La expansión del principio en el derecho mundial
| Autor | Ramiro Prieto Molinero |
| Páginas | 418-425 |
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Más allá de los conceptos, ¿cuál es el fundamento básico en el principio de precaución? O dicho de otra forma, ¿qué es lo que ha llevado a las autoridades estatales a actuar de manera tan rigurosa respecto de las nuevas tecnologías? El pró-logo de Late Lessons from Early Warnings hace una buena síntesis de la cuestión al decir que «los crecientes poderes innovadores de la ciencia parecen estar sobrepasando su habilidad de predecir las consecuencias de sus aplicaciones, mien-tras que la escala de las intervenciones humanas en la naturaleza incrementa la posibilidad de que cualquiera de los impactos peligrosos pueda ser grave y global»18. Tampoco hay que dejar de lado lo señalado por GREEN, en el sentido de que los grandes espacios de tiempo que suele haber en los sistemas complejos entre la introducción de nuevos factores y sus consecuencias pueden dar una falsa sensación de seguridad, que, en la práctica, incrementa las posibilidades de que ocurran aun más desastres19. Los peligros que encierra esta complejidad es lo que ha llevado a GALLOPIN a sostener que «es mejor tener una respuesta aproximada
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para la totalidad del problema o cuestión que una respuesta precisa para un componente aislado»20.
Uno de los antecedentes más antiguos de lo que hoy se llama principio de precaución tuvo lugar en 1854. En sólo diez días un brote de cólera había matado a cerca de quinientas personas en Parish St. James, Londres. El Dr. John SNOW, un médico que cinco años antes había escrito un estudio sobre la posible correlación entre el cólera y el agua contaminada de las cañerías de la ciudad, recomendó que se cerrará el paso de agua de la bomba de suministro de Broad Street como forma de evitar la difusión de la enfermedad. No había una prueba «más allá de la duda razonable» de lo alegado por SNOW, pero, llevada adelante la medida, aquello que era una sospecha probó estar en lo cierto, no obstante lo cual la prueba científica de los resultados de la medida adoptada sólo aparecería en 1884, con el descubrimiento por parte de KOCH del Cholera Vibrio 21.
Pero este caso no deja de ser más que un ejemplo aislado de algo que hoy se trata de imponer como una regla de actuación general del poder político. Los primeros esbozos en esa dirección, y aun cuando todavía no era considerado como un principio en sí mismo, son las llamadas «acciones preventivas» que se adoptaron en EEUU ya a finales de la década del cincuenta. De hecho, y en contra de lo que parece ser su tendencia actual, EEUU demostró ser más progresista que Europa; ejemplos de tales acciones incluyen la exclusión de la cadena alimentaria animal y humana de animales con encefalopatia, lo que se hizo a comienzos de la década del setenta y se estima que ha evitado que EEUU padeciera una crisis como la de las vacas locas; la prohibición en 1977 de cloroflurocarbonos en aerosoles22, varios años antes de que Europa
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hiciera lo mismo; y la prohibición del uso de estrógenos como promotores de crecimiento de animales destinados a alimentación entre 1972 y 1979, cosa que la Unión Europea sólo haría en 198723. Asimismo, EEUU adoptó estrictas normas sobre emisiones en vehículos antes que la propia Suecia; comenzó a exigir la realización de informes ambientales en 1969, cuando la Unión Europea sólo lo haría en 1985; y en 1971, luego de una importante campaña de los ambientalistas, el Congreso negó fondos para el desarrollo de un avión supersónico de pasajeros, mientras que Francia y el Reino Unido desarrollarían el Concorde, que no sólo demostraría ser altamente contaminante, sino también antieconómico24.
No obstante los ejemplos citados, el uso del principio de precaución frente a los riesgos ambientales y las incertidumbres que éstos plantean, y en tanto concepto explícito y medianamente desarrollado, nacería en Alemania durante la década del setenta. En aquel momento, científicos, políticos y ambientalistas estaban tratando de hacer frente al problema de la lluvia ácida en los bosques (Waldsterben) y el nuevo enfoque se utilizó a la hora de adoptar medidas contras las emanaciones de sulfuros25. El primer elemento del principio de precaución que desarrollarían es la regla general de que las acciones de política pública debían adoptarse antes de que hubiera una prueba definitiva, teniendo en cuenta los costos y beneficios tanto de la acción como de la falta de ésta26. Este enfoque fue llamado Vorsorge y no sólo implicaba el hecho de que las autoridades debían tratar de minimizar todos los riesgos, sino también la idea de proporcionalidad, que abarcaba, a su vez, consideraciones de costo y de viabilidad 27.
Dado que el principio de precaución nació en el contexto de la política relativa al medio ambiente, su primera manifestación internacional fue también en esta área.
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Así, en 1987, las partes firmantes del Protocolo de Montreal sobre sustancias que deterioran la Capa de Ozono se comprometían a «tomar medidas de precaución para controlar equitativamente las emisiones globales»28. Ese mismo año, también se firma-ba la Declaración Ministerial de la Segunda Conferencia Internacional sobre la protección del Mar del Norte (1987), que manifestaba la necesidad de un planteamiento precaucional para proteger al Mar del Norte de los efectos potencialmente peligrosos de ciertas sustancias y que tal enfoque podía implicar la adopción de medidas de control de emisiones aun antes que se hubiera demostrado científicamente una relación causa-efecto. A su vez, en 1990, la Tercera Conferencia Internacional sobre la protección del Mar del Norte (1990) contenía una nueva declaración ministerial que incluía la de 1987 y disponía que los Estados firmantes seguirían aplicando el principio de precaución29.
Como ya fue mencionado, el principio de precaución sería mundialmente reconocido a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en 1992 en Río de Janeiro, cuya «Declaración de Río» sostenía que «con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deben aplicar...
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