Francisco Beceña y González (1899-1936)

AutorJosé María Puyol Montero
Páginas448-449
PERFIL BIOGRÁFICO DE LOS CATEDRÁTICOS
448
Al acabar la guerra se exilió al extranjero. Desde septiembre de 1936 a abril
de 1940 residió en La Haya; después se trasladó a Bayona, donde permaneció de
1940 a 1944. En 1944 pasó a Portugal, bajo la protección diplomática de Argen-
tina. En Lisboa colaboró durante algunos meses con la Universidad de Coimbra.
Invitado por medio del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Rodulfo Brito Foucher, en abril de 1944, se instaló en México en 1944, donde
falleció el 1 de junio de 1951, cuando tenía 85 años.
Altamira favoreció la actividad de la Institución Libre de Enseñanza, de la que
fue docente. Y mantuvo estrecho contacto con numerosas universidades espa-
ñolas y extranjeras3. Fue un gran impulsor de los estudios americanistas desde
su cátedra de Historia de las instituciones civiles y políticas de América, en la
Universidad Central.
Entre sus obras publicadas durante la II República hay que mencionar las si-
guientes: “Interrogatorios de economía y de costumbres jurídicas de Asturias”,
“La enseñanza de las instituciones de América en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Madrid” (Madrid, 1933); Manual de Historia de España (Ma-
drid, 1934); “Idea de una política actual hispanoamericana” (Madrid, 1934); “Le
droit coutoumier espagnol moderne” (Paris, 1934); “La enseñanza de la Historia
en las escuelas” (Madrid, 1934); “Espagne, La Constitution et le règime politi-
que” (Paris, 1934); “The Cambridge Medieval History” (Cambridge, 1933-1934);
“Cuestiones modernas de Historia” (Madrid, 1935); “Storia della Civilità spag-
nola” (Madrid, 1935); “La exposición de arte inca y la arqueología americana en
España” (Madrid, 1935); “Las primeras bibliotecas circulantes para los maestros
y los alumnos de las escuelas primarias” (Madrid, 1935)4.
Francisco Beceña González (1899-1936)
Francisco Beceña nació en Cangas de Onís (Asturias) en octubre de 1889. En
1922 obtuvo plaza de catedrático de Procedimientos judiciales y práctica forense
en la Universidad de La Laguna. Al año siguiente (1923) presentó la excedencia
por motivos de salud. En 1924 obtuvo por concurso de traslado la misma cátedra
en la Universidad de Valencia y, seguidamente, por permuta, se trasladó a una
cátedra similar en la Universidad de Oviedo en el año 1925. En 1930 concursó a
la cátedra de Procedimientos judiciales y práctica forense vacante en la Univer-
sidad Central, por fallecimiento del catedrático Tomás Montejo.
3 José María Puyol Montero, “El profesorado y las cátedras del doctorado en la Facul-
tad de Derecho de la Universidad Central (1900-1936)”, pp. 315-316; también Eva Eliza-
beth Martínez Chávez, “Rafael Altamira Crevea (1866-1951)”, DicCat.
4 Anuario de la Universidad de Madrid 1935. Libro del Estudiante, p. 269.

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