Elementos conformadores de una nueva política de juventud

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5.1. Prioridades y objetivos

Según diversos estudios (CEPAL, 2014; CEPAL, 2015b) existen determinados factores clave sobre los que se ha de incidir en las políticas de juventud en seis áreas: la educación, el mercado de trabajo, la salud, la violencia, la cultura y la participación. Estas dos últimas áreas se vincularán con las nuevas tecnologías digitales, dada su alta recepción en los hábitos culturales y sociales de las personas jóvenes.

5.1.1. Educación

La educación como vehículo para formar a las personas jóvenes es una de las principales herramientas para luchar contra la desigualdad y la exclusión. Si bien con carácter general se ha producido en el espacio iberoamericano un avance en cuanto al aumento de la cobertura educativa y a la población que finaliza algún ciclo educativo (CEPAL, 2014), existen diferencias significativas entre los países (OIJ, 2015), incidiendo en ello dos elementos cruciales: las tasas de personas que completan la educación secundaria, al ser el estadio educativo mínimo que reduce las posibilidades de exclusión (SIETAL, 2008); y las tasas de personas que finalizan algún ciclo de educación postsecundaria, que es el nivel educativo mínimo que posibilita el acceso a mejores empleos y, por tanto, a mejores retribuciones y oportunidades laborales. Son dos elementos clave a tener en cuenta, pues la etapa juvenil es un periodo crítico en la conexión o nexo entre la educación y el mercado de trabajo.

Asimismo, el problema de la mayoría de los sistemas educativos de los países de la región no estriba estrictamente en términos de exclusión, sino en factores denominados de inclusión diferencial, esto es, que la permanencia en el sistema educativo formal e

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informal y los resultados educativos están muy condicionados por el nivel de renta de las familias, el origen étnico, la brecha rural/urbano y el género.

Se hace por ello necesario avanzar en la aplicación de la obligatoriedad de la educación secundaria, así como en la configuración de un sistema flexible que dé cabida a la diversidad de situaciones de las personas jóvenes con medidas adicionales de refuerzo o compensatorias. A la vez, debe promoverse una mejor articulación entre los distintos subsistemas educativos, permitiendo mejores trayectorias a los estudiantes entre programas de los distintos ciclos educativos (CEPAL, 2015a).

5.1.2. Mercado de trabajo

La inserción laboral de la población joven es otro eje clave pues está aparejada a la emancipación y la cohesión social. A nivel macro, las condiciones laborales de los jóvenes en Iberoamérica parecen haber mejorado desde 2005. Se han reducido las tasas de desempleo juvenil, progresivamente la población joven cotiza más en los sistemas de protección social y han mejorado las regulaciones de las modalidades contractuales. Sin embargo, el análisis pormenorizado de los datos muestra dos tipos de brechas. Una brecha interna dentro de la población juvenil, que afecta de manera negativa sobre todo a las mujeres jóvenes y a la población joven de menores ingresos; y una brecha externa respecto a la población adulta donde las diferencias en las condiciones laborales son muy acusadas en detrimento de la población joven (CEPAL/OIJ/IMJUVE, 2014).

Se han realizado intervenciones en formación de habilidades, promoción de iniciativas empresariales y autoempleo, subsidios directos de creación de empleo y medidas de legislación laboral, que han producido experiencias exitosas como los programas Compromiso Educativo en Uruguay, Chile Joven, SENAI en Brasil o TRABAJAR en Argentina, entre otros (CEPAL/OIJ/IMJUVE, 2014). A pesar de estos avances, en buena medida obtenidos por la asunción de los compromisos de los objetivos del milenio, es necesario seguir profundizando en el perfeccionamiento de las políticas y planes de empleo juvenil desde la integralidad y el fortalecimiento institucional, ampliando las áreas de intervención, ofreciendo itinerarios y medidas de acompañamiento más precisos y personalizados, leyes no únicamente focalizadas en el empleo sino también orientadas a la reinserción y la retención en el sistema educativo, normas más holísticas en la materia al modo de la legislación relativa a la supresión del trabajo infantil. En definitiva, es preciso desarrollar las políticas de empleo juvenil en tres vertientes:

- La coordinación de los sectores empleo, educación y formación con rutas flexibles y más personalizadas para las personas jóvenes, atendiendo a la diversidad.

- El encaje efectivo de las políticas de empleo juvenil en otras políticas como la educativa o la económica para resolver los problemas estructurales.

