La geotermia somera: la solución renovable desconocida en españa

AutorManuel Regueiro
Páginas163-182

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Ver nota 1

1. Introducción

España y sus ciudadanos precisan de un modelo energético sostenible que garantice el suministro, disponga de fuentes competitivas y respete el medioambiente. Eso implica que se consideren todas las tecnologías y fuentes energéticas para disponer de un sistema eléctrico potente y equilibrado y por lo tanto se disponga de un mix energético en el que participen las distintas fuentes energéticas, sin preponderancia de unas sobre otras. Conseguir un mix equilibrado, pero que atienda a la sostenibilidad ambiental como variable a largo plazo, es la apuesta más razonable para poder tener un modelo energético que garantice el suministro y afronte los nuevos retos sociales y económicos.

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Figura 5.1.

Evolución de la estructura de generación eléctrica en España 2011-2016 (Gwh).

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Red Eléctrica Española (2017).

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La situación actual del mix energético nacional tiene por lo tanto el siguiente reparto en generación eléctrica (Figura 5.1):

· Ciclo combinado 25,7 GWh

· Energía nuclear 56,1 GWh

· Carbón 35,20 GWh

· Eólica 47,3 GWh

· Hidráulica 35,8 GWh

· Petróleo y gas 0 GWh

· Solar 12,6 GWh

· Resto de renovables 3,4 GWh

Si lo analizamos desde el punto de vista del consumo de energía primaria (Figura 5.2) y no solo desde el de generación eléctrica, y según el Libro de la Energía publicado en 2015 por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el reparto es:

· Petróleo 42,3%

· Gas Natural 19,8%

· Nuclear 12,0%

· Carbón 11,6%

· Biomasa, biocarburantes y residuos renovables 6,0%

· Eólica, solar y geotérmica 6,0%

· Hidráulica 1,9%

Las centrales de ciclo combinado (25,7 GWh) deben permanecer el tiempo que corresponda, pero el gas está vinculado al precio de los hidrocarburos, lo que hace que, en el futuro, puedan ser muy elevados los costes de generación de electricidad con esta energía, por lo que no parece probable que se instalen en un futuro más centrales de generación de este tipo.

La energía nuclear (56,1 GWh) debería contribuir en la medida en que sea necesaria a la reducción de emisiones de CO2 y a garantizar mayor independencia. La operación de las centrales nucleares puede prorrogarse más allá de la vida establecida en su diseño inicial, realizándose todas las inversiones que sean necesarias para revisar ese diseño frente a riesgos externos y otros intrínsecos a su funcionamiento. El órgano regulador (Consejo de Seguridad Nuclear) deberá exigir que el riesgo tras cuarenta años de funcionamiento resulte aceptable para la nueva sociedad, debiendo para ello informar de todos sus análisis y consideraciones formuladas. Las cuestiones ideológicas deben estar

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al margen y deben prevalecer los aspectos técnicos, tecnológicos y de seguridad. En lo que se refiere a la gestión de los residuos radiactivos, es necesario dar transparencia a los costes reales de su gestión final, por lo que urge continuar con la investigación geológica que llevó hace años a cabo ENRESA, que permita responder al desafío ético de ubicar un almacén centralizado definitivo, en un lugar geológicamente estable y que sea el depósito último y estable de los residuos radioactivos de alta intensidad. Esto son decisiones técnicas de las que los geólogos sabemos y conocemos bastante, y no deben estar intervenidas ni mediatizadas por criterios de oportunidad política. El paso intermedio acordado por el actual Gobierno de ubicar el ATC (almacén temporal centralizado) no debe desviar la atención del hecho de que el almacén definitivo es imprescindible para nuestro país. Hacer grandes inversiones solo para el ATC sin buscar solución al problema definitivo resta credibilidad a la energía nuclear. Para todo ello hace falta una revisión de la Ley de Energía Nuclear de 1964 y un pacto de Estado que permita abordar las necesarias inversiones sin incertidumbres.

Figura 5.2.

Consumo de energía primaria en España.

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Libro de la Energía 2015.

El carbón (35,2 GWh) debe estar en el reparto energético, atendiendo al hecho de que es el único combustible fósil autóctono del que disponemos en abundancia, para más de 150 años. Debe estar como garantía de abastecimiento

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y mantener un mínimo de producción que permita tener nuestras minas abiertas y, si las cosas se dieran mal en un futuro, poder incrementar la producción de carbón que fuese necesaria. La propia Unión Europea se ha dado cuenta de que conocer los recursos de carbón disponibles en Europa es fundamental para planificar su propio futuro energético, en particular con vistas al objetivo 2020 (20% de energías alternativas en 2020 en toda Europa, Directiva 2009/28/CE), y ha encargado, por ejemplo, el proyecto EUROCORES2para conocer esos recursos.

