Ejercicios de participación en la evaluación pública: estrategias y temas prácticos

AutorLynn J. Frewer - Gene Rowe
Cargo del AutorDepartamento de Marketing y Comportamiento del consumidor. Universidad de Wageningen, Países Bajos - Instituto de la investigación de los Alimentos, Reino Unido
Páginas93-120

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Para desarrollar y mantener la confianza en las instituciones públicas y en los procesos de toma de decisiones, crece la necesidad de involucrar a los ciudadanos en el desarrollo de la política. Sin embargo, la confianza en la participación pública hoy puede disminuir si tales esfuerzos no se evalúan en la forma de: cómo se les guía; la transparencia de los procesos; y el impacto del desarrollo de la política. Este capítulo describe una serie de instrumentos para medir la efectividad en relación a un conjunto de criterios de evaluación. También se identifican las dificultades a las que se enfrentan a la hora de conducir las evaluaciones - desde el punto de vista del evaluador, organizador y del patrocinador del ejercicio. A pesar de estas dificultades, la conclusión que se saca es que la valoración sistemática de la participación pública es esencial para asegurar la continuidad de la calidad del proceso y la confianza pública en el resultado. Finalmente, se dan algunos consejos para los patrocinadores que tiene que ver con los procesos de la evaluación.

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Introducción: la necesidad de una participación pública efectiva

Hay una serie de razones morales y éticas para que los organismos que elaboran las políticas involucren a las personas profanas en la materia en la toma de decisiones respecto a los temas en los que la gente tiene interés. teóricos políticos y éticos discuten conceptos tales como democracia; procedimientos judiciales y derechos humanos para sentar las bases morales para la participación; aunque es ahora cuando se reconoce que la toma de decisiones sin el apoyo público nos conduciría a la confrontación, disputa, trastorno, boicot, desconfianza y descontento público (rowe, reynolds y frewer, 2001). en efecto, se nota una pérdida de confianza en los que elaboran la política, y la legitimidad percibida del gobierno se considera como un compromiso adquirido (ver p. ej. frewer, 1999). un ejemplo de la amplia oportunidad para la participación pública involucra la estrategia asociada a ciencias emergentes.

La confianza en las instituciones públicas

El concepto de «confianza social» tiene su origen en un análisis socio-político. el término se refiere a la buena voluntad de las personas que confían en los expertos y en las instituciones para la gestión de los temas políticos que tienen un impacto directo en las personas y en el ambiente que los rodea y, de este modo relacionan su confianza en la competencia de las instituciones para protegerlos de problemas (como resumen ver renn y levine, 1991; earle y cvetkovich, 1995). en esta forma de ver las cosas, la confianza es una actitud socio-política unidimensional que se generaliza en temas concretos y en instituciones. las investigaciones sugieren que la confianza pública en las instituciones continúa disminuyendo, como lo hace la confianza en la información proporcionada por estas instituciones. en efecto, la disminución de la confianza de la gente en gestiones arriesgadas ha superado un umbral donde la legitimidad de los juicios científicos se cuestiona regularmente (frewer et al., 2002). otros factores, sin embargo, han contribuido a este proceso: el aumento del «ciudadano consumidor» por lo que cobra importancia que la información llegue al consumidor; la menor relevancia del papel del «experto» como resultado de una amplia disponibilidad de información especializada; y los numerosos cambios en la cultura política nacional (y en algunos casos internacional) encaminados hacia fórmulas más abiertas de gobierno (frewer y salter, 2002). estos autores también apuntan el creciente énfasis en el desarrollo de nuevas formas de la relaciones de negociación entre la comunidad política y la sociedad, lo que tiene implicaciones en todas las formas de desarrollo político. sugieren que si se recuperara la confianza de las personas, se concedería más importancia a la valoración de los criterios científicos sobre otros, tales como el criterio de si el proceso de toma de decisiones junto con la regulación que tiene en cuenta el impacto social, y los criterios técnicos; y finalmente, la toma en consideración

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De si el proceso de elaboración es transparente y comprensible. en este sentido, frewer y salter sugieren que hay que intensificar ciertas acciones:

- evaluación sistemática de la efectividad de las prácticas de comunicación. se ignora una comunicación no efectiva o fallos al alcanzar las audiencias. se debe consultar a la gente acerca de la información que necesitan.

