Gestión del patrimonio andalusí y mudéjar de Madrid

AutorM. Ángeles López Ronco - Irene Suárez Zamorano
Páginas115-134
115
CAPÍTULO QUINTO.
GESTIÓN DEL PATRIMONIO ANDALUSÍ Y
MUDÉJAR DE MADRID
M. Ángeles López Ronco1 e Irene Suárez Zamorano2
INTRODUCCIÓN
El legado andalusí y mudéjar que existe en la ciudad de Madrid es muy reducido,
además no ha sido sucientemente apreciado y valorado por las instituciones hasta
que los investigadores han insistido en la importancia de preservar estos recursos,
como parte de nuestra historia y nuestra cultura.
El uso turístico de estos recursos y su puesta en valor, están contribuyendo a que
formen parte de los itinerarios culturales y turísticos de la ciudad y a que los ciuda-
danos conozcan las raíces islámicas de Madrid.
1 Profesora-investigadora. Universidad Rey Juan Carlos.
2 Gestora cultural y coordinadora del Centro de Estudios sobre el Madrid Islámico (CEMI).
116 Capítulo Quinto
1. ORIGEN DE LA CIUDAD
Durante décadas al estudiar la historia de Madrid se comenzaba en la ciudad a
la que Felipe II trasladó la corte en 1561, haciendo de Madrid la capital de un vasto
imperio en el que no se ponía el sol. Sin embargo, la historia de Madrid se remonta
bastantes siglos atrás, concretamente a mediados del siglo IX, entre el año 852 y 886
(Guerra, 2011).
Gil Benumeya (2018) conrma de esta forma la fecha aproximada y el objetivo de
la fundación de la ciudad:
Y así nació Madrid, como un castillo destinado a proteger la “frontera de Toledo
de los enemigos externos e internos de los emires de Córdoba. No conocemos la
fecha exacta de su fundación, pero debió ser después de la gran rebelión toledana
del año 858 y antes del 870 u 871, pues ese año, dicen las crónicas, un rebelde que
huía hacia el norte fue interceptado por la guarnición de Madrid.
Parece ser que en el lugar que ocupa hoy el centro de la ciudad no hay restos del
pasado romano, visigodo, griego o carpetano que otros conrmaron y que empezó
a difundirse ya en época de Felipe II.
El motivo de deshacerse de un pasado islámico fue que la sede de un Imperio,
tan poderoso como el de Felipe II, merecía un pasado grandioso como el de otras
ciudades europeas como París, Londres o Roma. Además, el origen musulmán de la
ciudad no estaba bien visto, no parecía grandioso sino más bien algo que se podía
pasar por alto en la historia o mencionar ligeramente. Sin embargo, no hay ninguna
otra ciudad europea que tenga un pasado andalusí tan rico y con tantas aportacio-
nes a la identidad de la ciudad.
En el S. IX la ciudad de Toledo era el centro de la Marca Media, ciudad no some-
tida del todo y en rebeldía con el poder Cordobés y amenazada por las incursiones
cristianas (Segura, 2004). El magníco emplazamiento natural de Madrid a 50 o 60
metros sobre el nivel del río Manzanares, una colina rodeada de arroyos, el que dio
nombre a la actual calle Arenal y el que en época cristiana se llamaría San Pedro,
constituían una defensa natural que llevó al Emir Mohamed I a fundar una pobla-
ción que sirviera para proteger Toledo.
Existen diversas teorías sobre los motivos que llevaron a construir el alcázar, pero
lo cierto es, que hubo un asentamiento militar y que la población civil fue en aumen-
to como consecuencia del desarrollo económico y la creación de infraestructuras,
murallas, medina, mezquita, etc. Siguiendo a Reyes Rubio, (2010) “Mayrit” se erigió
como un “Ribat” o recinto amurallado, donde convivía la comunidad religiosa y
militar, que sería el núcleo fundacional de Madrid y a partir de aquí el Emir ordena

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