sobre todo, en símbolos. El autor pone de manifiesto que el pensamiento simbólico tiene la ventaja de no ser puramente objetivo, ni meramente subjetivo. En este sentido, si escuchamos a las palabras como si fueran algo más que signos y mucho más que conceptos, nos daremos cuenta de que cada lenguaje es un mundo que traduce su propia y particular concepción del mismo. Por ello Panikkar insiste en la idea de que, para comprender otra cultura, no basta con conocer sus conceptos, hace falta, también, entender sus símbolos. Es decir, no es suficiente penetrar, a través de la reflexión y la razón, en el lagos de la otra cultura, se requiere, además, mediante la fe y la contemplación, participar en su mythos. De éste vive aquélla y en él adquiere valor concreto lo que llamamos bien, verdad, belleza,. ?El autor nos insta, así, a abrir no sólo el ojo de la razón y el de los sentidos, sino también un tercer ojo que nos ayude a ver el sentido que adquieren ciertas afirmaciones en los distintos contextos culturales.

Puede que el encuentro con otras visiones del mundo nos haga sentir incómodos por la aparente incompatibilidad de éstas con las nuestras. Pero, Panikkar deja clara la idea de que con la apertura a la interculturalidad aprenderemos a crecer, a transformamos, a ser más críticos, menos absolutistas y gracias a ella podremos ampliar nuestro campo de tolerancia. Luego, ¿qué actitud, según este autor, deberíamos adoptar ante el encuentro intercultural? Aquella que nos permita integrar en éste tanto el amor como el conocimiento. Pues, al describimos la filosofía como "el amor a la sabiduría" y "la sabiduría del amor", nos anima a descubrir al otro no como un alius (un extranjero), sino como un alter (un compañero). Por ello, en el encuentro intercultural, es preciso que mostremos predisposición hacia la proximidad. Necesitamos la apertura al otro porque no somos autosuficientes y, para conseguirla, habremos de confiar en nosotros mismos, porque, de lo contrario, difícilmente podremos fiamos de otros. Y no debe hacemos desistir, en nuestra intención de conocer y comprender al otro, el...

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