Fiestas Loza, A.: Los delitos políticos (1808-1936). Salamanca, 1977

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1361-1365

    FIESTAS LOZA, A.: Los delitos políticos (1808-1936). Salamanca, 1977.

La tesis doctoral de Alicia Fiestas Loza, convertida en monografía, nos trae en un estudio histórico el actual tema de los delitos políticos. La actualidad del tema para el recensionista tiene dos claras vertientes que trataré de precisar y así situar la monografía.

A primeros del año 1977 tuve que ir a dar unas conferencias en algunas capitales de América. Tenía que cuidar un poco las iniciaciones, pues en ellas había alusiones a personas, costumbres, legislaciones e historia de los sitios en que se estaba hablando. Precisamente la de Managua tiene en su comienzo una referencia a la dedicatoria que un gran jurista-padre de uno de los que motivó nuestra gira, Iván Escobar Fornos-estampaba en una de sus publicaciones. En el fondo la dedicatoria no hace al caso en este momento, pero sí era importante, pues la publicación en la que se contenía era nada menos que sobre un estudio del Delito político y en ella se percibía cómo ni en el Código Penal de 1891, ni en la Constitución de 1939 se regulaba el delito político, aunque en la última había una alusión al mismo para excluirlo como posible causa de extradición de extranjeros. Cuento la anécdota porque esta cita pudo ser-para un jurista que milita en el campo del Derecho privado-una especie de lujo, al igual que tomar vino en las comidas en aquellos países. El lujo sigue persistiendo debido al atrevimiento que supone esta recensión, pues dentro de mi limitado campo privado se hace patente mi falta de «soltura» en este ambiente.

Hablar en el año 1977 de delitos políticos creo que es importante y actual. Nuestro pueblo, aun con la «suelta de palomas» que puede haber significado la autorización de diversos partidos políticos, el voto libre y decisorio de mayorías gobernantes, los esfuerzos de culturizar la masa, de despolitizar las fuerzas armadas, de hacer aséptica la función judicial y de elaborar una pródiga Constitución en artículos y principios, es muy dado a los gritos de muera, aunque ellos se refieran a la misma España, la bandera, el Rey, la república o lo que sea. En este pueblo de contrastes donde se elimina la pena de muerte y se admite la despenalización del aborto, donde los símbolos son más importantes que las instituciones, donde nadie obedece y todos quieren mandar, bien está que detrás de la norma aparezca la amenaza del delito como fuerza coactiva para su cumplimiento. Mentalizar a la gente para el respeto de instituciones y principios es labor de siglos y como la cultura está en relación inversa con el derecho, a mayor cultura el derecho es menor porque se respeta Page 1362 el de los otros y viceversa, se hace necesaria la amenaza del delito. Por eso apareció el fiscal. Así surge lo que yo llamo «la gran tristeza del ejercicio del Derecho».

La obra se prologa por Francisco Tomás Valiente, Catedrático de la Universidad de Salamanca. El bien intencionado arranque del mismo, sin embargo a mí no me parece correcto, pues al utilizar el Derecho registral para encubrir la «finalidad política de la norma» se hace una afirmación que es incorrecta y criticable, pues se dice que el Derecho hipotecario descansa sobre una ideología socio-política que tiende a proteger ciertas formas de propiedad privada. No fue ésa la finalidad histórica ni crediticia, pues sea...

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