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- Mayor participación de los distintos actores implicados en la materia, entre ellos la población joven, en la elaboración, gestión y evaluación de las políticas públicas.

5.1.3. Salud

Las necesidades de salud de la población joven no se incorporan debidamente en las políticas nacionales a pesar de ser el grupo poblacional con mayores riesgos para la salud por factores exógenos. Además, la desigualdad y la exclusión social tienen un fuerte impacto en el estado de salud de la población joven y, por tanto, en el ejercicio de sus derechos en materia de salud.

En términos generales, las lesiones son la principal causa de muerte de la juventud en los países de la región, especialmente por violencia en el caso de los jóvenes y por causas asociadas a fuerzas de la naturaleza en el caso de las jóvenes. Asimismo, respecto a la morbilidad, las enfermedades no transmisibles, y entre las mismas la salud mental, son las que inciden en el disfrute de un estado de salud más pleno por parte de la población joven (CEPAL, 2015a).

La mortalidad y la morbilidad en la juventud de Iberoamérica están condicionadas, como en el ámbito educativo, por el estrato socioeconómico, la pertenencia étnica, la brecha rural/urbana o el nivel educativo obtenido, lo que produce situaciones o condiciones de vida vulnerables y de desigualdad y, por consiguiente, genera disfunciones en el acceso a los sistemas de salud, malos hábitos alimenticios y de salud sexual, el abuso de sustancias o problemas de salud mental (CEPAL, 2015a).

La mayoría de los países ha puesto en marcha programas de prevención y concienciación sobre educación y responsabilidad sexual y sobre el uso y abuso de drogas en los centros educativos. Además, resulta imprescindible desplegar medidas de fortalecimiento de los sistemas públicos de salud para ampliar y facilitar el acceso a los mismos por parte de la juventud de manera autónoma y confidencial y mejorar los servicios sanitarios específicos para este grupo poblacional, como se está empezando a desarrollar en países como Argentina, Chile y Honduras. No obstante, la puesta en marcha de estas medidas implica afrontar reformas de cierto calado en los sistemas públicos sanitarios.

5.1.4. Violencia

Los problemas de cohesión social que en mayor o menor grado persisten en los países de la región provocan distintas formas de violencia e inseguridad que afectan a las personas jóvenes. La violencia intencional y no intencional es la primera causa de muerte de la población joven. La complejidad de la violencia se debe a su carácter multidimensional. Para explicar este fenómeno, se ha consolidado un enfoque mixto con las aportacio-

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nes de Galtung y la Organización Mundial de la Salud (modelo ecológico) como se muestra en la tabla 5.1. Esta multidimensionalidad de la violencia hace que sus causas sean múltiples. Entre ellas, se vienen señalando la exclusión social, las secuelas de los conflictos civiles en los países de la región, el tráfico de drogas, los procesos migratorios, la violencia intrafamiliar o la desafiliación de los jóvenes del sistema institucional (educativo, laboral, entre otros). Entre los tipos de violencia que más se ha desarrollado es la violencia interpersonal según diversas encuestas, en las que se manifiestan valores muy altos de violencia en los ámbitos de la escuela, la familia, las pandillas y las relaciones vecinales (CEPAL, 2015b).

Tabla 5.1. Tipología de manifestaciones de la violencia.

Fuente: Recuperado de «Juventud: realidades y retos para un desarrollo con igualdad», de CEPAL, 2015b, p. 107, Santiago de Chile, Chile: CEPAL.

Se han producido avances en los programas de violencia de género y en las escuelas en España, Colombia y Argentina en materia de violencia de género, programas como «Escuelas Abiertas» en Guatemala y Brasil o la creación de Observatorios sobre violencia escolar en Perú y Argentina. Las políticas y programas nacionales para la prevención de la violencia han mejorado el marco jurídico general y sectorial pero no hacen suficiente hincapié en atajar el problema de la violencia sufrida por los jóvenes, no siendo un foco de atención prioritario en la agenda política. Además, en los documentos oficiales de planeamiento y gestión se reconocen las deficiencias de sus sistemas de información sobre violencia, lo que dificulta la realización de diagnósticos precisos de cara a diseñar las políticas públicas en esta área de actividad.

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5.1.5. Cultura

El acceso y la participación en la cultura de las personas jóvenes contribuyen al desarrollo humano y permite construir sociedades más cohesionadas al potenciar principios como la igualdad y la libertad.

El acceso a la cultura es un derecho fundamental y por ello ha de ser garantizado. Los datos del...

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