La encrucijada de los Sindicatos

AutorJuan Antonio Sagardoy Bengoechea
Páginas71-77

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La misión2 nuclear de los Sindicatos, como bien señala el art. 7 de nuestra Constitución, es la “promoción y defensa de los intereses de los trabajadores”. Fiel a su génesis y vocación, el sindicalismo ha tenido, a lo largo de los últimos cien años, un recorrido lleno de zozobras, luchas y persecuciones, hasta conseguir que se reconociera –la libertad sindical– como un derecho fundamental. Así está, en todos los países

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de nuestro entorno, pero con el dato añadido de que cada vez el sindicato se preocupa menos de su reconocimiento y más de su operatividad.

Los artículos 7 y 28 de nuestra Constitución fueron muy generosos en la definición del fenómeno sindical, tanto en el terreno de los fines, como de los contenidos. Nuestros sindicatos, a lo largo de estos últimos años, han demostrado una madurez incuestionable, con apoyos valiosos a la consolidación de los valores democráticos de nuestra sociedad. A su vez, se han ido consolidando como necesarios interlocutores sociales, dando origen a un eficaz modelo de pactismo social, manifestado a través de Acuerdos, que sirvieron al desarrollo de nuestras empresas, por la paz social que tales pactos trajeron y por la razonabilidad salarial y el fomento del empleo. Tal política de pactos ha tenido como principales protagonistas a Comisiones Obreras y a Unión General de Trabajadores que, con la promulgación de la Ley Orgánica de Libertad Sindical, de 1985, reafirmaron su presencia hegemónica en el mundo del trabajo. El diez por ciento que fijó el Estatuto de los Trabajadores como pórtico para la mayor representatividad a nivel nacional, no ha sido alcanzado más que por esos dos Sindicatos, aunque haya otros como USO y CGT, a nivel nacional y ELA-STV, LAB e IG a nivel autonómico, que tienen una presencia muy activa.

Las huelgas generales, que desde 1978 a nuestros días, se han producido, creo que, globalmente, han sido beneficiosas para el movimiento sindical, con un claro desgaste del poder político imperante en cada momento, No deja de ser significativo que el motivo de las huelgas, prácticamente en casi todas ellas, fue el empleo, tanto el activo como el pasivo. En cuanto a las huelgas, no generales, el balance global, si miramos a Europa, no ha sido muy negativo en cuanto a la frecuencia y consecuencias. Y sigue siendo un fenómeno relevante la fuerza del sindicalismo corporativo que, a pesar de los ataques recibidos por parte del sindicalismo de clase, y de la escasa simpatía de la opinión pública, sigue teniendo una incidencia significativa en nuestro sistema de relaciones laborales. Sin embargo, el sindicalismo de tono más radical, no ha crecido, sino, si acaso, se ha estabilizado, cuando no menguado.

En definitiva, los Sindicatos, sean de clase o corporativos, han supuesto un hecho esencial en la lucha de los trabajadores por la defensa de sus intereses. Y si hubiera que hacer un balance global del valor de los Sindicatos, en el plano institucional, sería sin duda positivo. Baste pensar que a lo largo de los siglos XIX y XX si no hubieran existido Sindicatos hubiera sido una catástrofe para el logro del status socio-económico del que hoy disfrutan los trabajadores en el seno de las sociedades democráticas y desarrolladas.

A pesar de todo, el reconocimiento del derecho de sindicación, en términos modernos, ha sido muy tumultuoso a lo largo del siglo XX y más en los países del sur de Europa, como el nuestro, Grecia y Portugal. El largo interregno de regímenes autoritarios-dictatoriales, empobreció ese derecho fundamental, aunque desde la década avanzada de los 70, tuvo un amplio reconocimiento, en dichos países, a nivel constitucional. En concreto, y por lo que se refiere a nosotros, la Constitución de 1978,

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recoge de modo solemne y privilegiado a los Sindicatos (art. 7) y al derecho de sindicación (art. 28) al disponer de modo taxativo y rotundo que “todos tienen derecho a sindicarse libremente”.

12.1. Sindicatos y partidos políticos

Cuando la CE y la LOLS dicen que los sindicatos tienen como misión “la promoción y defensa de sus intereses económicos y sociales” está poniendo el acento en lo esencial. La cuestión no fue pacífica en la discusión del Texto constitucional. En el Anteproyecto se mencionaban “los intereses económicos y sociales” pero en los sucesivos cambios se redujo el campo de acción sindical a “los...

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