Entrevista con el Prof. Dr. Dr. H. C. Mult. Hans-Heinrich Jescheck

AutorMiguel Polaino-Orts/José Antonio Caro John
CargoDoctores en Derecho
Páginas231-253

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Introducción

La Dirección de la «Revista de Derecho Penal y Criminología» nos solicitó meses atrás, por medio del Dr. Miguel CÓRDOBA ANGULO, que realizáramos, en nombre de la Universidad Externado de Colombia, una Entrevista al Profesor JESCHECK con destino a esa misma publicación. Seguidamente nos pusimos en contacto con el profesor alemán, en la esperanza de que pudiera acceder al propósito requerido, pero sin la certeza de que así fuera: la elevada edad del profesor (más de 90 años ya entonces) nos hizo temer que pudiera declinar el some-terse a un largo interrogatorio de unas dos horas de duración, como habíamos previsto. Le escribimos una carta, exponiéndole nuestra propuesta y transmitiéndole nuestro interés por que dicha entrevista se llevara a cabo. Las dudas iniciales se desvanecieron desde la primera carta. A vuelta de correo nos contestó afirmativamente el Profesor JESCHECK, con una misiva de dos páginas llena de datos precisos recuerdos de su amistad con juristas colombianos (la familia BAQUERO,REYES ECHANDÍA), su visita a la Externado en 1982, su paseo por Monserrateaceptando la propuesta y proponiéndonos a su vez algunas fechas, algún martes (día de sus encuentros con visitantes) del mes de septiembre, entre las 10 y las 13 horas. Fijada la fecha de la entrevista (martes 19 de septiembre de 2006), en su despacho del Max-Planck-Institut de Friburgo, acudimos puntualmente los firmantes comparecientes, tal y como nos habíamos comprometido con el maestro alemán.

Con una puntualidad exquisita, nos esperaba el Profesor JES-CHECK. Desde el inicio, impresiona por su elevada estatura (no men-

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guada por el transcurso del tiempo), por su pulcritud (traje de chaqueta beige claro, con corbata a juego), por su curiosidad («¿cómo está su padre?») y por su envidiable lucidez al cabo de los años (enseguida notó que, de los tres nombres anunciados inicialmente, faltaba uno a la cita y percibió que se trataba precisamente del representante colombiano de la Revista), así como por su disposición para que todo saliera perfectamente (nos recomendó que entornáramos ligeramente la persiana, para que los rayos de sol del declinante verano alemán no desvelaran en demasía las imágenes que iba a captar la videocámara con que grabamos la entrevista). En su reducido despacho del Instituto Max-Planck (que más parece una habitáculo para doctorandos que un despacho del Director emérito y alma del Instituto durante tantos años) todo nos esperaba primorosamente preparado al detalle: unas sillas cuidadosamente ordenadas en fila, vasos junto a botellines de agua, galletas en platitos alineados. Dos y media horas nos quedaban por delante.

Durante el transcurso de nuestra charla, el Profesor JESCHECK

habló sin parar y sin beber un sorbo de agua, nos corrigió datos imprecisos no, la Segunda Guerra Mundial comenzó en 1939, no en el 37») y, cuando ya había terminado la entrevista, aún conversó con nosotros sobre cuestiones personales y comentando noticias de actualidad (el caso del escritor Günter GRASS y su polémica revelación de militancia durante la juventud en las SS, la muerte del escritor y periodista Joachim FEST biógrafo de HITLER y autor del guión del exitoso filme El hundimiento— ocurrida unos días antes de nuestro encuentro: «ya no serán de tanta calidad las páginas de cultura del Frankfurter Allgemeine Zeitung»), y se prestó a dedicarnos unos libros suyos, con cuidada caligrafía y con expresividad que nos halaga, así como a posar coquetamente para diversas fotografías. Las páginas que siguen son el resultado de nuestro encuentro.

Entrevista

En primer lugar queremos agradecer muy cordialmente la gentilísima hospitalidad con que nos ha recibido el Prof. JESCHECK, transmitiéndole en nombre de la Revista de Derecho Penal y Criminología de la Universidad Externado de Colombia, y particular-mente del Dr. Miguel CÓRDOBA, la gratitud por haber accedido a concedernos entra entrevista.
M.P-O. / J.A.C.J.: Usted nació en 1915, es decir, a media-dos de la Primera Guerra Mundial. ¿Tenía Vd., o tenía un niño de entonces, una conciencia más o menos definida de que se vivían tiempos convulsos? ¿Qué recuerdos esenciales guarda

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Vd. de esos años dramáticos y de los inmediatamente posteriores?

Prof. H-H.J.: Nací efectivamente el 10 de Enero de 1915 en Liegnitz, en la provincia de Schlesien, como Vds. dicen a mediados de esa Primera Guerra Mundial. Mis primeros recuerdos se remontan al año 1918, cuando yo contaba con dos años y medio de edad. Recuerdo que veía pasar un conjunto de prisioneros de guerra rusos que se dirigían a una zona industrial cercana, donde prestaban su labor en determinadas actividades en beneficio de la comunidad. Luego también recuerdo haber presenciado en Liegnitz el retorno de nuestros soldados a nuestra ciudad en noviembre de 1918. Se trataba de un regimiento muy destacado, que había combatido de manera ejemplar en la batalla de Verdún durante esa Primera Guerra Mundial. Ese retorno se produjo, como digo, a finales del año
18. Y, después, guardo un nítido recuerdo de cómo viví, en Liegnitz, el comienzo de la revolución. Tengo grabada la imagen de un día en que yo iba sentado en un carrito de niños, empujado por una empleada del hogar que nos cuidaba, cuando comenzaron a oirse explosiones tras el lanzamiento de granadas de mano y disparos al aire y balazos de fusil... recuerdo nuestra reacción: ¿Qué está sucediendo aquí? En ese momento se nos acercó un señor que nos alarmó enérgicamente: ¡Tienen que regresar inmediatamente a sus casas! Y lógicamente eso hicimos. Son los tres recuerdos que he mantenido de esa época tan lejana, durante la época de la Guerra. Había presenciado, sin saberlo, el final del período imperial alemán.

De la época posterior al conflicto bélico sí conservo más vivencias. Por ejemplo, la época de la inflación —también llamada hiperinflación— del año 1923 durante la República de Weimar fue especialmente dura, pues situó a Alemania al borde del abismo. Las causas de esa situación fueron varias, pues se arrastraron diver-sos problemas económicos de la Primera Guerra Mundial, se incrementó el costo de la vida y se devaluó de manera alarmante el valor de la moneda, el marco alemán, que perdió con muchísima rapidez su valor comercial. Como consecuencia de ello, se introdujo en 1924 el llamado marco imperial (Reichsmark), merced a la obra del Presidente del Banco del Imperio Hjalmar SCHACHT, quien sería posteriormente enjuiciado en el Tribunal de Nuremberg, donde resultó absuelto. Recuerdo que mi padre, que era abogado y notario, trajo a casa los primeros billetes y nos los mostró.
M.P-O. / J.A.C.J.: Vd. nació, como ha dicho, en Liegnitz (Schlesien). Sin embargo, ha vivido casi toda su vida en Freiburg im Breisgau. ¿Cómo acabó en esta ciudad? ¿Qué caminos le trajeron al corazón de la Selva Negra?

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Prof. H-H.J.: Sí, bueno, con mis padres emprendí muy tempranamente numerosos viajes al sur de Alemania. Ellos pensaban, con buen criterio, que debían enseñar a sus hijos la conveniencia de recorrer el mundo, de visitar otros lugares, para evitar el provincianismo. Ya en aquel momento se tenía la idea de que el Oeste de Alemania era el centro de la vida cultural y espiritual, de manera que nosotros en nuestra provincia natal, Schlesien, nos mantení-amos un tanto apartados o al margen de esa realidad cultural. Además, yo me asocié en ese tiempo a una asociación estudiantil (Burschenschaft) portadora del discurso de la libertad (1813-1815). Se trataba de una asociación de corte tradicional, donde incluso se empleaban armas blancas en algunas luchas frente a miembros de otras asociaciones. De ahí me quedó una cicatriz considerable en el rostro. Ello respondía a una antigua costumbre en este tipo de corporaciones. Posteriormente, como Rector de la Universidad me cupo el honor de contribuir en no escasa medida a la modernización de esas asociaciones. A Friburgo de Brisgovia llegué... por un interés paisajístico y, también, deportivo. Aquí podía desarrollar mis aficiones de excursionista, montañista, etc. pues la Selva Negra es muy rica en ese sentido.
M.P-O. / J.A.C.J.: Ahora querríamos saber algo de su trayectoria académica. Vd. eligió el estudio del Derecho. ¿Por qué Derecho? ¿En qué Universidad cursó Vd. la carrera? ¿Había algún antecedente de jurista en su familia?

Prof. H-H.J.: Sí, mi padre era Abogado y Notario. Por ese motivo, existía un gran número de juristas entre nuestras amistades, en el círculo de personas cercanas a mi familia. Al margen de eso, tuve una excelente formación en la enseñanza media: estudié en un Instituto humanístico muy renombrado llamado Johanneum, perteneciente a la Academia «Ritter», integrada por jóvenes de la nobleza (Ritterakademie). Esta Academia era una antigua escuela nobiliaria austriaca, fundada en una época en que Schlesien pertenecía a Austria, antes de 1763. En ese centro realicé, en 1933, esto es, en el primer año del nacionalsocialismo, mi examen de bachillerato superior, obteniendo el título de bachiller (Abitur) con la más alta calificación: mención honorífica. Entonces, eso, el obtener una buena calificación en el bachillerato era un presupuesto ineludible para el estudio de la carrera de Derecho. Afortunadamente yo me encontré en esa situación, pudiendo elegir la materia a la que quería dedicarme.

Estudié la carrera en Friburgo, en Munich y en Gotinga, en esas tres ciudades; luego para la tesis doctoral viajé a Tubinga, siguiendo a mi maestro el Profesor KERN. Allí mismo presenté también, ya después de la Segunda Guerra Mundial, mi escrito de habilitación para la Cátedra. Los dos exámenes de Estado los hice en Gotinga

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y en Dresden, y la tesis doctoral y la habilitación las presenté en Tubinga.
M.P-O. / J.A.C.J.: De los profesores que Vd. conoció durante su época de estudiante, ¿de cuál o de cuáles guarda Vd. un especial recuerdo? ¿Hubo alguna figura que...

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