La Felicidad como principio legitimador del Estado Social

AutorMaría Isabel Lorca Martín de Villodres
Cargo del AutorProfesora Titular de Filosofía del Derecho Universidad de Málaga
Páginas219-264

Page 220

La importancia de la felicidad, y su oportuna vinculación con la justicia, ha sido puesta de mani?esto desde el pensamiento ?losó?co clásico griego. Sin embargo, recientemente puede apreciarse de forma clara el creciente protagonismo y la sorprendente actualidad que ha alcanzado el tema de la búsqueda de la felicidad en el discurso político, lo que obliga a meditar sobre ella como principio legitimador del Estado y a saber detectar su presencia explícita e implícita en los textos constitucionales.

A pesar de la profunda crisis económica que experimentamos en nuestros días, y del predominio de una mentalidad eminentemente pragmática, para muchos académicos es una realidad constatable que el mundo avanza hacia economías en que ya no sólo el ingreso cuenta en el estudio comparativo entre el debe y el haber1. Promover la felicidad, el bienestar o satisfacción, de los ciudadanos ha comenzado a ser una verdadera preocupación y un objetivo importante de los gobiernos. En efecto, existe en consecuencia un inusitado protagonismo de la felicidad en el discurso político. Esta iniciativa puede causar polémica dados los fuertes recortes económicos aplicados en las políticas públicas, y dada la existencia de ordenamientos jurídicos en donde prevalecen con frecuencia, en la realidad cotidiana, aspectos como la e?cacia o la seguridad sobre valores sempiternos como la justicia. Pero, lo cierto es que la felicidad, a pesar de ser un concepto indeterminado, intangible, no cientí?co, inconmensurable, en ocasiones ciertamente abstracto, extraordinariamente subjetivo y versátil, y difícil de aprehender (por ser la felicidad en esencia tan huidiza y esquiva), ha experimentado una notable revalorización en

Page 221

nuestros días como principio o referente de interés en el diseño de las políticas públicas. En la Asamblea General de la ONU se ha a?rmado recientemente que “el anhelo por una vida satisfactoria, signi?cativa y feliz es un objetivo fundamental para cualquier persona, y es de hecho lo que nos hace humanos”2.

Todo ello nos indica, cuando menos, que el ansia humana por alcanzar la felicidad es no sólo un comprensible deseo, sino algo más profundo, una auténtica necesidad que merece ser analizada, pues en ella anda envuelta la misma esencia del signi?cado del ser persona, suponiendo, en de?nitiva, un feliz reencuentro con la propia dimensión ontológica de la naturaleza humana. El ?lósofo Julián Marías anticipaba ya, a nuestro parecer, hace años esa posibilidad, cuando denunciaba los ataques producidos desde distintos frentes al concepto y a la imagen del hombre perfeccionada trabajosamente en el pensamiento de occidente durante casi veinticinco siglos. Así, a?rmaba el ?lósofo español que: “Algún día, creo que muy pronto, los hombres y las mujeres de Occidente se frotarán los ojos como quien despierta de una pesadilla, se preguntarán, con asombro y un poco de vergüenza, cómo han podido dejarse seducir un momento por una idea tan primitiva y tosca, tan inverosímilmente reaccionaria. Entonces volverán a esforzarse por entender, a la luz de sus nuevas experiencias, ese misterio que es una persona. Y lo que es aún más interesante, por ser persona3.

En un intento de síntesis, podríamos a?rmar que la felicidad puede ser, en términos generales, catalogada de la siguiente manera:

- Desde la perspectiva económica, como un parámetro económico o factor de crecimiento. Desde esta perspectiva, incluso, se intenta llevar a cabo su medición acudiendo a diferentes indicadores.

- Desde la perspectiva política, un objetivo del arte del buen gobernar, teñido en numerosas ocasiones de demagogia, tras el que pueden esconderse meros intereses partidistas.

- Desde la perspectiva de la psicología, los impulsores de la denominada psicología positiva han apuntado que la felicidad puede concretarse en tres aspectos: la vida del placer y de emociones

Page 222

positivas, la vida comprometida y la vida signi?cativa, que trata de saber cuáles son los aspectos fuertes de cada uno de nosotros y utilizarlos para algo que creemos que es mayor que nosotros mismos.
Desde la perspectiva jurídica, como un derecho natural y/o fundamental, como bien ha quedado claramente plasmado a lo largo del proceso de positivización de los derechos humanos, tanto en la fase de las grandes Declaraciones de Derechos como en la fase de su plasmación en las Constituciones de los diferentes Estados y su consecuente reconocimiento como un derecho fundamental.
Desde la perspectiva ?losó?ca, como una radical necesidad antropológica, que puede analizarse desde dos enfoques distintos, que han recorrido caminos paralelos en la historia del pensamiento humano: el optimismo y el pesimismo antropológico.
Desde la perspectiva ?losó?co-jurídica y política, esto es desde el sendero de la Filosofía del Derecho, la felicidad puede ser contemplada –en su vertiente colectiva– como valor equiparado al bien común o bienestar general, y vinculado en su logro a la justicia, que se ha de promover desde el Estado. Pudiendo llegar a ser entendida como principio rector o legitimador del Estado, desde el entendimiento de la doctrina iusnaturalista que sustenta la existencia de un necesario fundamento antropológico en el Derecho y que, desde el triunfo del Estado constitucional, a?rma la prioridad de los principios sobre las normas, y conduce a la denominada, por la doctrina y la jurisprudencia, “superación del positivismo legalista”.

