De los gremios al empresario individual. Conferencia pronunciada en la Academia Matritense del Notariado el día 13 de marzo de 1980

AutorJosé Valdeberde
Cargo del AutorNotario de Madrid

DE LOS GREMIOS AL EMPRESARIO INDIVIDUAL

CONFERENCIA

Pronunciada en la Academia Matritense del Notariado el día 13 de marzo de 1980 por D. JOSÉ VALVERDE MADRID Notario de Madrid

Uno de los temas más candentes en el Congreso Internacional del Notariado latino de París, en el año 1979, fue el del empresario individual. Y en este curso sobre la empresa, que hace unos días brillantemente inauguró Estefani con su conferencia sobre la Pequeña y Mediana Empresa, vamos a contribuir al estudio de la figura del empresario individual, tratando de su inscripción en el Registro Mercantil con la característica especial de limitación de su responsabilidad. Primeramente nos remontaremos a la aparición de esta figura en los gremios españoles, ya que sus componentes tenían que estar inscritos en el Libro de Oficios, para luego, en su evolución, tratar del empresario surgido de la burguesía del siglo XIX.

La aparición del fenómeno corporativo y gremial coincidió con el auge de las ciudades. La ciudad nace libre y los comerciantes se unen y cierran el paso a los comerciantes extranjeros. Aparte de ellos, coincidían en la ciudad europea las Hansas, o grandes comerciantes dedicados al comercio interlocal, mientras que las guildas eran de detallistas. Rehme lo ha estudiado con profundidad en Alemania. Calasso, respecto a Italia, nos ha diferenciado las artes mayores de las menores florentinas. Los grandes patronos del comercio textil estaban integrados en el famoso arte de Calímaca, que controlaba y restringía las actividades de sus artesanos, mientras que los Lanayuli eran empresarios que aportaban capital y empleaban a gran número de artesanos, pero no se interesaban en el comercio exterior, que sí lo hacían las Hansas.

Bercovitz, en los Estudios en honor de Garrigues, dice que en este aspecto hay que tener en cuenta que no en todas las ciudades existieron gremios y corporaciones, que donde las había no tenían iguales sus características y que, en cualquier caso, se percibe la gran diferencia entre las dedicadas a la industria de exportación y las demás, tanto por su importancia respectiva dentro de la vida de la ciudad como por los criterios económicos por los que se regían. Así ocurría en Cataluña y Valencia, mientras que en el más atrasado reino de Castilla era diferente. Carecíamos desde el Medioevo del gran comercio de exportación y, por otra parte, la Religión era lo que producía la aglutinación de los comerciantes del mismo ramo. Seco de Lucena sostenía el origen islámico de los gremios en su obra, publicada en Granada hace unos años, pero hay que reconocer que, aunque hubiera un precedente en ellos, tal como se configuran en los pasados siglos, su origen es religioso. Efectivamente, las cofradías de los distintos mercaderes son el precedente de los gremios. Ya en el Fuero de Escalona, en el año 1130, se nos habla de la cofradía de los menestrales, bajo la advocación de San Miguel, con lo que tenemos que son estos gremios más antiguos que los de los panaderos de Pantoise y curtidores de Rúan, en Francia, que son de 1162. De tiempos de Alfonso VII son las ordenanzas de las cofradías de los tenderos, tejedores y arrieros sorianos, así como la de los albañiles mozárabes, de León, del siglo XII son las de los labradores de La Coruña, y ya del XIII y XIV, las de los sederos y mercaderes valencianos y catalanes. Y era en el día del Corpus cuando se reunían los cofrades, por lo general, así ocurre con los alfareros de Sevilla, que bajo la advocación de Santa Justa y Rufina, tenían su gremio como los carpinteros y espaderos, aunque los más famosos de este último gremio eran los toledanos, que solamente en el siglo XVII eran más de un centenar, aunque bien pronto les llegó la decadencia al dejarse de usar las espadas de golilla y la introducción de espadas extranjeras de inferior ley. Francisco de Borja San Román, que tan bien conocía los archivos de la Imperial ciudad, tiene una monografía sobre los gremios toledanos en el siglo XVII, extraída, como es natural, del rico archivo de protocolos, pues en las escrituras públicas se registra desde el nacimiento del artesano a la vida de ltrabajo con el contrato de aprendizaje, hasta la escritura de carta de examen por el presidente de la cofradía y dos veedores.

La cofradía de los herreros segovianos, bajo la advocación de San Eloy, como en todas las ciudades españolas, tenía la característica de que la formaban moros y cristianos, estando relevados aquéllos de las prácticas religiosas. Son del año 1464 y revelan la coexistencia de artesanos de diferente religión. Había, como en todas, un secretario que llevaba los libros, y hasta que no llegara la carta de examen no se inscribía un mercader en su gremio.

