El empleo en la Unión Europea: Un análisis de la calidad del trabajo

AutorG. Ramos Truchero - A. Negro Macho - M.C. Merino Llorente - N. Somarriba Arechavala
CargoDepartamento Sociología y Trabajo Social, Universidad de Valladolid - Departamento Sociología y Trabajo Social, Universidad de Valladolid - Departamento Economía Aplicada, Universidad de Valladolid - Departamento Economía Aplicada, Universidad de Valladolid
Páginas17-43

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1. Introducción

La crisis económica padecida en estos últimos años ha incrementado las tasas de paro en los países europeos como consecuencia de la destrucción de puestos de trabajo. Cabría pensar, entonces, que estamos ante un problema de cantidad de empleo y que por tanto analizar la calidad de los puestos de trabajo, como es el objetivo de este trabajo, es una cuestión meramente superficial. Sin embargo, los efectos de esta crisis se extienden, no solamente a la pérdida de empleos, sino también a las diferentes dimensiones en las que se define la calidad del trabajo.

El estudio de la calidad del empleo responde a la necesidad de reflexionar sobre las acciones más adecuadas para afrontar tanto la crisis como las nuevas formas de producción derivadas de la misma, con la finalidad de convertir el trabajo en su aspecto más cualitativo. En definitiva, es ahora más que nunca, cuando todos los agentes sociales deben actuar e invertir en la calidad del empleo, a pesar de conocer de antemano que estos esfuerzos conllevan un gran coste inmediato pero excelentes resultados sobre los trabajadores y sobre la producción a largo plazo. Por todo ello, el estudio de la calidad del empleo tiene un especial interés en estos momentos.

Este trabajo tiene este cometido. Para ello se utiliza el enfoque de los indicadores sociales y se obtiene la calidad del empleo como resultado de la combinación de la información, tanto objetiva como subjetiva, de una batería de 23 variables1. A continuación, se deriva un Indicador Sintético de Calidad del Empleo (ISCE) por medio de la metodología de la distancia P2 (DP2), que nos permite conocer y analizar qué factores inciden más en la determinación de la calidad del empleo en el contexto de la Unión Europea (UE), así como explicar la situación de los diferentes países de la conocida como Europa de los 25 (UE25).

2. La calidad del empleo desde la perspectiva de la Unión Europea

El lanzamiento de la Estrategia Europea de Empleo en 19972intenta dar un nuevo rumbo en la evolución del mercado de trabajo en la Unión Europea, en el

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sentido de crear más empleos, pero sin atender a su calidad. Y es en el año 2000 con la Estrategia de Lisboa para el Crecimiento y el Empleo, donde se añade como objetivo la mejora de la calidad del empleo. Por ende, tanto la cantidad como la calidad del empleo son aspectos que integran la agenda de la política comunitaria de empleo.

Con una coyuntura económica favorable, en marzo de 2000 en el Consejo Europeo de Lisboa nace la necesidad de una nueva Agenda de Política Social, y se establece el gran objetivo estratégico de la Unión Europea para la próxima década (para el 2010) consistente en «convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social»3, que, por tanto, requiere una estrategia global. En este gran objetivo se entroncan los tres ejes del nuevo modelo social europeo: la política social, la política económica y la política de empleo. Si bien, la búsqueda de la cohesión social (reduciendo la exclusión social, avanzando en la lucha contra las discriminaciones, mejorando la protección social) se vincula también a una política de empleo encaminada a la calidad laboral y a la consecución del pleno empleo, sin dejar de lado el objetivo de crecimiento económico en términos de competitividad y dinamismo económico.

Tras la evaluación intermedia de la Estrategia de Lisboa en 2005, se advierte la necesidad de reformarla y relanzarla, conociéndose como Estrategia Renovada de Lisboa de Crecimiento y Empleo, concentrando mayores esfuerzos y recursos en aquellas áreas con mayor impacto sobre el crecimiento y el empleo, exigiendo mayor implicación y compromiso a los Estados miembros. El Consejo aprueba un conjunto de directrices integradas (2005-2008) que sirven de guía a los Estados en cuanto a las reformas necesarias. Los Estados miembros reconocen que requieren ajustes estructurales relacionados con la competitividad, el crecimiento sostenible y el empleo. Esta Estrategia, al considerar como objetivo el pleno empleo, pone de manifiesto que la competitividad de la economía y de las empresas no es incompatible con el bienestar de los ciudadanos, la satisfacción en el trabajo y la disposición de empleo de calidad, así como con las condiciones de trabajo decentes. Como reconoce la Comisión, «si bien la mayor parte de la mejora de la economía comunitaria se debe a factores cíclicos, las reformas del tipo de Lisboa han ayudado a aumentar el potencial de crecimiento de las economías de los Estados miembros» (Comisión Europea, 2007: 4).

