Las nuevas formas de turismo como instrumento para lograr un desarrollo sostenible e integrador

AutorAntonio Villanueva Cuevas
CargoProfesor Ayudante Doctor Universidad de Castilla-La Mancha1.
Páginas10-25

Ver nota 1

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I - La sostenibilidad del modelo turístico español y las nuevas formas de turismo

España se ha caracterizado -y se caracteriza- por ser un destino turístico de "sol y playa", tanto cuando se analiza el turismo exterior como el interior. Así comenzó el desarrollo turístico español, y el peso que dicha forma de turismo tiene en nuestro sector turístico es ciertamente importante, de hecho, el 70% de los turistas acuden a destinos de litoral, según el Observatorio para la Sostenibilidad2. Sin embargo, ello conlleva algunos efectos negativos como, entre otros, la estacionalidad, la excesiva presión turística sobre las localidades de recepción, la sobreexplotación de unos recursos naturales especialmente sensibles, o la excesiva dependencia de nuestro sector turístico -y por tanto, económico- de un modelo de desarrollo turístico muy específico y que, si las previsiones sobre el cambio climático se cumplen, tiene un futuro bastante oscuro. Por ello, el desarrollo desde hace ya algunos años de nuevas formas de turismo, como el cultural, el rural o de naturaleza, supone, a juicio de dicho Observatorio, un complemento necesario para aquellos destinos turísticos maduros que parecen ya agotados.

Por tanto, para avanzar hacia la sostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo turístico futuro, es necesario complementar los destinos tradicionales con otras formas de turismo que limiten el impacto que tiene el turismo costero, manteniendo la calidad de España como destino turístico, y por tanto, la competitividad y los resultados económicos del mismo que, no se puede olvidar, es la razón última que guía la actuación del sector turístico español, tanto público como privado.

Pero la aparición y desarrollo de nuevas formas de turismo no sólo es deseable para garantizar la pervivencia de nuestro modelo de desarrollo turístico. Además, tienen efectos beneficiosos para las comunidades locales, en cuanto son instrumentos de dinamización de las mismas ya que suponen la posibilidad de articular una estrategia alternativa de desarrollo futuro que permita escapar de una etapa de recesión económica, social y demográfica causada por el declive de las actividades tradicionales3. En todo caso, el desarrollo de otras formas alternativas de turismo debe realizarse de manera sostenible con el medio en el que se desarrolle, es decir, "compatible con las actividades económicas tradicionales en el mundo rural (agricultura, ganadería y selvicultura), el mantenimiento de las tradiciones y el respeto por el entorno"4.

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En este sentido, no debemos olvidar que la sostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo futuro del turismo se convierte en la condición indispensable para la pervivencia y caracterización del turismo español. La Unión Europea ha considerado que la única manera que tiene el turismo europeo de competir con otros destinos emergentes -y más baratos- es hacer de la calidad de la experiencia turística su seña de identidad, y ésta debe estar basada en la sostenibilidad del modelo, pero no como una meta a alcanzar, sino como un elemento que se debe incluir en todas las decisiones que se adopten en el sector turístico o en otras políticas públicas (transportes, ordenación del territorio, urbanismo,...) que tengan incidencia sobre el turismo, y además, se debe hacer partícipes a todos los agentes implicados en el sector, tanto públicos como privadas, en la consecución de esos niveles de sostenibilidad5. En otras palabras, la Unión Europea quiere que la sostenibilidad se integre en todas la decisiones que se adopten en materia turística.

Igualmente, así lo ha entendido el gobierno español, que ha incluido la sostenibilidad en el Plan Turismo Español Horizonte 2020 como uno de los ejes sobre el que gira el modelo turístico de futuro que el mismo quiere implantar, y que se pretende alcanzar a través de diversas medidas como, entre otras, los planes de competitividad, cuyos objetivos son aumentar la competitividad, la sostenibilidad y la accesibilidad de los destinos, dinamizar económicamente zonas en principio no turísticas y combatir la estacionalidad, o la configuración de nuevos productos turísticos de naturaleza, en el que tienen un papel esencial las reservas de la biosfera y los parques naturales declarados en nuestro país y su utilización como recursos turísticos6.

