Una farsa trágica o la imposible monarquía constitucional

AutorMaría Cruz Romeo Mateo
CargoProfesora Titular de Historia Contemporánea de la Universitat de València
Páginas467-471

María Cruz Romeo Mateo

    Profesora Titular de Historia Contemporánea de la Universitat de València. Su investigación se ha centrado en el ámbito de la historia política y social del siglo XIX español y, en particular, en la configuración y peculiaridades del liberalismo político, con especial atención a la cultura política progresista. En este sentido, es coeditora del congreso celebrado en Salamanca en 2002 sobre los Orígenes del liberalismo y ha publicado distintos ensayos tanto en revistas españolas como extranjeras. Actualmente es Secretaria de Ayer, revista de la Asociación de Historia Contemporánea.

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  1. Con ocasión de la muerte de Isabel II en 1904, Benito Pérez Galdós puso en labios de la reina un inquietante interrogante: "yo quiero, he querido siempre el bien del pueblo español. El querer lo tiene una en el corazón; pero ¿el poder dónde está?... El no poder, ¿ha consistido en mí o en los demás? Esta es mi duda" (p. 15). En verdad, ésta no sólo ha sido una duda real, ni siquiera galdosiana, aunque sea la de un Galdós profundamente conmovido por la mujer, ya anciana, que conoció en la capital de la modernidad europea. Y no lo es porque condensa el problema central de la España decimonónica y, en consecuencia, el enigma que ha ocupado a la historiografía del pasado y del presente. Es también la pregunta esencial que ordena la biografía publicada por Isabel Burdiel sobre esa reina cuyos destinos estuvieron tan marcados por los conflictos políticos, sociales y culturales de la época (Isabel II. No se puede reinar inocentemente, Madrid, 2004).

  2. El estudio de Isabel Burdiel supone, en este sentido, una profunda y densa revisión de muchas de las interpretaciones asumidas acerca de la consolidación de la monarquía constitucional. Una revisión que toma como objeto de análisis una institución, la Corona, y una mujer, la reina Isabel II, cuya trascendencia a la hora de definir las peculiaridades del sistema político liberal resulta a todas luces innegable. Desde que los liberales, mucho antes de la última revolución que expulsó a Isabel II de España, elaboraran el discurso de "los obstáculos tradicionales", la personalidad humana y política de la reina encontró su cómodo espacio descriptivo en las tesis historiográficas más significativas sobre el fracaso de una política plenamente constitucional. Sin embargo, y hasta el trabajo de Burdiel, el carácter de la real persona, las camarillas o la cultura de la corte eran, todos ellos, factores que no requerían explicación, como tampoco era necesario analizar cómo pudieron adquirir tal importancia en la evolución política de un Estado que se decía liberal, es decir, sometido a unas reglas públicas y no arbitrarias.

  3. El reto asumido por la autora es doble. Por un lado, replantear las relaciones entre monarquía y liberalismo en una época, la que transcurre entre 1832 y 1854, de la que creíamos conocer sus dinámicas esenciales. Por otro, optar por una perspectiva metodológica aún teñida de suspicacias o relegada a la intrascendencia, la biografía de una reina. De este modo, la propuesta analítica se despliega en torno a tres problemas históricamente imbricados: el tránsito de una corte absolutista a una monarquía liberal postrevolucionaria; la adecuación o no de la institución monárquica a los valores privados y públicos de la sociedad burguesa y, por último, las consecuencias político culturales del hecho de que el monarca fuese una mujer. El...

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