La GS solo es moralmente aceptable de ser altruista y no remunerada

AutorGonzalo Fernandez Codina
Páginas57-94
CAPÍTULO 2
La GS solo es moralmente aceptable
de ser altruista y no remunerada
Habiendo abordado ya la posición más dura en contra de la GS – de
acuerdo con la cual sería inmoral en cualquiera de sus formas– pasemos
ahora a analizar la crítica socialmente más extendida según la cual la GS
solo sería éticamente lícita en caso de realizarse de forma altruista. En
la primera sección, nos centraremos en la llamada «tesis de la asimetría»
(Satz, 1992), de acuerdo con la cual actividades como la GS serían de una
naturaleza tan particular que no podrían formar parte del tráco econó-
mico. Veremos las distintas formas en que se intenta justicar esta natu-
raleza especial y mostraremos por qué no hay buenas razones para pensar
tal cosa. En la segunda sección, nos enfrentaremos a una idea aún más
común: la noción según la cual el cuerpo humano no debe ser mercan-
tilizado. Demostraremos que esta crítica se basa, o bien en convenciones
lingüísticas sin demasiado calado moral, o bien en distinciones imprecisas.
Con todo ello se mostrará que, en contra de lo armado por tantos, «alqui-
lar» el útero es moralmente irreprochable.
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GESTACIÓN SUBROGADA CRÍTICA A SUS CRÍTICAS. SOBRE PORQUÉ ES MORALMENTE LÍCITA Y LEGALIZABLE
GONZALO FERNANDEZ CODINA
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1. La gestación es una actividad muy particular que
no debe remunerarse: la tesis de la asimetría
Una de las formas en que más habitualmente se expresa el rechazo
hacia la GS comercial es mediante la conocida «tesis de la asimetría», ha-
bitual de nuevo para el tema de la prostitución y otras formas de trabajo se-
xual: se sostiene que la gestación es una actividad muy especial y, por ello,
que no debería poder realizarse de manera remunerada, como una activi-
dad comercial más. Analicemos las diversas manifestaciones de esta idea.
1.1. La especial dureza de la GS y el argumento paternalista
Una de las objeciones más inmediatas que la GS recibe tiene que ver
con la dureza y peligrosidad psicofísica de la misma. Se argumenta que la
GS es inmoral porque supone un daño excesivo a la gestante. ¿Qué decir
al respecto?
En primer lugar, cabría destacar que los estudios empíricos al respec-
to ofrecen una perspectiva bien distinta, sugiriendo que la imagen general-
mente extendida sobre la GS no es adecuada. Así, Jadva et. al. (2003, 2196)
resumen su estudio armando que:
«It was found that surrogate mothers do not generally experience
major problems in their relationship with the commissioning couple,
in handing over the baby, or from the reactions of those around them.
The emotional problems experienced by some surrogate mothers in
the weeks following the birth appeared to lessen over time. […]
Surrogate mothers do not appear to experience psychological prob-
lems as a result of the surrogacy arrangement».
De forma similar, Kleinpeter y Hohman (2000, 954) sintetizan las
conclusiones de sus investigaciones sobre las mujeres gestantes armando
CAPÍTULO 2 | LA GS SOLO ES MORALMENTE ACEPTABLE DE SER ALTRUISTA Y NO REMUNERADA 59
que: «Analysis indicated that surrogates overall were very pleased with their
experiences, and they diered from the general population on nine personality
traits». Volveremos sobre este punto con más detalle en el último capítulo.
Sin embargo, lo cierto es que, tal y como ya reconocen los propios au-
tores, la profundidad de los estudios en la materia es limitada. Asumamos
entonces que la GS sí fuera tan dura como sus críticos sostienen. ¿Tendría
eso alguna relevancia? Difícilmente. Y es que, si bien es evidente que la GS
es una actividad muy costosa –qué duda cabe–, no es menos cierto que
existen otras tantas actividades análogamente gravosas que consideramos
perfectamente lícitas. Los ejemplos típicos a este respecto serían los ocios
de minera, boxeadora, militar, etc. Savulescu (2003, 139) lo expone con
toda claridad al hablar del comercio de órganos:
«When people go to war voluntarily, risking their lives for their
country, they are heralded as heroes. If we allow people to die for
their country, it seems to me we should allow them to risk death or
injury for the chance to improve the quality of their lives or their
children’s lives or for anything else they value. Money for these peo-
ple is just a means to realize what they value in life. Whether or
not a private market in organs will increase supply or improve its
quality, it seems that people have a right to sell them».
Sin embargo, no tendría por qué recurrirse a estos ejemplos tan tó-
picos dado que, si las personas tenemos derecho a acabar con nuestra vida
–es decir, al suicido lúcido–, no se explica por qué no podríamos hacernos
cualquier otro daño en condiciones de liberad e información. Es decir, si
cabe esa decisión, entonces caben todas: qui potest plus, potest minus. Luego
es falso que la integridad psicofísica de una persona no sea un derecho re-
nunciable, o renunciable a cambio de algo como tantas veces se repite. De
hecho, y esta debería ser la observación noqueadora, si una mujer puede
cargar con todos los peligros propios de un embarazo y un parto como par-
te de una GS altruista es evidente que puede hacerlo a cambio de dinero.
Es decir, si puedo arriesgarme al peligro X gratuitamente, también puedo

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