El proceso de gestación de un nuevo cantón de la confederación helvética: la secesión del jura

AutorJuan María Bilbao Ubillos
CargoProfesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid
Páginas294-303

    Juan María Bilbao Ubillos Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid. Actualmente desempeña el cargo de Jefe de Gabinete del Presidente del Consejo de Estado. Se ha especializado en el estudio de la teoría de los derechos fundamentales. Entre sus publicaciones recientes destacan: Libertad de asociación y derechos de los socios, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Valladolid, Valladolid, 1997; Los derechos fundamentales en la frontera entre lo público y lo privado (La noción de «state action» en la jurisprudencia norteamericana), McGraw-Hill, Madrid, 1997; La eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares. Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, Centro Políticos y Constitucionales/B.O.E., Madrid, 1997.


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  1. Antes de nada, conviene aclarar que lo que a continuación se analiza no es un episodio de secesión, sino una alteración de las fronteras interiores, en este caso, de la división cantonal, dentro de la Confederación Suiza. No obstante, como podremos comprobar, los problemas que se suscitan son muy similares (basta recordar el riesgo latente de desmembramiento en los proyectos soberanistas de Québec o del País Vasco, desde el momento en que se cuestiona la integridad territorial de la entidad que aspira a separarse). Me refiero fundamentalmente a las dificultades para definir el sujeto titular del derecho a decidir, para detener la dinámica que se desencadena cuando se someten a consulta popular este tipo de decisiones, lo que los suizos han llamado consultas en cascada o en cadena. En este sentido, es un episodio muy ilustrativo, un laboratorio en el que se han experimentado casi todas las fórmulas posibles.

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  2. Desde otra perspectiva, a muchos observadores les sorprende que este problema se haya planteado en Suiza, un Estado tranquilo y pacífico y un modelo de estabilidad, que ha logrado un notable éxito a la hora de mantener una estructura política en la que grupos de religiones y lenguas diferentes coexisten de una forma relativamente armónica.

  3. La vigente Constitución de la Confederación es de abril de 1999 1 si bien desde entonces se han introducido modificaciones menores (y alguna importante como la adhesión a la ONU). En su artículo 1 alude a los pueblos de los 23 cantones soberanos de Suiza, unidos por la presente alianza, a saber....(y cita en último lugar el del Jura), que forman en su conjunto la Confederación Suiza. Pero la creación de este último cantón se produjo hace sólo 25 años, tras un largo y agitado proceso de gestación.

  4. En efecto, la República y Cantón del Jura entró en soberanía el 1 de enero de 1979. Con una población de 70.000 habitantes (un 7% de la población total del cantón de Berna), mayoritariamente católicos y francófonos en un 90%, y una superficie de 838 Kms cuadrados, está ubicado en el extremo noroeste del país, tiene fronteras con Francia (121 Kms) y con cuatro cantones vecinos (111 Kms).

1. Antecedentes históricos
  1. Los orígenes2 de lo que constituye hoy el cantón del Jura se remontan al año 999, cuando el último Rey de Borgoña, Rodolfo III, cede al obispo de Bâle la abadía o convento de Moutier-Grandval con sus dependencias y tierras anexas. Nace así un principado episcopal, en una región montañosa, que quedaría englobado más tarde dentro de las fronteras de la Confederación Suiza, un país independiente desde 1648, como resultado de la asociación de cantones que transfirieron una parte de su soberanía a una Confederación, que se convertirá en un Estado federal en 1848. Cada cantón conservará su propia Constitución, su Gobierno, su Parlamento y sus tribunales.

  2. En 1792, el temor a la Revolución francesa lleva al príncipe-obispo de Bâle a abandonar su castillo de Porrentruy, proclamándose en diciembre la República rauraciana independiente. Al año siguiente, esta efímera república se convierte en un departamento francés, el departamento de Mont Terrible, con capital en Porrentruy. En 1800 se unirá al del Alto Rhin.

  3. En 1815, la derrota de Napoleón en Waterloo permite a los vencedores dibujar en el Congreso de Viena un nuevo mapa de Europa. Nadie sabe qué hacer con el obispado de Bâle. Acaba integrándose en el cantón de Berna, en virtud del Acte de reunión (1815), que reconoce algunasPage 296 particularidades en materia lingüística, legislativa o fiscal. En esas condiciones, la anexión se acepta como un mal menor.

  4. A lo largo del siglo XIX, el Jura logra preservar su lengua y su cultura a pesar del centralismo de Berna. Y la reivindicación separatista sólo aflora ocasionalmente. Las relaciones entre la Iglesia y el Estado se sitúan en el centro de la batalla política entre liberales-radicales y conservadores católicos, entre las autoridades liberales de Berna y la comunidad católica del norte del Jura. En 1831 se aprueba en referéndum la Constitución del Cantón de Berna, que reconoce el francés como segunda lengua oficial y reserva dos puestos en el Gobierno a jurasianos francófonos. Pero en 1834 el Gobierno anticlerical de Berna y de otros cantones liberales adoptaron una declaración proponiendo la nacionalización de la Iglesia Católica, su democratización y su subordinación al Estado. Esto suponía una clara violación de las garantías religiosas contenidas en los acuerdos de la Unión de 1815 para la población católica del Jura Norte. Fue condenada por el Papa y provocó un gran malestar.

  5. Con motivo de la ratificación de ese acuerdo por la Asamblea cantonal de Berna, se produjo una pequeña rebelión en diversas ciudades del Norte del Jura, llegándose a reclamar la separación o la integración en Francia. En respuesta a esta rebelión, el Gobierno de Berna ordenó la ocupación militar de los distritos católicos del Norte. Pidieron entonces ayuda a Francia, como garante último de los Tratados de 1815. Francia respondió lanzando un ultimátum a Berna y amenazando con la guerra. El Gobierno de Berna reculó y anuló la ratificación de esos principios, aceptando negociar la disputa con las autoridades de Roma. Como resultado de esas negociaciones, se restauró la paz y el orden, disolviéndose el incipiente movimiento separatista.

  6. Sólo unos cuantos años después, en 1839, una delegación del Jura pidió ante el Parlamento de Berna que se implantase íntegramente el...

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