El género
| Autor | Ana Isabel Carrera Presencio |
| Cargo del Autor | Profesora Asociada de la Universidad Rey Juan Carlos |
| Páginas | 19-40 |
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Capítulo I: El género
1. ORIGEN DEL TÉRMINO GÉNERO
El origen del término género se debe, inicialmente, a unos estudios médicos, rea-
lizados en 1955 por John Money, que investigan la sexualidad y los problemas del
hermafroditismo, a los que Money les denomina “gender”. Y más tarde, a los estudios
de investigación realizados por el prestigioso psiquiatra Robert J Stoller, publicados
en 1968 22. Así, Stoller concluye que el género se refiere a grandes áreas de la conducta
humana, sentimientos, pensamientos, y fantasías, que se relacionan con los sexos sin
base biológica. Y es que, según se socializa a los niños y a las niñas en su infancia, así
se asume la identidad sexual. Por tanto, las personas genéticamente femeninas asu-
men la identidad sexual asignada, correspondiente o no con su identidad biológica.
Y la asignación del rol es, casi siempre, más determinante en el establecimiento de la
identidad sexual, que la carta genética hormonal o biológica. Y a esa identidad, que
se fundamenta en la asignación del rol, con base generalmente, pero no siempre, en
el sexo biológico, lo llama identidad de género, para diferenciarla de la determinación
sexual basada únicamente en la anatomía. A continuación, en 1972, se introduce el
término género en las ciencias sociales, por Ann Oakley 23. Y a partir de entonces, y
según expone jurista experta en género 24, el término ha sido utilizado por seguido-
ras de la ideología feminista, que lo han desarrollado según distintas tendencias y/o
teorías.
22 STOLLER, Robert J. Sex and Gender. New York. Science House. 1968. El autor en su obra expone
unas conclusiones tras investigaciones y estudios realizados durante años. Comienza el estudio en el transcur-
so de unas investigaciones anatómicas y/u hormonales a niños y niñas gemelos, en donde en uno de los casos
de análisis a gemelos, en el momento de practicar una circuncisión a uno de ellos, el varón, por accidente se le
imputó el órgano sexual. Tras lo cual, y con el debido consentimiento de los progenitores, se decidió socializar-
lo como mujer. Tras años de estudio y análisis de este caso concreto formuló conclusiones que se recoge en la
obra, y que no son traídas ahora a este trabajo para no desviar el tema de estudio.
23 OAKLEY, Ann. Sex, Gender and Society. London. Maurice Temple Smith. New Society. 1972.
24 FACIO, Alda. “Engenerando nuevas expectativas”. [en línea]. Feminismo, Género y Patriarcado.
Universidad de los Andes. Venezuela. Revista Otras Miradas. Volumen 2. 2002. Disponible en: www.prosecu-
tingsexualviolence.com. [Consultado: el 20 de enero de 2016]. Vid, en el mismo sentido, Teoría Feminista: de
la Ilustración a la globalización. De los debates sobre el género al multiculturalismo. Editado por: Celia Amorós
y Ana de Miguel. VVAA. Primera Edición. Madrid. Minerva Ediciones. 2010. ISBN: 978-84-88123-64-0.
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Ana Isabel Carreras Presencio
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En efecto, según esta línea jurista 25, para comprender el término género ha sido
necesario desarrollar distintas teorías construidas desde las ciencias sociales, y a
partir de estudios e investigaciones de la científica anatómica. Así, está la teoría del
género sexista, la teoría del sistema sexo/género, y la teoría de las relaciones de género.
La primera establece que, es la sociedad la que construye la identidad masculina y
femenina a partir de una diferencia biológica, el sexo. No obstante, es una teoría que
necesita seguir avanzando, indica esta corriente jurista que se viene exponiendo, por-
que engloba a aquellas personas que desde su nacimiento son establecidas de acuerdo
al género que el sexo asignado le ha otorgado. Y ocurre entonces que hay situacio-
nes no contempladas, como aquellas en que no se identifican el género con el sexo
atribuido. En realidad, el sexo es también construido desde la sociedad, no es sólo
biológico inmutable, expone esta argumentación jurista. Así, ser hombre o ser mujer
es una construcción social, y no una condición natural. Aun así, el término sexo se ha
utilizado para entender la subordinación de todo lo femenino, y para entender los ro-
les y las características atribuidas a cada sexo. Y ello porque, aun basadas éstas en di-
ferencias biológicas, no son consecuencia ineludible 26, expone esta línea argumental.
En verdad, continúa esta corriente jurista, todas las teorías coinciden en que el
género es la cualidad fundamentalmente social de la distinción basada en el sexo. Y
luego ha habido razones ideológicas y políticas para asignar a cada sexo caracterís-
ticas jerarquizadas y opuestas, concluyendo que en esa jerarquización de sexos la
subordinación de la mujer parte de lo social a lo biológico, construyéndose entonces
la teoría del sistema de binomio sexo/género, aunque tildada de esencialista y sim-
plista. No obstante, es esta segunda teoría del pensamiento dicotómico, que se apoya
en la cultura patriarcal, la que ha permanecido, con el apoyo mayoritario de los mo-
vimientos feministas, logrando su introducción en la Organización Internacional de
Naciones Unidas, y para explicar el sistema complejo que es el género 27.
En efecto, la corriente ideológica feminista, que defiende la teoría dicotómica, con-
sidera que el género es algo propio y conquistado. Así, el género no está aislado de otras
categorías sociales como la raza, la etnia, la clase socioeconómica, la edad, la orien-
tación sexual, el grado de capacidad/habilidad, la nacionalidad, y aún más. Son todas
ellas características y comportamientos funcionales, y valoraciones impuestas dicotó-
micamente a cada sexo, a través de procesos de socialización mantenidos y razonados
por ideologías e instituciones patriarcales. El concepto se concreta en cada sociedad
de acuerdo a contextos espaciales y temporales que dan una premisa las características
comportamentales y los roles atribuidos al hombre son las mismas que las atribuidas al
género humano. Y ello conlleva que, para eliminarlo, no basta con eliminar estereotipos
o roles, sino que se debe re conceptuar al ser humano. Es necesario aplicar una pers-
25 FACIO, Alda. “Engenerando nuevas expectativas”. Feminismo, Género y Patriarcado. Cit ut.
26 Cit ut.
27 Cit ut.
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