Ética y profesión periodística. El papel socioeducativo de los personajes de Buenas noches, y buena suerte (Good Night, And Good Luck, George Clooney, 2005)

AutorCaites Barroso, Manuel Jesús - Duran Manso, Valeriano
Páginas215-228

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Introducción

Desarrollar la actividad periodística en el presente momento no es tarea fácil en muchos países del mundo, como tampoco lo fue en el pasado. A lo largo de la historia de esta profesión, la figura del periodista se ha visto sometida a extorsiones, chantajes y presiones de diverso tipo para poder ejercer su labor profesional, cercenando con ello su libertad y pisoteando algunos de sus derechos fundamentales. En otras ocasiones, desgraciadamente, se llega incluso hasta la matanza de periodistas. Ejemplo de ello son los 138 periodistas asesinados en 2014 en 32 países del mundo, de acuerdo con los datos del informe anual de la Campaña Emblema de Prensa (PEC). Las vicisitudes de los periodistas, en sus buenos y malos momentos, han sido tratadas en bastantes ocasiones en el cine, como actividad profesional de gran atractivo para guionistas y corporaciones empresariales del séptimo arte:

La figura del periodista siempre ha sido un excelente recurso narrativo para el cine. La profesión periodística ofrece un magnífico punto de partida para desentrañar un misterio, informar sobre un acontecimiento o proponer un dilema moral al espectador. Parece ajustarse perfectamente al papel de testigo de guerras y conflictos armados lejanos, detective del pueblo, buscador de verdades ocultas o simple narrador de acontecimientos remarcables. De esta forma el cine muestra la profesión periodística a la sociedad^ (Bezunartea; Cantalapiedra; Coca; Genaut; Peña y Pérez, 2007).

Pero no sólo resulta interesante el protagonismo del periodista como partícipe de hechos que son noticia y que en el futuro serán contados por historiadores, sino más bien por su rol valeroso, toda vez que el periodismo es conocido como 'cuarto poder', lo que hace que los periodistas puedan supervisar y enfrentarse al poder (Mera Fernández, 2008).

El filme que se analiza en esta investigación, Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005), puede ser buen ejemplo de ello. Basada en hechos reales, la película muestra el caso de Milo Radulovich, teniente reserva en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos que es despedido de su trabajo por tener él y su familia, presuntamente, vínculos con el comunismo. El periodista Edward R. Murrow contó este caso en el programa See It Now, de la Columbia Broadcasting System (CBS), en octubre de 1953, siendo readmitido el teniente semanas más tarde. Después de hacer algunos programas más sobre libertades civiles, a pesar de contar inicialmente con el apoyo del staff de la cadena, Murrow finalmente fue cesado. La época en la que se desarrolla Buenas noches, y buena suerte se sitúa en los complejos inicios de los años cincuenta, en el contexto de la Guerra de Corea y en una sociedad americana atemorizada por la expansión del comunismo y con la preocupación de su llegada a los Estados Unidos. Se habla de esta época como la era del macartismo, pues en este momento histórico Joseph Raymond McCarthy, senador republicano por el estado de Wisconsin desde 1947 a 1957, consiguió crear una campaña anticomunista, conocida como 'caza de brujas' (Serrín y Serrín, 2002).

Por otro lado, en este filme se plasma también la irrupción de la televisión en un panorama comunicativo dominado hasta antes de la II Guerra Mundial por la prensa y la radio. La historia de la televisión arranca en la Europa prebélica, llegando años

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después a Estados Unidos, aunque por sus condiciones económicas el desarrollo de este medio de comunicación fue más rápido allí que en muchas zonas de Europa, además de contar con un modelo de negocio televisivo de carácter comercial, que ayudó a la aparición de decenas de cadenas (Fernández Alonso, 2004). La llegada de la televisión, en el nuevo marco comunicativo, forjó una incipiente cultura del entretenimiento, pero también fomentó la conciencia informativa en la opinión pública. Así define su poder Manuel Castells (1998: 345): "Los medios audiovisuales son los principales alimentadores de las mentes de la gente en lo que respecta a los asuntos públicos".

La metodología empleada en el presente trabajo responde a la plantilla de análisis elaborada por el Grupo de Investigación en Análisis de Medios, Imágenes y Relatos Audiovisuales (ADMIRA) de la Universidad de Sevilla para estudiar a los tres personajes principales de la citada película como persona y como rol, según los planteamientos de Francesco Casetti y Federico Di Chio.

1. - Ética y regulación periodística

Por su especial proyección, la profesión periodística es una de las que más presente tiene la ética en su desarrollo diario. No son pocas las ocasiones en las que el periodista se ha encontrado con problemáticas morales a la hora de desempeñar su trabajo, con el consiguiente planteamiento de dilemas éticos, al entrar en conflicto los valores naturales de cada comunicador y el conjunto de normas profesionales en las que se desarrolla esta profesión. Es más, al ser personas con una labor notoria en la sociedad, las actuaciones tomadas en este sentido pueden alcanzar interesantes repercusiones, para bien o para mal. Podríamos hablar de la existencia de buenos y no tan buenos casos sobre ética periodística, pero no nos vamos a detener en exponer ejemplos empleados por algunos periodistas y medios de comunicación como son el uso de fuentes anónimas, la invención de noticias, el espionaje telefónico o el uso de micrófonos ocultos, entre otros casos. Baste decir al respecto que éstas y otras acciones han servido de inspiración para industrias cinematográficas como la de Hollywood, que ha retratado algunas de las problemáticas éticas de los periodistas (censura, espionaje y presión política, manipulación de información, etc.), como veremos en el próximo apartado.

Frente a estas situaciones, otros periodistas han apostado por la recuperación de sus valores y de derechos como el de la información y las libertades de expresión y opinión. Y también han colaborado los medios, como copartícipes de la ética periodística (Bezunartea; Cantalapiedra; Coca; Genaut; Peña y Pérez, 2007).

Para alcanzar estas situaciones ha sido necesaria la regulación de la actividad periodística, a través de diversos códigos deontológicos o normas para preservar la integridad de la profesión y de los comunicadores, y para poder aplicar correctamente los principios constitucionales de las naciones democráticas, con derechos y deberes, pero también para las empresas periodísticas y audiovisuales. Podemos hablar por ello de códigos éticos periodísticos, que hacen referencia, según Porfirio Barroso (2011: 141), "al establecimiento de unos principios éticos destinados a servir como guías en el ejercicio de la profesión periodística, adoptados y controlados por la propia profesión". Esta preocupación por una comunicación responsable se encuentra en

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textos de la primera mitad del siglo XX, aunque paradójicamente estos iniciales códigos deontológicos fueron prácticamente desconocidos por los periodistas. En la segunda mitad de esa centuria, por el contrario, los profesionales comprendieron el rol de los medios de comunicación en el nuevo escenario mundial y la necesidad de ellos, entre otros hechos, que posibilitaron la aparición de nuevos códigos, pero a escala internacional (Bezunartea; Cantalapiedra; Coca; Genaut; Peña y Pérez, 2007). Tras los sucesos de la II Guerra Mundial, uno de los documentos más importantes sobre la situación de los medios de comunicación en Estados Unidos es el realizado en 1947 por Robert Hutchins, titulado 'A Free and Responsible Press' ('Una prensa libre y responsable'), en colaboración con varios expertos agrupados en una comisión de estudio sobre la libertad de prensa, denominada como 'Comisión Hutchins'. La importancia de este texto es que establece por primera vez la Teoría de la responsabilidad social de la Prensa, en base a cinco funciones elaboradas por la comisión, que debían cumplir los medios de comunicación en las sociedades democráticas (Rodríguez Polo y Martín Algarra, 2008).

Años después, la Federación Internacional de Periodistas elaboró la declaración de principios sobre la conducta de los periodistas, en abril de 1954, enmendada por el congreso mundial de 1986, en la que establece una serie de deberes esenciales para los periodistas en la realización y difusión de la información. Entre los documentos realizados en la segunda mitad del siglo XX destaca el informe McBride, publicado por la Unesco en 1980, con el objetivo de reflexionar sobre los problemas de la comunicación a nivel mundial. Sobre la ética profesional, uno de los miembros de la comisión, el esloveno Bogdan Osolnik, sentenció lo siguiente:

La ética periodística no puede limitarse a la proclamación de los principios y la exigencia de que los periodistas los respeten. Se requieren esfuerzos constantes para incrementar las oportunidades efectivas...

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