La exclusión social y el debilitamiento del Estado constitucional en la República de Bolivia

AutorFreddy Esteban Ortuño Cassón
Páginas229-263
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Capítulo VI
La exclusión social
y el debilitamiento del Estado constitucional
en la República de Bolivia
Dr. Freddy Esteban ORTUÑO CASSÓN
Profesor de Derecho Autonómico y Derecho Constitucional
en la Universidad Católica - San Pablo y Universidad Franz Tamayo.
Santa Cruz –Bolivia
Sumario:
I. CONSIDERACIONES PREVIAS
II. NATURALEZA JURÍDICA DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA Y EL
ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA
III. CONFLICTIVIDAD SOCIAL EN LATINOAMÉRICA DURANTE LA
PRIMERA MITAD DE LA DÉCADA DEL 2000
IV. MANIFESTACIONES DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL EN BOLIVIA
V. APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE LA CULTURA DE PAZ EN
BOLIVIA
VI. LAS MANIFESTACIONES DEL AGOTAMIENTO INSTITUCIONAL Y
POSTERIOR SUSTITUCIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO BOLIVIANO
VII. FACTORES Y CONSECUENCIAS DEL DEBILITAMIENTO DEL
ESTADO CONSTITUCIONAL BOLIVIANO
VIII. LA NATURALEZA POLÍTICA DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN
BOLIVIA
IX. LA IGUALDAD SOCIAL EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO
BOLIVIANO
X. BIBLIOGRAFÍA
I. CONSIDERACIONES PREVIAS
Parecería excesivo relacionar las variables de exclusión social y debilitamien-
to del Estado Constitucional, pero tal premisa se ajusta perfectamente a la rea-
lidad política, social e incluso económica de la Republica Bolivia 1. Este plantea-
miento recobra importancia en la necesidad de superar la clásica perspectiva de
1 No resulta excesivo aclarar que, pese a cierta polémica instaurada, Bolivia ostenta
la calidad de Republica, por mandato constitucional y práctica institucional, mientras que
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Freddy Esteban Ortuño Cassón
encasillar a la exclusión social como un fenómeno de arraigo histórico, y hasta
tradicional que afecta a un grupo social aislado o marginado.
En el presente trabajo de investigación, vamos a negar de manera expre-
sa la teoría “aislacionista” de los daños que produce la exclusión social identi-
ficándola, en todo caso, como el principal potencializador de los estados de
convulsión y crisis política experimentados las dos últimas décadas en Bolivia.
Partiremos de la idea de que un Estado, en este caso el boliviano, que no haya
por lo menos minimizado la inequidad de su estructura social, está inhibido de
aplicar los principios democráticos fundamentales y por lo tanto el desarrollo
de su Estado Constitucional estará seriamente comprometido.
Concentrados, en el caso que nos ocupa, es pertinente mencionar que Bolivia
ha sido y es un Estado tendiente a la explosión social, por tanto no es extraño,
que su agenda política esté marcada en gran medida por temas impuestos a golpe
de protestas sociales. Quien haya transitado las calles de las principales ciudades
bolivianas, podrá darse cuenta de lo usual que es toparse de repente con sonoras
manifestaciones de ciudadanos, que abarcan los más amplias demandas desde las
vecinales hasta las de justicia y democracia.
Visto así el escenario político social boliviano, se podría entender que las
relaciones de gobierno se tornarían, cuando menos muy complicadas, dejando
como consecuencia un anárquico país que se regodea en un insuperable caos ad-
ministrativo, que facilita las condiciones de exclusión social, que como ya hemos
dicho, es el combustible perfecto para la explosión social que debilita al Estado
Constitucional. Sin embargo habrá que matizar tal consideración, dejando claro
que aunque en una constante movilización, el Estado boliviano ha logrado un
frágil equilibro, que permite de cierta manera periodos de calma social, en don-
de se generan proyectos de fortalecimiento de sus instituciones democráticas y
por lo tanto de mejoras de la calidad de vida de la población 2.
Desde luego, el intercalar periodos de crisis y paz social, no es lo más adecua-
do para el correcto desarrollo del Estado Constitucional, y mucho menos prepa-
ra el terreno en donde puedan germinar políticas públicas de erradicación de
la exclusión social, así la ruta que defina el camino de la igualdad social, deberá
primero considerar acciones de estabilización política y social a largo plazo.