- involucrar a la ciudadanía en el desarrollo de la política. si la involucración de la ciudadanía llega a ser una parte estándar del proceso, se necesita información sobre cómo llevarla a cabo y evaluarla. esto asegura que se usan los procesos estandarizados y los resultados se comparan en el espacio y en el tiempo.

- una valoración explícita del impacto de la consulta pública en el desarrollo de la política (Jasanoff, 1993). la consulta a la gente se verá de forma negativa por la sociedad si la información resultante de estos procesos no se incorpora a la política de forma transparente y apreciable que pueda ser evaluada explícitamente contra criterios de implementación satisfactoria.

La importancia de este capítulo radica en evaluar la efectividad de la participación, un paso esencial para el desarrollo de las prácticas adecuadas. la siguiente sección destaca las experiencias en este asunto, antes de resumir algunas conclusiones y observaciones claves del tema.

Cuadro 5.1. La implicación pública para elaborar políticas sobre biociencias (continuación)

Ha habido muchos debates recientes sobre la necesidad de desarrollar estrategias para la involucración y consulta a la gente. por ejemplo, la comisión europea ha hecho énfasis en la necesidad de introducir «nuevas relaciones institucionales y fórmulas» reforzando el proceso de aprendizaje mutuo entre la ciudadanía y la comunidad científica [p. ej. el director general de investigación de la comisión europea y el Joint research centre (Jrc)]. en particular, la agenda de «la ciencia y la sociedad» identifica la necesidad de cambiar los procedimientos y los términos institucionales de referencia, incluidos la consulta pública y el diálogo en asuntos arriesgados y mayor transparencia en los procesos institucionales.

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Cuadro 5.1. La implicación pública para elaborar políticas sobre biociencias (continuación)

Un buen ejemplo sobre este tema en el cual la tendencia es evidente, nos lo dan las emergentes biociencias, que son el actual punto de mira del discurso público sobre la implementación tecnológica (levidow y marris, 2001). en este ejemplo, la comunidad política ha reconocido que a la ciudadanía le preocupa los emergentes temas bioéticos, la posibilidad de los efectos no intencionados y las consecuencias sociales de las aplicaciones tecnológicas son responsables de comprometer las reacciones públicas para la implementación tecnológica y se deben tener en cuenta por los políticos si la tecnología no se acepta (p. ej. miles y frewer, 2001). aunque el reciente enfoque de los temas de «ciencia y sociedad» ha tendido a estar dentro de comunidad política, las implicaciones de la involucración pública más amplia y el desarrollo de las líneas generales para esa involucración son probablemente aplicables de la misma forma a todos los sectores interesados, incluyendo la industria y el sector privado.

Las lecciones de la experiencia

En 1999 el departamento de salud del reino unido y del ejecutivo de seguridad y salud encargó a los autores desarrollar una serie de instrumentos para hacer posible la evaluación de los ejercicios de participación contra el conjunto de criterios generales1. tales instrumentos se deberían, teóricamente, usar para establecer la efectividad de los ejercicios de la participación, y podrían en última instancia liderar el desarrollo de un modelo o una teoría concerniente a cuándo usar los diferentes mecanismos para incrementar las posibilidades de un ejercicio efectivo, además de indicar cómo operar los mecanismos para alcanzar esto. este proyecto a continuación de un pequeño proyecto anterior para el departamento de salud dirigido a temas de evaluación y encaminado a la publicación de un «marco de evaluación» (rowe y frewer, 2000) estipulaba unos criterios de evaluación necesarios para que un ejercicio de participación sea «efectivo». estos están descritos en la tabla 5.1.

Es interesante comparar estos criterios con los diez «principios principales para una información exitosa, consulta y participación activa de los ciudadanos en la elaboración de la política» que aparecen en el informe de...

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