Raúl SUSÍN BETRÁN, Fronteras y retos de la ciudadanía. El gobierno democrático de la diversidad

AutorFernando Arlettaz
Páginas263-268

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En este nuevo libro sobre uno de los temas que mejor conoce, el profesor Susín aborda diferentes aspectos del concepto de ciudadanía en el contexto actual de globalización, intensificación de los procesos migratorios y afloramiento de pasiones por la seguridad gran escala. La obra se ubica en la continuidad de la actividad investigadora del autor, que en trabajos anteriores ha abordado temas tales como las dinámicas de inclusión y exclusión en la ciudadanía1, el reconocimiento de las identidades culturales2o los rasgos propios de la sociedad del riesgo3.

El libro, prologado por José Martínez de Pisón, se estructura en seis capítulos y un breve epílogo. Conceptualmente hablando, presenta dos grandes dimensiones: por un lado, un análisis de la diversidad de las sociedades contemporáneas originada en los flujos migratorios propios de la época; por otro lado, un conjunto de propuestas políticas para formular una concepción de la ciudadanía ajustada a esa realidad multicultural.

El contexto general de la reflexión es el de la intensificación de los procesos migratorios en las sociedades globalizadas. Estos procesos migratorios son inseparables de las injusticias globales y de la fisura entre los países ricos

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del norte y los pobres del sur. Como recuerda el autor siguiendo a Bauman, la globalización provoca una reestratificación mundial que conlleva una redistribución en virtud de la cual privilegios, riqueza y libertad se concentran en unos, mientras que pobreza e inmovilización se concentran en otros. Este nuevo orden mundial requiere para su funcionamiento la fragmentación política, es decir, la ausencia de un poder global centralizado y la existencia de Estados débiles incapaces de limitar a los verdaderos titulares del poder.

La presencia de poblaciones que han emigrado sin intención de volver a sus países de origen supone un verdadero desafío para las sociedades receptoras porque las obliga a repensar la forma en que se ven a sí mismas. Así, no resulta sorprendente que como respuesta a ese desafío se construya un discurso que diferencia entre nosotros y ellos, y concentra en ellos el miedo a lo extraño.

El extraño es un enemigo interior, un indeseado respecto del cual hay que mantener distancia. El diseño de las ciudades refleja la mixofobia de quienes quieren mantener distancia respecto de ese enemigo. Los diferentes sectores de la ciudad presentan así la mayor homogeneidad posible, para evitar el encuentro con los extraños.

La presencia del extraño introduce un elemento de imprevisibilidad y, en ese sentido, entraña un riesgo. Como dice el autor: “partimos, pues, de la consideración del extraño como un riesgo que contamina nuestra forma de pensar la ciudad y diseñamos nuestras ciudades de tal forma que privatizamos y cerramos los espacios en un intento que nace ya fallido de acceder a una anhelada seguridad” (p. 110). Desde luego no se trata sólo de una cuestión identitaria. La organización del espacio urbano deja traslucir también una dimensión de clase. Es más: puede decirse que las prácticas de segregación, pero también las políticas anti-gueto, pueden ser leídas en términos de represión de clase.

Como explica el autor, las políticas migratorias tienden a ser evaluadas exclusivamente en términos pragmáticos, de acuerdo con lo que aportan en seguridad y estabilidad al territorio receptor de las migraciones. Ellas están teñidas, por un lado, de...

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