La energía hidráulica (35,8 GWh) tiene su cuota de generación ligada a la estacionalidad y a los años de pluviosidad importante, aminorándose en años de sequía, como es lógico. Por la actual regulación de embalses y pantanos que tiene nuestro país, es poco probable que se hagan más instalaciones hidráulicas de generación, por lo que hay que mantenerlas en estado óptimo. No obstante, no estaría de más que el Gobierno de la nación, del signo político que sea, pensase que el agua (que actúa como el combustible de estas centrales) es de todos los ciudadanos y se debería poner algún canon a quien se aprovecha de esta para generar electricidad y cobrarla sin pagar nada por este «combustible» que es propiedad de todos los españoles.

Las energías renovables (16 GWh) deben seguir siendo complementarias con la estructura general del sector eléctrico, pero en ningún caso pueden gene-rar un coste en subvenciones, similar al que ha ocurrido en años recientes, que suponga una elevación del coste de generación del kW. No hay que olvidar que las energías renovables, fotovoltaica, solar y eólica no están en funcionamiento las veinticuatro horas del día y están sometidas a vaivenes climáticos que hacen de estos recursos una acción inestable en el tiempo y causan frecuentes perturbaciones en la red eléctrica.

Con todo lo expuesto se concluye la necesidad de un pacto de Estado que permita abordar el futuro energético de España, que aporte garantías en las políticas de las próximas décadas, que atienda a todas las variables y que permita abordar una estrategia de manera eficiente. Sin un plan energético nacional se perderá fortaleza y se ganará en vulnerabilidad a largo plazo, dificultándose además todas las inversiones que son necesarias.

2. La importancia de la geotermia

La utilización de los recursos geotérmicos como fuente energética se viene realizando por el hombre desde la antigüedad. Las cuevas han servido de cobijo y protección, y los yacimientos termales como fuente de calor.

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La evolución de la tecnología ha hecho extensible otras formas de aprovechamiento energético para diversos sectores, la mayor parte de ellos ligados a la utilización del recurso geotérmico como fuente energética en forma de calor.

La necesidad creciente de la utilización de recursos energéticos alternativos a los tradicionales con origen fósil hace de la energía geotérmica una alternativa válida para la utilización dentro de nuestro entorno.

Aunque la utilización en España como calefacción permitiría una explotación sensiblemente inferior a la de Europa Central, debido a las menores necesidades de calor por cuestiones climáticas, la posibilidad que existe de utilizar esta energía en ciclo reversible como generador de frío hace que la explotación sea realmente interesante y amortizable, teniendo además en cuenta que de esta forma logramos regenerar el terreno sin ninguna inversión adicional.

La implantación de este tipo de tecnología está íntimamente ligada a su rentabilidad económica. La evolución al alza de los precios energéticos y el abaratamiento de la tecnología han hecho que hoy por hoy este tipo de tecnología sea ya una realidad, y es difícil pensar que alguien que construya una casa, un edificio o un negocio no se plantee ya la fuente energética a utilizar. La energía geotérmica es programada como una alternativa seria en procesos de climatización y generación de calor.

La geotermia está considerada como una energía renovable, pues es evidente que el recurso es inagotable.

Esta fuente energética cuenta con los factores de capacidad y de utilización más altos de entre las renovables, hasta un 95% en algunos casos, consiguiendo producir más de 8000 horas/año de manera ininterrumpida.

Por su carácter autóctono, el aprovechamiento de los recursos geotérmicos implicará la reducción del grado de dependencia del sector energético exterior, la reducción del consumo de fuentes de energía fósiles y el refuerzo de la seguridad del suministro.

Si se examina el ciclo de vida completo de la energía geotérmica, los impactos medioambientales son destacadamente menores que los existentes en las centrales térmicas de combustibles fósiles y nucleares, incluso menores en comparación con otras fuentes de energías renovables. Esto sucede fundamentalmente porque, como la fuente de energía geotérmica está en el interior de la tierra, los equipos de generación eléctrica son relativamente compactos, haciendo que la instalación completa sea más pequeña y, por tanto, el área de terreno requerido por las plantas geotérmicas sea mucho menor que el que necesita otro tipo de plantas de generación eléctrica. De forma aproximada, una planta térmica de gas ocuparía tres veces más espacio que una geotérmica y una de carbón hasta...

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