Por su parte, las Comunidades Autónomas, que son quienes poseen las competencias específicas en el sector turístico español7, y por tanto, su trabajo es esencial para el cumplimiento de las directrices comunitarias y estatales, también han ido incorporando la sostenibilidad a sus leyes de ordenación del turismo, si bien de manera bastante desigual. De esta manera, la sostenibilidad o la protección ambiental es recogido en todas las leyes autonómicas de ordenación del sector8como un objetivo o fin que debe perseguir la actuación de la Administración en el mismo, y entienden la sostenibilidad en un sentido

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amplio, no limitado a la exclusiva protección ambiental9, para incluir elementos culturales, patrimoniales, urbanísticos o paisajísticos, y además, como un requisito necesario para alcanzar mayor niveles de calidad en la experiencia turística10. Sin ánimo exhaustivo, por meras cuestiones de espacio, puede destacarse la definición de desarrollo turístico sostenible que se articula en la Ley 14/2010, de 9 de diciembre, de Turismo de Castilla y Léon, al decir en su art. 52 que "la actividad turística de la Comunidad de Castilla y León se desarrollará en el marco del principio de desarrollo sostenible, con el fin de preservar los recursos turísticos y de procurar su correcto aprovechamiento, como garantía para conservar el legado cultural, natural y social de la Comunidad Autónoma, y contribuir de forma equitativa al crecimiento económico y al bienestar de los seres humanos y, en particular, de los ciudadanos castellanos y leoneses", o que se deriva de la Ley 19/2003, de 14 de abril, que aprueba las Directrices de Ordenación del Turismo de la Comunidad Canaria, al decir que dichas Directrices "tienen por objeto inducir el cambio de los modos de producción y gestión de la oferta turística hacia un modelo de desarrollo turístico diversificado, diferenciado, competitivo y sostenible, que cubra las necesidades actuales de los turistas y de la sociedad canaria, protegiendo y mejorando las perspectivas de futuro, y que proyecte una imagen de integración de la gestión de todos los recursos, de modo que queden cubiertas las necesidades económicas, sociales y estéticas, manteniendo al mismo tiempo la identidad cultural, el paisaje, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas vivos" (Directriz 1)11.

Si bien es cierto que dichas leyes autonómicas de ordenación del turismo intentan vincular a los agentes privados, e incluso, a los propios turistas, en la realización de prácticas turísticas sostenibles12, lo cierto que la efectividad de los mecanismos que han articulado las Comunidades Autónomas para asegurar la sostenibilidad, en muchas ocasiones, ha sido

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relativa13. Todas ellas acuden a la planificación como el instrumento para alcazar tal objetivo pero, como ha señalado BOUAZZA ARIÑO, es necesario abandonar el sectorialismo que ha caracterizado dicho instrumento, y que ha causado efectos indeseables e insostenibles, para avanzar hacia "una ordenación integral a nivel local, regional, nacional e internacional" del crecimiento, no limitada al sector turístico14.

Ciñéndonos a nuestro objeto de estudio, la aparición de nuevos tipos de turistas, interesados en destinos en los que la masificación no sea una de sus caracteríticas, en busca de la calidad y, en muchas ocasiones, de la interacción con el medio ambiente, ha desembocado en el surgimiento y desarrollo de modernas formas de turismo, llamado turismo alternativo, como el turismo de naturaleza, el turismo rural, o el turismo de aventura, entre otros, y la aparición de nuevas técnicas de promoción turística como las rutas temáticas15. Esta técnica, que consiste en la revalorización como recursos turísticos de la riqueza patrimonial, natural, paisajística, urbanísticas, gastronómica,..., de muchos destinos de interior, ha sido entendida, en palabras de YEPES PIQUERAS, como un elemento diferenciador respecto a otros destinos turísticos, siendo dicho elemento una de las condiciones necesarias para la sostenibilidad y la competitividad del modelo de desarrollo turístico16.

Una ruta temática ha sido definida como "un cluster de actividades y atracciones que incentivan la cooperación entre diferentes áreas y sirven de vehículo para estimular el desarrollo económico a través del turismo (Briedenhann y Wickens, 2003)"17, siendo múltiples las actividades y atracciones que pueden generar una ruta temática, de forma que se pueden encontrar múltiples tipos de rutas turísticas temáticas: gastronómicas, enológicas, industriales, mineras, del toro, culturales, agrícolas, de naturaleza, literarias, etc. Lógicamente, dichas rutas deben poseer los recursos necesarios para que sean atractivas para los turistas, pero igualmente su implantación exige una serie de infraestructuras y empresas que ofrezcan a éstos los servicios de transportes, alojamiento, restauración,..., que los mismos requieren, y tales requisitos son lo que determina que dichas rutas se configuren como productos turísticos18.

Pero, quizá, lo más importante es que dichos requerimientos generan que las rutas temáticas puedan ser un instrumento básico para el desarrollo...

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