Las entidades financieras y las nuevas tecnologías
Autor | Ángel Luis Vázquez Torres/Domingo Carbajo Vasco/Fidelio López Peláez |
Cargo del Autor | Economista/Economista. Abogado. Inspector de Hacienda del Estado/Economista |
Páginas | 265-280 |
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Muchos son los cambios que las nuevas tecnologías han provocado en nuestra existencia (nadie duda del profundo protagonismo e impacto que tienen las nuevas tecnologías en nuestras vidas). Hace apenas 30 años no existían los móviles (como decía un anuncio de televisión, “llamábamos a un sitio, no a una persona”), no estábamos conectados por Internet, no había fotografías digitales, etc.
En el ámbito empresarial, el impacto ha sido muy fuerte en todas las actividades que tienen que ver con proceso de datos y de información. Así, antes, el departamento financiero de las empresas grandes era un departamento con mucho personal, dado que si se quería llevar un adecuado control de costes por cada área dentro de la empresa, para poder tomar decisiones efectivas, eran necesarias muchas personas. Hoy con mucha menos plantilla se lleva un control mucho más preciso.
Por esto, parece lógico que el sector financiero haya incorporado “a toda velocidad” los cambios tecnológicos, haya abrazado la bandera de la modernidad y haya sido pionero en la aplicación de las nuevas tecnologías a la forma de hacer “banca” (ciertamente unos bancos más que otros), dado que su actividad es básicamente movimiento de información (apuntes contables de cargos y abonos dentro de las cuentas de una empresa o particular e igualmente, entre las cuentas de los distintos bancos). Por ejemplo, es un hecho que los bancos no están interesados en el ingreso de efectivo y prefieren el ingreso vía cheque, dado que el efectivo supone costes: persona que cuenta, a fin de día hacen falta los servicios (caros) de una empresa de transporte y recogida de efectivo para llevarse el sobrante, etc. y el cheque se tramita como apunte informático.
Así, los bancos (insistimos, igual que los departamentos financieros de las empresas), con menos personal que en el pasado pueden procesar muchas más operaciones. A la vez, dentro de la banca hay labores que, necesariamente, deben ser realizadas por personas, mientras otras no. Esta es la razón por la que, sobre todo en algunas cajas, el personal de ventanilla cuando un cliente le pide los movimientos, detalle de un cargo o similar, le recomiendan amablemente que vaya al cajero (o que lo consulten por Internet), dado que esa información la pueden obtener de esa mane-ra y el personal (el “coste humano”), se puede dedi-
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car a otras labores (prestar asesoramiento, comercializar productos, etc.).
En los umbrales de la denominada “sociedad del conocimiento” es curioso ver como un sector tan “conservador” como el sector financiero, motivado primero por el efecto conjunto del Y2k (año 2000) y del euro, y después por los denominados Acuerdos de Basilea II (y Basilea III)161 sobre requisitos del capital regulatorio, se ha convertido en un sector “innovador” con importantes inversiones en elementos tecnológicos, y una reingenieria de todos sus procesos de negocio tradicionales y, a fuer de ser sinceros, debemos decir que la banca española lo ha hecho bien, realizando un importante esfuerzo en los últimos años, consiguiendo colocarse entre los puestos de cabeza de las entidades financieras europeas, por su agresividad comercial, diversidad de productos, efectividad operativa y, sobre todo, por su base tecnológica instalada.
Seguidamente, veremos algunas de las consecuencias de la implantación de las nuevas tecnologías en la operativa con las entidades financieras.
El primer cajero automático fue instalado en 1967 en Inglaterra, mientras que en España tuvimos que esperar hasta 1972 para que apareciera el mismo, el cual dispensaba un fajo de billetes envueltos en celofán cuando el cliente introducía una tarjeta, que se quedaba en su poder y tenia que ser reclamada en la sucursal por el cliente para ser utilizada nuevamente.
Apenas tres décadas después de la instalación del primer cajero en nuestros países, el “cajero” ha pasado a formar parte de nuestras vidas diarias, convirtiéndose en la tecnología más utilizada del sistema bancario español y en el medio preferido por los españoles para acceder a su banco o cajas de ahorro, por encima incluso de la propia oficina bancaria. De hecho, España es el segundo país del mundo, por detrás de Japón, en penetración de terminales de autoservicio financiero, con un cajero automático por cada 909 habitantes.
Actualmente desde un cajero se pueden realizar, prácticamente, todo tipo de operaciones, tanto es así, que algunas entidades prefieren denominarlos “terminales” (que nos podemos encontrar tanto dentro como fuera de las oficinas bancarias), para que los clientes realicen ellos mismos la operativa de sus cuentas desde estos terminales sin que intervenga empleado alguno del banco.
Las principales operaciones realizadas desde los cajeros automáticos, se recogen en la siguiente ilustración.
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Ilustración 57: Principales operaciones que puedan realizarse en un cajero
- Retirada de efectivo.
- Consulta saldo.
- Consulta últimos movimientos.
- Ingresos.
- Recarga teléfono móvil.
- Compra de entradas.
- Pago de recibos.
Las ventajas del cajero frente a otros canales financieros, que le han hecho ser el medio preferido de los españoles para acceder a su entidad financiera, son las recogidas en la siguiente ilustración:
Ilustración 58: Ventajas de los cajeros
- Comodidad.
- Rapidez.
- Disponibilidad 24 horas.
- Reducen desplazamientos.
- Importante red instalada.
- Disminución de errores.
Como hemos visto, en apenas treinta años, el cajero automático ha evolucionado de un mero dispensador de dinero con funciones muy limitadas a un avanzado terminal de autoservicio financiero, que, además de dispensar efectivo, puede realizar multitud de funciones,y, sin duda, se convertirá en uno de los elementos fundamentales de la denominada “banca on line”. De hecho, algunas entidades, ya están apostando, para que así sea.
Este producto, actualmente novedoso, es una forma de transferir dinero efectivo a cualquier persona y sólo precisa de un teléfono móvil. Lo incluimos dentro del cajero dado que es una forma de disponer del efectivo, como veremos a continuación.
Consiste en que una persona (física o una empresa) da (no hace falta ir a la oficina bancaria, puede ser también por teléfono o por Internet) instrucciones a su entidad financiera para que envíe dinero a una persona que está en un lugar, en el cual habrá unos cajeros automáticos determinados (por ejemplo, se informa de un código postal) y comunica al banco el teléfono móvil de la persona que va a recoger el dinero. Quien emite el dinero, también le dice a quien tiene que recogerlo una clave de 4 dígitos (absolutamente secreta). El banco, a su vez, envía un mensaje SMS al móvil que le han dado con una clave de 4 dígitos. El interesado tiene ahora dos claves: una secreta que le han dicho por teléfono y una, que ha recibido por SMS del banco. Con esas dos claves se acerca a los cajeros que habían predefinido y, sin introducir tarjetas de crédito/débito, el cajero le va a dar el importe. Este sistema tiene límites, por ejemplo, el límite de efectivo que un cajero proporciona.
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La venta por canales remotos, principalmente a través de Internet y el teléfono, es uno de los retos más importantes de la banca española en los próximos años. Según un estudio del EFMA162 - European
Financial Management & Marketing Association, se espera para España en 2010 un incremento de estos canales para la venta de productos y servicios financieros, reduciéndose el de la red de oficinas (aunque éste sigue siendo todavía el principal canal de ventas).
Ilustración 59: Evolución esperada de los distintos canales en la banca española
[VER PDF ADJUNTO]
Se configura como el tercer canal alternativo a la oficina bancaria163, habiendo sido desplazado del segundo puesto por la pujanza de la denominada banca “on line”, que como veremos fue la última en llegar, pero ya ocupa un importante segundo puesto.
Como su propio nombre indica, la banca telefónica consiste en la utilización del teléfono como medio para realizar transacciones con la entidad financiera, mediante la utilización de una serie de claves de seguridad a efectos de verificar la autenticidad de la persona que se encuentra al otro lado de la línea.
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Existen tres formas de validar la conexión telefónica con nuestra entidad financiera:
Mediante clave fija. La entidad financiera nos proporciona un “password”, del cual tendremos que facilitar determinadas posiciones164 que nos irá solicitando el empleado que nos atiende telefónicamente y que serán distintas en cada conexión. Quizás nos podríamos preguntar, ¿por qué facilitamos solo ciertas posiciones de nuestra clave y no la clave completa?, la respuesta es sencilla, si facilitamos la clave completa, el empleado que nos atiende, dispondría de la misma y podría realizar operaciones en nuestro nombre.
Mediante clave variable. La entidad financiera nos facilita una tarjeta de claves, o un algoritmo mate-mático165, que nos servirá para...
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