A principios de 2007 se da un nuevo impulso a la calidad laboral en la política de empleo y, más concretamente, en la reunión informal del Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores se proponen unos principios para alcanzar un empleo de calidad: unos salarios justos, protección contra los

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riesgos para la salud en el trabajo; derechos de los trabajadores a hacer valer sus intereses y a participar, modalidades de organización del trabajo favorables a la familia o empleo suficiente (Comisión Europea, 2007:3)4.

La Comisión Europea considera que todavía queda mucho por hacer en la Unión Europea ante un contexto caracterizado por la globalización, los avances tecnológicos, los cambios económicos o las nuevas realidades sociales. Igualmente, el fenómeno del envejecimiento de la población está cada vez más próximo, con el consiguiente impacto económico y presupuestario; y el paro sigue afectando con mayor intensidad a determinados segmentos poblacionales. Si a ello se une la desaceleración económica mundial, que ha afectado a la Unión Europea, todo ello puede traer consecuencias más negativas, lo que exige intervenciones. En la crisis actual, muchos se plantean que la Estrategia de Lisboa renovada, con las directrices integradas, pueden constituir un marco efectivo para favorecer el crecimiento y el empleo de forma sostenible.

3. Una propuesta de análisis

La calidad del empleo ha sido y es objeto de estudio en disciplinas como la Economía, la Sociología, la Medicina, la Psicología o la Filosofía, aspecto que en la actualidad ha derivado en un intercambio de conocimientos y ha establecido una sinergia de conceptos y teorías. Es un concepto multidisciplinar, que ofrece perspectivas diferentes a la hora de abordar su análisis y a la vez enriquece la investigación. La literatura en torno a este tema muestra que las dimensiones más conocidas son aquellas que guardan relación con el proceso productivo y con los métodos de trabajo (Lahera, 2005). Pero la calidad del trabajo tiene una perspectiva más amplia en la que se incluye la configuración de los empleos y los trabajos, y que la UE ha tomado como referente. La Comisión Europea aprueba en 2001 un marco para invertir en la calidad considerando que está integrada por diez dimensiones, cada una de las cuales está cuantificada por una serie de indicadores claves y contextuales.

Por ello en este estudio se considera la calidad laboral como un todo compuesto por distintos tipos de calidades (Reygadas, 2002) referidas a los diferentes aspectos de la misma. En concreto, en este trabajo se utilizaran las siguientes dimensiones:

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  1. Calidad intrínseca del trabajo, esto es, las características que un empleo determinado debe reunir para que un trabajador lo considere satisfactorio.

  2. Calidad en la organización del trabajo que engloba la autonomía de los trabajadores, la exigencia de una cualificación o la ausencia de riesgos laborales físicos o psíquicos en el puesto de trabajo.

  3. Calidad en la conformación del empleo que abarca cuestiones como el salario, la ausencia de precarización del empleo, así como la seguridad temporal del mismo.

En cualquier caso, este nuevo modelo de trabajo no deja de ser un tipo ideal y teórico de lo que la UE concibe como un buen trabajo o un empleo de calidad. Es por ello que cabe preguntarse si los distintos Estados miembros de la UE cuentan con empleos de calidad o no, interrogante que ha motivado la elaboración de este trabajo.

Para lograr nuestro objetivo se propone trabajar con un concepto de calidad del empleo que comprenda indicadores relativos a la situación de los mercados laborales de los diferentes países de la UE25 e indicadores específicos del puesto de trabajo que de alguna forma captan los aspectos relacionados con las «calidades» antes mencionadas. El siguiente gráfico permite ilustrar nuestra visión del concepto de calidad de empleo:

Figura 1

Concepto de calidad de empleo

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Elaboración propia.

En este estudio se considera un conjunto de 23 indicadores, objetivos y subjetivos, relativos a las condiciones internas y externas del puesto de trabajo, que

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se pueden englobar en dos grandes grupos: por un lado, los aspectos del contexto del entorno laboral y la configuración del empleo y, por otro lado, las características de la actividad y la tarea real de trabajo, es decir la organización del trabajo.

En todo caso, la batería de variables manejada en un primer momento ha sido mucho más amplia, pero tras analizar la existencia de correlaciones entre variables, con el objetivo de evitar la duplicidad de información y eliminar aquellas variables con un bajo...

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