Francisco CARPINTERO BENÍTEZ, La crisis del Estado en la edad posmoderna

AutorRafael Ramis Barceló
Páginas275-280

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Hay libros que contienen muchas más intuiciones que afirmaciones rotundas, y que invitan a la reflexión. Pocos son aquellos libros que permiten ir desgranando ideas, apuntadas y sugeridas aquí y allí, dejando que el lector participe de forma activa en una experiencia formativa, insinuando más que afirmando. El volumen que aquí se presenta está adornado con estas características, que lo singularizan, por estar a medio camino entre el ensayo y la explicación de corte académico.

El profesor Francisco Carpintero ha dado a la luz una importante bibliografía sobre la filosofía del derecho medieval y moderno. Su posición privilegiada, como lector de autores y obras poco frecuentados, le ha llevado a trabar una producción intelectual erudita y original. La crisis del Estado en la edad posmoderna es una obra de reflexión madura, que quiere abrir un tema de debate sin excesivos dogmatismos. No es un libro de lectura fácil, en buena medida porque la temática que trata tampoco lo es. El autor avanza lentamente en su exposición, apuntando ideas y atando cabos que aparecen, aparentemente se desvanecen, y luego retornan.

El tema tratado, en sus líneas generales, supone un análisis comparado de los procesos físicos y jurídico-políticos desde el XVIII hasta la actualidad. El profesor Carpintero parte de la observación de que los razonamientos científicos durante el XVIII, el XIX y también del XX han operado de igual forma en la física y en el derecho (pp. 11 y 12). De esta forma, la arquitectura conceptual de la mecánica clásica (newtoniana) ayudó a la formación de un

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pensamiento apriorístico (kantiano) que se tradujo en una concepción “liberal-clásica” del derecho y del Estado. Esta idea ha sido ya muy desarrollada por diferentes autores y no supone, en sí misma, una novedad.

Sí, en cambio, plantea mayor primicia su desarrollo histórico, puesto que la idea de Estado (en Francia y en Prusia) y, más adelante, en España y en toda Europa, se elaboró sobre un entramado conceptual complejo, que establecía una serie de ficciones sobre las personas (físicas y jurídicas) y las cosas, consignando solamente algunos de sus límites y creando una estructura apriorística para la política y para el derecho. El Estado contemporáneo, nacido al calor de la Revolución Francesa, pero ordenado por frías mentes calculadoras, se estableció a partir de las premisas apriorísticas de la física.

No hay que olvidar tampoco que esa física era deudora del calculus matemático moderno (aritmético y geométrico), sobre cuyas bases se proyectó. Tampoco debe dejarse de lado la idea de la dimensión económica de ese calculus, pues también tendría no pocas ramificaciones en el mundo del derecho. De hecho, el liberalismo inglés se asentó sobre esas bases y alcanzó un curioso maridaje con el formalismo científico, que acabó por destronar a la metafísica.

Ciertamente, cuando Kant indicó que la metafísica, a diferencia de las matemáticas y de la física, no era una ciencia, indicaba cuáles eran los paradigmas hacia los que todos los saberes tenían que converger en el futuro. No se trataba de volver a la especulación metafísica, que tantos y tan caros favores había prestado a la idea moderna de derecho y de ciencia (desde Suárez hasta Leibniz), sino de establecer un...

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