La Escuela de Salamanca y la teoría subjetiva del valor

AutorFernando Hernández Fradejas
CargoUniversidad Rey Juan Carlos (Madrid, España). Real Colegio de España en Bolonia
Páginas531-555

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I La teoría del valor en la escuela de salamanca

Los pensadores de la corriente escolástica han partido de la idea de que lo más natural y por lo tanto, justo, en la determinación del valor y del precio de un objeto surgía de las transacciones cotidianas. Esta concepción pone en evidencia la notable influencia de la tradición cristiana1. A pesar de que dichos factores podían fluctuar como resultados de las transacciones, se ha intentado dentro de esa realidad, determinar el valor y el precio más justos y naturales. En aquel entonces ambos conceptos no estaban concretamente definidos ni trazado los límites que existían entre ambos, por lo tanto eran interpretados a través de la moneda por medio de la cual se manifestaba su medida. A la vez, es de conocimiento general que la moneda ha sido frecuentemente adulterada y que este hecho ha influido complejamente en el proceso de determinación del valor y del precio. Según la interpretación de Schumpeter "el derecho escolástico comenzó a tratar los temas de contenido sociológico y económico recién para el siglo XVI"2. Además durante los siglos XVI y XVII, este derecho siguió siendo aplicado en un amplio sector de la sociedad, como así también dentro de la iglesia. En este sentido, las ideas de Santo Tomás de Aquino no solamente representan el pensamiento de la época, sino que sirvió de modelo para los integrantes de la corriente escolástica de épocas posteriores. Antiguamente, la economía no era considerada como una materia independiente, sin embargo Schumpeter no descarta la idea de que el tema de la moneda3como así también de los intereses, haya sido estudiado y considerado desde entonces en forma separada. Para una mejor compresión del desenvolvimiento del pensamiento escolástico a través de los tiempos, Schumpeter clasifica este proceso en tres períodos4. El último de estos períodos abarca desde el siglo XIV hasta el siglo XVII. Hasta hace muy poco tiempo, todos los estudios y los datos que se tenían acerca de la corriente escolástica daban a entender que la

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misma había tenido vigencia, a más tardar, hasta finales del siglo XVI. En tal sentido, Schumpeter como así también De Roover, posterior a sus tareas de revalorización del pensamiento escolástico han descartado dicha idea, sosteniendo que el pensamiento escolástico había sido heredado y continuado por Adam Smith5.

Respecto al concepto básico sobre el valor que tenían los Escolásticos, De Roover supone dos tipos de interpretaciones. Una de ellas de índole subjetiva que derivaba de la utilidad o el rendimiento del objeto, y la otra, objetiva o el valor concreto contenido en el objeto como por ejemplo el coste de producción. Además de acuerdo con De Roover, los principios sobre el valor adoptados por la filosofía escolástica están señalados dentro de la obra de San Agustín De Civitate Dei (La Ciudad de Dios). Según la misma, el hombre no estima los objetos según al grado al rango que le corresponde dentro de un orden natural, sino que lo hace de acuerdo a la capacidad que posean los objetos de suplir sus necesidades y requerimientos. Por todo esto, y a pesar de que el ser humano se encuentre dentro de la naturaleza en un lugar aventajado respecto a los demás entes, por ejemplo, frecuentemente a los caballos o a las piedras preciosas se le concede mayor valor que a los esclavos. Respecto a esta temática, Santo Tomás de Aquino objeta a La Ética de Aristóteles y sostiene de la misma manera que San Agustín, que las cosas no son estimadas conforme a sus jerarquías naturales (secundum dignitaten nature), sino que el hombre establece su valor en relación a sus propias necesidades.

Aquino fue el precursor del socialismo, afirman que el mismo tenía en mente el concepto de valor derivado del costo de mano de obra6. Selma Hagenauer sostiene por ejemplo, que Santo Tomás de Aquino transformó el concepto de carácter subjetivo de Aristóteles a un concepto netamente objetivo. De Roover afirma al respecto, que Hagenauer interpreta únicamente los puntos que le resulta conveniente para argumentar sus ideas y deja de lado conceptos que están en discordancia. Es así como la interpretación de Hagenauer no concuerda con las interpretaciones de discípulos directos de Santos Tomás de Aquino como Aegidius Lessinus. Por otra parte no ha podido argumentar su teoría de que Santo Tomás de Aquino había adoptado el concepto de valor que dependía de los costos de producción. Es decir que su teoría no está

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suficientemente fundamentada como para poder ser estimada por otros teóricos, aunque en última instancia aclare que el costo de mano de obra no es el único factor determinante.

Por otro lado, San Antonino de Florencia y San Bernardino de Siena concuerdan en la idea de que en el caso que existan idénticas condiciones o demandas para varios productos; las dificultades que se presente en el proceso de producción de uno de ellos pueden provocar la escasez del mismo y en consecuencia derivar en un aumento del valor. De todo esto y teniendo en cuenta el rumbo seguido por los Escolásticos, podemos reafirmar la interpretación de De Roover de que el concepto de valor de Santo Tomás de Aquino no estaba relacionado ni con el costo de producción ni con el costo de la mano de obra7. De manera que si al hombre no le hace falta nada no existiría intercambio alguno o si de pronto sus requerimientos cambiaran también cambiarían los objetos a ser intercambiados8. De todo esto podemos deducir que para Santo Tomás de Aquino el concepto del valor no era lo que actualmente se conoce en el sentido estricto de la palabra como valor sino lo que hoy llamaríamos precio.

Como podemos apreciar también en la teoría de Schumpeter, Santo Tomás de Aquino no ha intentado afirmar la existencia de un valor objetivo, metafísico e inmutable como lo hiciera Aristóteles9. Lo que él denominaba valor cuantitativo no era otra cosa que lo que se conoce como valor normal competitivo10. En todo momento Santo Tomás de Aquino fiel a sus principios de San Agustín sostuvo que los fundamentos para determinar el valor de los objetos residían en la utilidad de los mismos11. Lógicamente, no sólo Santo Tomás sino que de acuerdo a De Roover todos los demás escolásticos también sostenían este postulado. Por ejemplo, en el caso de uno de los discípulos, Aegidius Lessinus (1287) el valor de un bien que se posee puede aumentar o disminuir en relación a su mayor o menor utilidad. Pareciera con ello estar insinuando la disminución

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del rendimiento de un bien a través de su uso, sin embargo está entendido que los Escolásticos no tenían aún un concepto acabado acerca de la disminución del rendimiento o la utilidad límite de un bien12. Según Jean Buridan (1328 -1358) el valor de un bien no es establecido de acuerdo a los requerimientos de un determinado grupo de personas, sino conforme a las necesidades generales de aquellos que tienen por objetivo llevar a cabo alguna transacción13. La Utilidad es un concepto que nació con Aristóteles14y fue adoptado en tiempos posteriores por numerosa gente. En tiempos modernos encontramos el caso de John Bates Clark (1847-1938). Clark afirma que el valor de las cosas es el resultado de fenómenos sociales, que los objetos que se venden al valor que le otorga su utilidad final. Esta utilidad final es lógicamente la utilidad final para la sociedad15.

A pesar de todo esto no podría decirse que los Escolásticos hayan resuelto totalmente el problema de la contradicción existente acerca del concepto del valor (paradoja del valor), pero han conseguido de alguna manera justificar sus teorías incluyendo el concepto de la "escasez"16dentro del concepto de la utilidad17que se suponía la causa fundamental para la fijación del valor18. San Antonino de Florencia y San Bernardino de Siena19opinan que el valor es la síntesis de tres elementos: Virtuosidad, Escasez y Complacencia. Como puede deducirse, la utilidad de los Escolásticos no incluye la utilidad general de los bienes inmateriales sino la utilidad específica de determinados bienes materiales. Con la incorporación del factor escasez al concepto de utilidad, determinado por San Antonino de Florencia y San Bernardino de Siena, se creyó haberse dado un paso importante en el proceso de determinación del concepto del valor, sin embargo, lamentablemente este pensamiento no ha tenido seguidores. En el siglo XVI, quedaban apenas algunos escolásticos que seguían las ideas de Buridan20. Luis de Molina, (1535-1601) uno de los principales representantes de la época posterior de la corriente escolástica, negaba la ideas de que la propiedad intrínseca de los bienes fuera la determinante del valor de los mismos y parte

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de la premisa de que las cosas adquieren su valor en la medida en que sea capaz de responder a las necesidades del hombre21. De acuerdo a las palabras de Schumpeter, la utilidad en el caso de Luis de Molina "no depende del atributo propio de los bienes ni de su propiedad intrínseca, sino que es el resultado del beneficio que deseen obtener los hombres y al mismo tiempo de la importancia que signifique para ellos este beneficio"22. Expresado en otras palabras "las cosas guardan su valor hasta los límites en que se consiga satisfacer las necesidades del hombre". Tal como lo afirman Schumpeter y De Roover el concepto de valor de los Escolásticos basado en el concepto de la utilidad, tenía suficientes fundamentos como para perdurar a través de los tiempos como no había ocurrido en el caso de los clásicos23.

II Desigualdades subjetivas como beneficio...

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