El modelo escandinavo y su transposición en los países europeos

AutorEguzki Urteaga
CargoProfesor de Sociología - UPV/EHU
Páginas61-80

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1. Introducción

Simplificando se puede decir que, en la actualidad, existe una alternativa entre: 1) el modelo anglo-sajón que es eficiente pero no equitativo, 2) el modelo continental que es poco eficiente y poco equitativo y 3) el modelo escandinavo que es eficiente y equitativo. La mejor opción parece evidente, aunque la evolución de los países occidentales hacia el modelo escandinavo plantee dificultades porque supone reformar los sistemas enraizados en tradiciones nacionales que se constituyen tras la Segunda Guerra Mundial. El objetivo de la mayoría de los países es asociar la eficiencia económica, para hacer frente a la competencia internacional, y la solidaridad social, porque se quiere mantener cierta cohesión social.

La situación es relativamente paradójica puesto que, al inicio de los años 1990, los expertos del Estado de Bienestar se alejan de los países escandinavos a la hora de buscar soluciones eficientes en materia de política social y económica. En efecto, después de conocer un largo periodo de estabilidad política, desarrollo económico y bienestar social, la mayoría de los países nórdicos entran en crisis a partir del final de los años 1980. La importancia del gasto social provoca un aumento de los impuestos, la rigidez de los estatutos y la tradición de negociación por consenso dificultan los cambios, la importancia del sector público y la potencia de los sindicatos parecen entorpecer toda evolución hacia una sociedad más flexible.

Desmintiendo las previsiones de la OCDE, en algunos años, los países escandinavos han sabido compaginar de nuevo un alto nivel de protección social con un desarrollo económico notable, a pesar de unas poblaciones reducidas y de una vulnerabilidad ante la globalización por el tamaño reducido de sus mercados interiores, la ausencia de imperios coloniales y la escasez de materias primas. No obstante, la solidez del modelo escandinavo es una realidad y atrae a expertos de varios países que quieren conocer más de cerca las características de este modelo.

2. El modelo escandinavo
Las características del modelo

En su libro titulado Los tres mundos del Estado de Bienestar, Esping-Andersen presenta una tipología de los Estados de Bienestar fundada en las ideologías que Page 62 los sustentan. Distingue el modelo liberal, el modelo conservador corporativo y el modelo social-demócrata. Respecto a esta tipología, el modelo escandinavo se caracteriza por el hecho de que la población accede a derechos fundamentales, a veces garantizados por la Constitución, sobre una base universal y sin vinculación con cotizaciones. La institución dominante de la protección social es el Estado, los dispositivos son globales, la financiación está asegurada por el impuesto y todos los ciudadanos se benefician de dicha protección.

Mikko Kauto y Matti Heikkilá añaden otros aspectos: el campo de las políticas sociales es extenso, la intervención del Estado es importante en todas las áreas, la parte del gasto social en el PIB es elevada con una fuerte redistribución, la democracia local está desarrollada con servicios sanitarios y sociales de calidad al nivel de las regiones, de las provincias y de los municipios, la distribución de los ingresos es relativamente igualitaria, las desigualdades son más reducidas que en otros países, la pobreza es poco frecuente y la igualdad entre hombres y mujeres es un principio básico. A su vez, las sociedades escandinavas suelen tener cierta homogeneidad, existe una continuidad de las políticas sociales, un alto nivel de organización, una tradición del consenso y un bajo nivel de corrupción.

Sólo los países nórdicos, como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, cumplen estas condiciones, aunque Dinamarca y Finlandia presenten especificidades. Este modelo se basa en un pacto social que se podría resumirse de la siguiente manera. El sector privado productivo goza de una gran libertad de funcionamiento y el derecho del trabajo es relativamente liberal, aún teniendo en cuenta los convenios colectivos negociados con los sindicatos. Como contrapartida, el sector productivo acepta pagar un alto nivel de impuestos que permiten garantizar que nadie este excluido de la sociedad por falta de empleo.