Lo cierto es que estos periodos de cohesión social son fácilmente inte-
rrumpidos, y aunque si bien las protestas sociales no han llegado a generar
cortes del ejercicio democrático 3, si han puesto en riesgo su aplicación plena.
la adscripción como un Estado Plurinacional, no es más que un “fetiche político” generado
por el Decreto Supremo Nº 405, 20 de enero.
2 ORTUÑO CASSÓN F.E.: Organización Autonómica de la República de Bolivia. Visión
de Futuro y Propuesta de reforma constitucional, ed., Universidad Católica Boliviana San Pablo,
Tarija-Bolivia, 2017, pág. 273.
3 Entre 1964 y 1982, la población boliviana vivió gobiernos militares. Fue una etapa
en que las sombras de la violencia, el exilio, la represión, la muerte y el acallamiento de las
voces disidentes sufrieron los rigores de la bala y los estados de sitio. Los costos para el país
Capítulo VI. La exclusión social y el debilitamiento del Estado constitucional en la República de Bolivia
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En este punto cabe aclarar que dentro del contexto latinoamericano no es ex-
traño ver una sociedad civil en permanente estado de protesta, que se enfrenta
a un Gobierno de tinte seudo populista que ejerce su maquinaria política en la
consecución de intereses electoralistas 4.
La capacidad de bilocación de la exclusión social en los países americanos se
asienta en la construcción de un ideario de Estado restringido, que se manifestaba
en un sistema de partidos políticos, que sobre la base de un régimen censitario, de
participación sesgada, genera una estructura social inequitativa, de tal modo que
el acceso a la vida política de los ciudadanos latinoamericanos en general y bolivia-
nos en especial no resulta efectiva para la mayoría, lo cual responde a un régimen
republicano liberal, pero no democrático en el sentido más estricto 5.
Tradicionalmente, la restricción a la protección institucional del Estado,
produce una reacción violenta, situación bastante comprensible desde la pers-
pectiva de aquellos que han perdido la confianza en un Estado, que a fines
prácticos los ha desechado.
Una de las manifestaciones más violentas de descontento social producidas
en Bolivia, aconteció un 19 de abril de 1952, fecha en la que estalla la llama-
da “Revolución Nacional”, enfrentamiento civil, que pone fin a la estructura
elitista del poder económico y político que regía hasta ese entonces. Si bien la
Revolución del 52, no pudo resolver en el fondo los problemas de inequidad
social de nuestro país, tuvo como uno de sus grandes aciertos la democratización
de la política boliviana, aperturando la participación política a hombres y muje-
res que hasta ese momento la tenían vetada. Estas y otras muchas generalizacio-
nes democráticas permitieron que, por primera vez, el Estado boliviano tenga
una nación de ciudadanos, es decir, un cuerpo político al que incluye constitu-
cionalmente 6, pero además que hace partícipe de la vida institucional del Estado.
Si bien la “Revolución Nacional” no mejoró de manera significativa los índices de
pobreza que, por aquellos tiempos, se daban en el país indudablemente aminoro
la brecha de la exclusión social, aunque no fue suficiente para derrotarla.
Hemos aprendido de la experiencia de la Revolución del 52, que la lucha
violenta y los cambios institucionales mesiánicos, no son efectivos para enfren-
tarse a los hechos generadores de exclusión social de nuestro país, siendo, por
tanto, importante afrontar procesos de evolución política, social, jurídica y eco-
fueron muy altos, ya que se dejaron secuelas irreparables en la historia boliviana, por la ines-
tabilidad política, social y económica que terminaron por acrecentar la crisis en el país.
4 Como referencia ejemplificadora de lo dicho véase, CHAMORRO, C. F.:
“Nicaragua: por qué la maquinaria de Daniel Ortega volverá a ganar”, en Memoria II Foro
Internacional de Santo Domingo. Diálogo sobre Democracia, Desarrollo, Cohesión Social y Seguridad
en América Latina, ed., IDEA INTERNACIONAL, Santo Domingo-República Dominicana,
2011 pág. 450 y ss.
5 TAPIA L.: Las olas de expansión y contracción de la democracia en Bolivia, 25 años cons-
truyendo Democracia, ed., AECID, La Paz-Bolivia, 2008, pág. 11.
6 Ibídem, pág. 12.

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