A continuación quisiera desarrollar brevemente cada una de estas perspectivas, incidiendo especialmente en el aspecto jurídico y ?losó?cojurídico.

Desde la perspectiva de la Economía, la felicidad ha empezado a ser considerada como un parámetro económico, como un factor indicativo de una riqueza intangible, que muestra el nivel de desarrollo de un país. En este sentido, el profesor de Economía y Filosofía de la Universidad de Harvard, Amartya Sen4ya propuso que la calidad de vida y el bienestar fueran analizados como un factor de crecimiento de un país, adhiriéndose

Page 223

así al posicionamiento del también Premio Nobel en Economía Joseph Stiglitz. Efectivamente, son varios los economistas que han destacado la importancia de la felicidad como variable a tener en cuenta en las mediciones de los cálculos macroeconómicos. Entre los académicos interesados en esta cuestión destaca especialmente el catedrático de Economía de la Universidad de Zúrich, Bruno S. Frey, quien está considerado como uno de los principales expertos de la denominada “Economía de la Felicidad” (Happiness Economics), y quien ha intentado extender la economía más allá de su campo de estudio tradicional, demostrando que no sólo factores como el salario o el desempleo afectan a la felicidad de los ciudadanos, sino también factores institucionales como la democracia y el grado de descentralización política tienen una especial incidencia en el buen vivir de los ciudadanos. Con ello, trata de poner de mani?esto la vinculación existente entre felicidad y economía, y entre felicidad y democracia. En su trabajo titulado Happiness: A Revolution in Economics5, estudia particularmente la relación entre economía y felicidad. Frey considera que, en efecto, una administración descentralizada, un buen sistema sanitario y una alta participación ciudadana son aspectos esenciales6. Precisamente, en el mes junio del año 2012, el profesor B. Frey participó en unas Jornadas en la sede de la Fundación Barrié en La Coruña, donde ha disertado acerca de si deberían los gobiernos hacer feliz a los ciudadanos7, dentro del marco del XV Congreso de Economía Aplicada. Para B. Frey no es función de los gobiernos medir la felicidad y decidir en consecuencia quien es feliz o no, pero sí que deben dedicarse a dar la oportunidad a los ciudadanos de alcanzar la felicidad sentando al menos las bases propicias para ello.

Page 224

En Europa, países como Bélgica, Francia y Reino Unido pretenden contabilizar la calidad de vida y la satisfacción de sus ciudadanos como referente de interés en el diseño de sus actuales políticas sociales. El Primer Ministro británico David Cameron, cuando estaba aún en la oposición indicó: “Ha llegado la hora de que admitamos que hay más cosas en la vida que el dinero, y ha llegado la hora de que nos centremos no sólo en el producto interior bruto (PIB), sino en una felicidad general”8.

Desde el gobierno, ahora el líder tory ha tomado la iniciativa de pedir a la O?cina Nacional de Estadísticas que incorpore nuevas cuestiones en sus sondeos habituales para conocer el nivel de bienestar y satisfacción de los británicos. A ?nales del año 2009 Nicolás Sarkozy propuso crear una nueva forma de medir el crecimiento económico, que incluyera variables como la felicidad, el bienestar y el capital ecológico sostenible. Por su parte, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, también se alineaba en este mismo posicionamiento y solicitaba al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)9que su próximo informe versase sobre la felicidad.

El concepto de Gross National Hapiness10se empieza a tener en cuenta, por tanto, en la puesta en práctica de políticas públicas. Se trata de medir la calidad de vida de los ciudadanos, el bienestar del pueblo, la satisfacción con la propia vida. Se trata de averiguar qué es lo que en realidad hace al ciudadano sentirse feliz. Ello es algo interesante, pues no guarda, en realidad, relación alguna con la posesión de bienes materiales o con el consumo. El profesor de Economía de la Universidad del Sur de California, Richard Easterlin11apunta que se está imponiendo la idea de que las políticas públicas deben estar más estrechamente relacionadas con el bienestar. Es decir, surge la preocupación por lo que se ha dado en denominar Economía de la Felicidad, que muestra que el crecimiento

Page 225

económico de un país no signi?ca su bienestar. Es decir, a partir de un cierto nivel de desarrollo económico el crecimiento de la riqueza ya no es proporcional al del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR