España

AutorEva Elizabeth Martínez Chávez
Páginas101-132
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ESPAÑA
La corta duración de la Segunda República española (1931-1939) contrasta
con el largo exilio1 que sufrieron miles de sus representantes, simpatizantes
y defensores.2 El levantamiento militar contra el proyecto republicano, la
posterior Guerra Civil (1936-1939), la caída de la República y la implanta-
ción del régimen franquista proporcionan el escenario para abordar el exilio
republicano del 39.3 Este éxodo representó una de las mayores pérdidas in-
telectuales para un Estado que lanzó al mundo a una gran parte de su pobla-
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habilidades en los países de asilo, a los que obsequiaron con generosidad sus
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El antecedente del exilio republicano de 1939 se ha ubicado, con razón, en
la pérdida de la Guerra Civil y en la ola de revanchismo, represión y violencia
por parte de los vencedores, liderados por Francisco Franco y apoyados por
diversos sectores de la sociedad, sobre todo de las clases conservadoras. No
olvidemos el apoyo que la iglesia católica prestó al bando franquista, durante
la guerra y al concluir ésta.4 La colaboración de la Iglesia resultó fundamen-
tal, “ya que aportaba tanto ideología legitimadora como el personal necesario
1 Sobre este tema véase José Luis Abellán (prol. y dir.), El exilio español de 1939,
6 vol., 1976-1978 y José Luis Abellán, De la guerra civil al exilio republicano, 1936-1977,
1983.
2 Sobre los exilios españoles durante el siglo XIX remito a la estimulante obra de
Juan Luis Simal, Emigrados. España y el exilio internacional, 1814-1834, 2012, en la que
el autor dedica algunas páginas para tratar el exilio español en México durante el periodo
de 1821-1831.
3 Que destaca por su extraordinaria amplitud sociológica, por la gran cantidad
de personas que salieron del país, además de que ha sido considerado el más importan-
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descansan en la marcha al destierro de familias enteras “hombres, ancianos, mujeres y
niños; gentes de todas las profesiones y clases sociales: obreros, campesinos, técnicos y
artesanos, profesores y maestros, médicos, juristas, periodistas, bibliotecarios, escritores,
artistas, comerciantes o profesionales liberales”. En Pablo Carriedo Castro, “Los hombres
de Lázaro Cárdenas: apuntes sobre la ayuda mexicana al exilio español de 1939”, en Nó-
madas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 22, 2, 2009, p. 112.
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republicanos se pueden encontrar en Marcial Sánchez Mosquera, Del miedo genético a la
protesta. Memoria de los disidentes del franquismo, 2008, pp. 52-54.
EVA ELIZABETH MARTÍNEZ CHÁVEZ
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para la construcción del entramado burocrático”.5 Para su funcionamiento,
el régimen franquista necesitó “una implicación activa de parte de la ciudada-
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lítico naciente al vincular sus intereses con él”.6 Ya que cada vacante dejada
por un vencido, ya fuera por asesinato, prisión, exilio o incautación, generaba
una oportunidad para un vencedor.7
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do nacional y se ejecutó a conciencia por sus múltiples brazos armados: ejér-
cito, guardia civil, policía y grupos paramilitares, que realizaron una depura-
ción feroz en la sociedad española, de dimensiones aun desconocidas. Se cree
que unos 600.000 republicanos fueron encarcelados, recluidos en campos
de concentración o alistados en batallones de trabajo o mano de obra escla-
va para la reconstrucción del país, “de los cuales, al menos una quinta parte
moriría a causa del hambre y las enfermedades. Así, ante los riesgos, muy
reales, de perder la libertad o la vida, cientos de miles de personas iniciaron
el conocido como exilio republicano español de 1939”.8
Los que estaban comprometidos con la Segunda República, o sospechaban
ser considerados como tales, decidieron abrazar el exilio. Muchos de ellos,
anticipando la posible duración del destierro, llevaron consigo a sus familias.
Las imágenes que se conservan de aquellos días muestran caravanas de per-
sonas caminando hacia lo que para muchos fue una marcha sin regreso.
La gran mayoría de la población republicana que salió de España lo hizo a
través de los pasos y montañas cercanas a Francia, sin recursos ni alimentos,
“habiéndolo abandonado todo en España, y constantemente acosados por la
aviación fascista que ametrallaba a menudo las columnas militares o civiles
en retirada. Durante varias semanas decenas de miles de personas fueron
retenidas en las fronteras con Francia, hasta que el gobierno galo se decidió
5 Jaume Claret Miranda, El atroz desmoche. La destrucción de la Universidad
española por el franquismo, 1936-1945, 2006, p. 2
6 Jaume Claret Miranda, “Cuando las cátedras eran trincheras. La depuración
política e ideológica de la universidad española durante el primer franquismo”, en Julio
Aróstegui y Sergio Gálvez (edit.), Generaciones y memoria de la represión franquista. Un
balance de los movimientos por la memoria, 2010, p. 237.
7 Jaume Claret Miranda, El atroz desmoche. La destrucción de la Universidad
española por el franquismo, 1936-1945, 2006, p. 28.
8 Pablo Carriedo Castro, “Los hombres de Lázaro Cárdenas: apuntes sobre la ayuda
mexicana al exilio español de 1939”, p. 112.
ESPAÑA EN EL RECUERDO, MÉXICO EN LA ESPERANZA
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    9 no obstante, los republicanos que busca-
ban ingresar a territorio francés terminaron por desbordar las previsiones del
país vecino y “ante la imposibilidad de tramitar visados y papeles de residen-
cia para todos los españoles, la primera medida tomada por las autoridades
francesas fue la instalación de campos de concentración, más o menos provi-
sionales, a lo largo de la costa occidental del país y en Argelia, en los que in-
ternar a los republicanos”.10 A los campos franceses escaparon “sólo algunos
centenares de exiliados republicanos de las clases más altas, con familiares o
amigos”,11 que les proporcionaron casa, sustento y en muchos casos, apoyo
económico.
Para algunos el exilio fue corto y de Francia regresaron, en diferentes mo-
mentos, a una España en la que les esperaba la represión de una dictadura
que se prolongó por décadas. Los que decidieron permanecer en otros países
europeos se enfrentaron con la Segunda Guerra Mundial y la continuación de
las políticas fascistas, contra las que, en muchos casos, centraron su lucha,
ya fuera empuñando un arma o una pluma.12 Algunos menos afortunados
cayeron víctimas de la guerra o la muerte organizada, del hambre, de la en-
fermedad o del cúmulo de penalidades en los campos de refugiados del sur
de Francia.13
Los campos de concentración franceses han sido descritos como lugares
insalubres, con condiciones de vida precarias y en el que las penalidades eran
la única seguridad con la que contaban sus huéspedes, que eran desprovistos
de sus objetos personales, se les rapaba la cabeza y se les asignaba a un ba-
rracón o tienda de los llamados marabús en África que, en la generalidad de
los casos, compartían no menos de diez personas. “En los campos del Medi-
9 Pablo Carriedo Castro, “Los hombres de Lázaro Cárdenas: apuntes sobre la ayuda
mexicana al exilio español de 1939”, p. 113
10 Idem.
11 Manuel Martín Rodríguez, Economistas académicos del exilio republicano espa-
ñol de 1939, 2010, p. 14.
12 Para conocer sobre las actividades de los exiliados en Francia a favor de la Re-
sistencia véase René Grando, Jacques Queralt y Xaxier Febres, Camps de mépris; des
chemins de lexil á ceux de la Résistance (1939-1945), 500 000 républicains d´Espagne
“indésirables” en France, 1991; y Karel Bartosek, René Gallisot y Denis Peschanski (edit.),
lexil á la resistence. Réfugiés et inmigrés dEurope centrales en France 1933-1945, 1989.
13 José María Naharro-Calderón, “Des-lindes del exilio”, en José María Naharro-
Calderón (coord.), El exilio de las Españas de 1939 en las Américas: “¿A dónde fue la
canción?”, 1991, pp. 11-12.

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