Esta situación proviene de los conflictos violentos que han tenido lugar en los diferentes países escandinavos al final del siglo xix y durante la primera mitad del siglo xx. En Dinamarca, en un episodio conocido como « el compromiso de septiembre » que tuvo lugar en 1890, los empleados emprendieron una huelga que consistía en empezar una huelga contra una empresa antes de extenderla a otras empresas de la misma región para obtener acuerdos colectivos. En paralelo, los empleadores, que querían guardar sus competencias de directivos, respondieron por lock-out generalizados en toda la zona. Este conflicto, que duró desde mayo hasta septiembre, se terminó con un compromiso que reconocía la incapacidad de las partes a vencer al rival así como su independencia recíproca. Los empleadores y los empleados se reconocieron mutuamente derechos que se aplican todavía hoy en día: los empleadores lograron el derecho patronal a dirigir, a repartir el trabajo y a recurrir a la mano de obra adecuada, así como un sistema de negociaciones colectivas centralizadas con la obligación de mantener la paz social durante la aplicación del acuerdo. Los empleados obtuvieron, por su parte, el derecho de organizarse y de reunirse así como el derecho de hacer huelga en periodos de negociación. Page 63

Con el transcurso del tiempo, este modelo ha ido evolucionando con algunas limitaciones del universalismo a través de la descentralización, un cierto desarrollo de las cotizaciones para financiar algunas prestaciones, un ligero crecimiento de las coberturas privadas en materia de sanidad y la subcontratación de servicios municipales. No se trata de cambios fundamentales sino de una adaptación progresiva.

Un alto nivel de actividad

La tasa de desempleo, es decir la proporción de la población de 15 a 65 años que está efectivamente buscando un empleo, es la siguiente, en septiembre de 2005:

Cuadro 1 Tasa de desempleo en 2005

Países %
Japón 4,2%
Noruega 4,4%
Reino-Unido 4,6%
Dinamarca 4,7%
Estados-Unidos 5,1%
Suecia 6,3%
Finlandia 8,3%
Media europea 8,6%

Este cuadro, que ilustra un éxito relativo de los países escandinavos con respecto al resto de la Unión europea, merece algunas puntualizaciones. Por una parte, Finlandia tiene un nivel de desempleo relativamente elevado, aunque venga de muy lejos, puesto que, tras la caída del muro de Berlín en 1989, perdió el casi-monopolio de los intercambios comerciales de la Unión Soviética con los demás países, lo que provocó una tasa de desempleo superior al 20%. Desde entonces, Finlandia ha reducido su tasa de desempleo y se acerca paulatinamente de los porcentajes de los otros países nórdicos. Por otra parte, si Suecia tiene una tasa de desempleo bastante baja, existe un fuerte absentismo laboral. Por último, Noruega se beneficia de unos ingresos muy notables por su situación petrolera.

Sin embargo, los datos del desempleo son poco significativos ya que pueden reflejar tanto la situación del empleo como el deseo de algunos grupos de no posicionarse sobre el mercado laboral, porque no tienen esperanza de encontrar un trabajo, porque tienen dificultades para realizar las gestiones pertinentes o porque no tienen ningún interés. Es la razón por la cual, la Unión europea ha elegido un indicador que describe mejor la realidad de la tasa de desempleo: la Page 64 tasa de empleo, es decir el resultado que se obtiene dividiendo el número de personas ocupadas de una edad por la población total en edad de trabajar. Los resultados de los países escandinavos también son buenos en la medida en que, de cada 100 personas de 15 a 64 años, 75 lo trabajan en Dinamarca, 73 en Suecia y 68 en Finlandia.

Estos datos están confirmados e, incluso amplificados si se tienen en cuenta las cuatro categorías que interesan más a los políticos y a los empresarios: los jóvenes, los mayores, los desempleados de larga duración y las mujeres.

  1. Casi el 60% de los jóvenes daneses de 15 a 24 años, el 41% de los suecos y el 40% de los finlandeses tienen un empleo. No obstante, en los países escandinavos, los jóvenes mayores de 18 años se benefician de un salario estudiantil y de préstamos bonificados con la condición de no vivir con sus padres. Pero, para vivir cómodamente, se posicionan en el mercado laboral y, por consiguiente, lo hacen más fácilmente que los jóvenes españoles de la misma edad. Más aún, sabiendo que las clases universitarias están organizadas de manera muy flexible, permiten compaginar la carrera universitaria con un empleo a tiempo parcial. Además, las empresas contratan fácilmente esta mano de obra en la medida en que los convenios colectivos prevén remuneraciones y condiciones de trabajo específicas. De hecho, los jóvenes escandinavos están aventajados a la hora de entrar en el mercado laboral porque disponen de una experiencia profesional y, muy a menudo, de referencias que favorecen su inserción laboral.

  2. Los buenos resultados cosechados por los países escandinavos se plasman igualmente en materia de desempleo de larga duración...

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