En Madrid, una de las cofradías más antiguas era la de Nuestra Señora de la Novena, del año 1631, que reunía a los cómicos y comediantes. La fundó una cómica, Catalina Flores, cuando se encontró tullida, y la fundó en unión de Cristóbal de Avendaño, Vallejo, Hurtado y Andrés Vega. Diferente a esta cofradía era la de porteadores de silla para llevar a las cómicas a los coliseos, la que, en el siglo XVIII, se fundió con la de aguadores de la fuente de la Mariblanca.

Otra cofradía muy antigua era la del gremio de vidrieros, en la cual uno de ellos, muy rico, fundó una Obra Pía para dotar a hijas de vidrieros para que se casaran, y hay una escritura curiosa de Francisco Moradillo, el famoso arquitecto madrileño, aceptando los cientos de ducados de dicha obra Pía al casarse con Lorenza Alonso.

Aparte de este gremio, había el de sentar vidrios, que se constituyó con independencia del de los fabricantes, con unas curiosas disposiciones sobre seguro de transporte, pero, por lo general, la regulación gremial madrileña fue más tardía que en las demás capitales españolas. Lo que sí había eran disposiciones del poder público para el buen gobierno y localización obligada, por sectores de calles, de los diferentes comerciantes. También regulaba los productos manufacturados y sus precios, pero lo que se dice auténtica regulación gremial no aparece hasta el siglo XVIII, así, la de los plateros es de 2 de enero de 1700, cuando en casi todas las capitales españolas dos siglos antes las tenían. Recordemos las de Córdoba de 1504. Las de los bordadores es más tardía aún: nada menos que 1779. Las calles del viejo Madrid toman los nombres de los diferentes mercaderes, y esta tardía aparición de ordenanzas, de la cual los escribanos estaban ausentes, pues se trataba de oficios enajenados y, como ya veremos más adelante, daría ocasión a abusos por parte del Poder público para lograr, con el aumento de escribanías, pingües emolumentos; pues bien, si fue tardía esta aparición, sin embargo, en el siglo XVIII se desbordó, en el sentido de que la conjunción de cinco gremios: los de los mercaderes de paños, joyeros, drogueros, sederos y lenceros, formando una compañía en el año 1763, en la que cada gremio aportó quince millones de reales de vellón, dio lugar a la fundación de un verdadero Banco, que al dar un magnífico interés al que llevara allí su dinero, les hizo acometer empresas tan dispares como financiar el canal de Aragón, las fábricas de Talavera y Escaray, el abastecimiento del ejército, las Obras Reales y la formación del Jardín Botánico. Matilla y Capella tienen una formidable monografía sobre este tema.

El Estado barroco favoreció a los Cinco Gremios prohibiendo el ejercicio del comercio si no estaban adscritos en la rama de los que lo formaban, obligando a depositar en sus arcas los depósitos de bienes litigiosos, e incluso les dio fueron jurisdiccional para juzgar lo referente a sus mercaderías, pero también les echó más carga de la que podían soportar: el abasto de Madrid durante ocho años de carne, tocino, aceite, jabón, velas y carbón a unos precios ya señalados, en los que el margen era muy pequeño de ganancia para los Cinco Gremio, les hizo perder 80 millones de reales, los que, unidos a los 140 millones de costo del abastecimiento del ejército, les iban llevando a la ruina.

No se hizo caso a las voces que clamaban por la libertad de comercio, como eran las de Campomanes y Jovellanos, y los gremios más importantes, transformados en Banco, iban al fracaso. En la Guerra de la Independencia, Napoleón se hizo cargo en Burgos de toda la lana almacenada por los Cinco Gremios, que valía siete millones de reales, y de contribución les impuso más de diez. Al terminar la Guerra de la Independencia era tal el cúmulo de deudas, que pidieron moratoria al Estado para su pago, y cuando se acordó el nombramiento de un Juez Instructor para que interviniera en aquello, ya los acreedores particulares se habían lanzado a embargos para cobrar sobre los inmuebles de los cinco gremios, y se llegó a la quiebra de aquella formidable organización.

En cuanto a los demás gremios, que no se habían coaligado, el Real Decreto de libertad de Comercio del año 1778 les perjudicó grandemente, y, siguiendo el ejemplo de los demás países europeos, las Cortes de Cádiz les dieron el golpe final. Una propuesta del Conde de Toreno fue admitida en contra de la de Calatrava. Todo provenía de aquella famosa disposición francesa, de 15 de junio de 1791, que decía que «los ciudadanos empresarios, comerciantes, oficiales y obreros de un oficio no podían, cuando se juntaren, nombrar presidente, secretario o síndico, llevar sus libros ni formar reglamentos sobre sus derechos comunes». En Inglaterra los tejedores de la gran industria de la lana abandonaron las villas gremiales y se establecieron en el campo, se dislocaron las guildas urbanas y apareció el empresario capitalista que controlaba todo el proceso de la producción. En España las soiedades de Amigos del País, con sus escuelas de aprendices, asestaron duro golpe al examen gremial.

En muy poco tiempo había desaparecido la organización fraternal que había empezado con las cofradías, donde se juntaban los del mismo oficio para festejar el santo del Patrón, ejercer actos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR