Emprendimiento Social en España: una vertiente instrumental de la innovación social

AutorCarmen Ruiz Viñals
Cargo del AutorDirectora de los Estudios en Dirección de Empresas. Universitat Abat Oliba CEU
Páginas233-246

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1. Emprendimiento social e innovación social

Cuando se plantea el tema del emprendimiento social y de su relación con la innovación social, suele hacerse referencia al impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y a las nuevas formas de relación social, junto a viejos conceptos como sostenibilidad, transparencia, participación, etc…, que han de propiciar cambios en la dinámica de la economía, especialmente cuando ésta deviene estancada y/o en recesión. El emprendimiento se ha visto como un generador de empleo, especial-mente en el caso de las cohortes marginales de población. Es decir, entre los más jóvenes (población en edad laboral y menor de 25 años) y los más senior (población con edad superior a 45 años). La simbiosis entre emprendimiento e innovación social nos ha llevado a hablar de emprendimiento

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social como una manera novedosa de abordar problemas sociales derivados del funcionamiento no óptimo de la economía. El emprendimiento social permite la conjunción de muy diferentes intereses y esfuerzos en torno objetivos comunes, permitiendo repensar viejas actividades de forma alter-nativa, propiciando con ello un impulso al crecimiento económico.

En cierta manera, el término de emprendimiento social ligado a la innovación social se han convertido en términos de moda en la literatura académica social, pero como acostumbra a ocurrir con muchos de los conceptos de las Ciencias Sociales no existe una única definición sobre los mismos. Si empezamos con el concepto de innovación social, vemos que en función del campo o disciplina desde el que se conceptualice el término se dan diferentes definiciones.

Algunos autores definen la innovación social como nuevos procesos, prácticas, métodos o sistemas para llevar a cabo procesos tradicionales o tareas nuevas que se hacen con participación de la comunidad y los beneficiarios (Hochgerner, 2012). Con esta definición las personas se transforman en actores de su propio desarrollo, fortaleciendo así su auto-valoración como miembros de la ciudadanía. Sus aportaciones pasan a ser sustantivas en la toma de decisiones colectivas. De esta manera, desde el punto de vista social la innovación social pasa a ser el consolidar la participación de la propia comunidad y de los beneficiarios en las decisiones de la colectividad. Ésta es una aportación sustantiva al fortalecimiento de la ciudadanía y a la consolidación de la democracia, ya que no puede existir una democracia bien entendida sin que los ciudadanos participen en los retos que deben enfrentar. Para otros autores la innovación social también incluiría aquellas iniciativas originales que mejoran la eficacia de la acción pública, sin entrar en temas de participación social ni de democracia. Muchos autores identifican la innovación social con las aplicaciones sociales de la innovación tecnológica (Dal Fiore, 2007), mientras que otros identifican la innovación social con nuevas formas de gestión que incluyen lo social. En cualquier caso, bajo este enfoque, la innovación social acaba siendo el poder hacer las mismas cosas que siempre hacemos, pero con nuevos procesos. Este es el factor común que encontramos en todos los proyectos de innovación social y nos permite alcanzar los objetivos convencionales más objetivos de gestión colectiva y de sostenibilidad.

Bajo nuestro criterio la innovación social consistiría en una acción o intervención exógena que surge en un enfoque bottom-up desde las personas físicas y jurídicas necesitadas de que exista innovación social para seguir con su actividad económica y/o social, o bien emprender otra

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actividad. También surge de las personas y/o organizaciones a las que se quiere ayudar con la promoción de la innovación social que mejore, vía el desarrollo social, el bienestar de dichas personas, o bien el desarrollo comunitario y la cohesión social, su bienestar colectivo. El motor de dicho cambio es la introducción de alguna novedad que hace que la prestación de un servicio o la producción de un bien se haga de manera novedosa, produciendo una situación diferente a la que existía previamente. Con ello se logran unos resultados distintos que pueden medirse con indicadores concretos y gran parte del emprendimiento se basa en la identificación de la posible aplicación de la innovación social a un proceso.

Un factor clave en la innovación social es el concepto de red. Las relaciones en red y las llamadas redes sociales adquieren un protagonismo muy importante tanto a nivel intraorganizativo como a nivel interorganizativo. Muy al estilo de lo que ocurre con los fractales que se nos presentan en la naturaleza. Un fractal es una figura plana o espacial que está compuesta por infinitos elementos. Su principal propiedad es que su aspecto y distribución estadística no varía, independientemente de la escala con que se observe. Fue el matemático Benoît Mandelbrot quien desarrolló el concepto de fractal en 1975 que proviene del latín fractus (quebrado). Los fractales son, por lo tanto, objetos semi-geométricos cuya estructura básica se repite ilimitadamente a diferentes escalas. Los podemos observar en los minerales, en los vegetales, en un trozo de hielo, etc. Y, además, el fractal puede ser creado por el hombre en diferentes ámbitos como el mundo de la organización, el mundo del arte, en el mundo de la información y la comunicación, etc. Precisamente, la aplicación de dicho concepto en el mundo de la gestión y la comunicación constituye uno de los pilares de la nueva emprendeduría social.

2. La innovación Social y los diferentes sectores de la economía

Para entender el porqué la Innovación Social tiene cada vez mayor interés como concepto emergente que tiene una incidencia clara en la emprendeduría social nos resultará facilitador el identificar las principales tendencias que experimentan los diferentes tipos de organizaciones al incluir en su seno el uso de la Innovación Social. A continuación vamos a ver el comportamiento al respecto de diferentes organizaciones como son: el Estado Sector Público), el Sector Privado, el Tercer Sector y la Sociedad Civil.

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Desde la irrupción de la Crisis Económica (2007), las bases del Estado del Bienestar, particularmente en la Unión Europea, se han cues-tionando vivamente. Con ello, el propio sistema se está transformando a una gran velocidad, acuciado por los acontecimientos económicos. Esta situación ha generado una crisis de confianza en relación a un sistema del Estado del Bienestar que históricamente ha sido capaz de dar respuestas adecuadas a muchos desafíos económicos y sociales. Ante la actual situación de crisis, el sistema organizativo de la Administración Pública tiene que adaptarse a la nueva situación, con los cambios sociales que conlleva e incorporando las nuevas técnicas de gestión y comunicación y utilizando los nuevos instrumentos y las...

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