Eduviges o tu nombre te lo hemos prestado. José Trigo y la búsqueda como pretexto

AutorIrma Angélica Bañuelos Ávila
CargoUniversidad De Guadalajara
Páginas113-128
237
Eduviges o tu nombre te lo hemos prestado.
José Trigo
y la búsqueda como pretexto
IRMA ANGÉLICA BAÑUELOS ÁVILA
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
Se la llevará lejos
más lejos que el olvido,
y sólo cuando irán en el camino de la ciudad desconocida,
de la tercera y última tierra,
él le preguntará su nombre
su nombre,
su maldito bendito nombre, Eduviges,
que ella sabrá que no es suyo,
y sin embargo lo tendrá y no podrá nunca
entregarlo...
José Trigo
José Trig o de Fernando del Paso fue publicada en 1966, casi al mismo tiempo que
fueron publicadas novelas como Cien años de Soledad de García Márquez, La
muerte de Artemio Cruz de C arlos Fuentes, La ciudad y los perros de Mario Vagas
Llosa, Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante o el Siglo de las luces de
Alejo Carpentier. Y sin embargo será como el reverso de muchas de estas novelas
porque intentará mostrar, a través de un lenguaje polifónico, las voces y discursos
que no habían sido reconocidos por la cultura política hegemónica del México
postrevolucionario de mediados del siglo XX.
Novela totalizante, como la ha llamado el mismo Fernando del Paso, utili-
za como pretexto de la narración la búsqueda de José Trig o, un hombre que llega
como polizonte en un tren a la ciudad de México para hacer un recorrido por el
mundo de los ferrocarrileros, ficcionalizando a una clase lumpen proletaria que
no había sido tematizada hasta el momento, pero yendo mucho más allá en
páginas laberínticas que nos llevan desde la recreación de mitos prehispánicos
y la guerra cristera, hasta los conflictos sindicales de los ferrocarrileros en el
México de finales de los años cincuenta y principios de los sesentas, dando la
voz a sujetos subalternos acallados y cartografiando una ciudad de México caó-
tica, discontinua, híbrida.
José Trigo modelizará, en el sentido en que lo entiende la crítica como sabotaje
de Manuel Asensi, una caótica ciudad de México de mitades del siglo veinte a
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114 LA CRÍTICA COMO SABOTAJE, METODOLOGÍA Y APLICACIÓN
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través de un lenguaje y unas prácticas discursivas que muchas veces sabotearán
no sólo al lenguaje en sí, sino a la ideología de la época.
¿José Trigo? No, no conozco a nadie que se llame José Trigo —dijo como si dijera
estación, trabajo, ferrocarrilero, garitones. Como si dijera soy un pobre ferrocarrile-
ro que trabaja como burro en una estación de carga y me jodo duro y bonito y no sé
nada de hombres que llegan de lejos caminando por las vías y se alejan y se pierden
bajo el Puente y no sé nada de torres de vigilancia y de entronques y de los ojos
redondos y rojos refulgentes de las ménsulas de señales que vieron a José Trigo gui-
ñándole la muerte y lo vieron llegar desde lejos, vagar por estos llanos de Nonoalco
donde cada veinticuatro horas se reciben y se despachan mil cuatrocientos carros, y
lo vieron vivir con la mujer, tres días sin hablarle y siete meses sin tocarla, en alguno
de esos carros olvidados, en la Ciudad del Oeste, donde hay setenta y ocho furgones
y vagones y jaulas abandonadas donde viven y comen y duermen más de cien ferro-
carrileros que trabajan de día alineando los rieles y de noche cuentan historias de
viejas huelgas ferrocarrileras y leyendas de la Revolución y los trenes —me dijo o
soñé que me decía un hombre de cara que nunca vi porque se iba empequeñeciendo
como una sombra que se achicara en sus ojos porque yo le volví la espalda y m e alejé
caminado entre las vías preguntando: ¿José Trigo? [Del Paso, 1988, 7-8].
Seguimos también a Asensi en el sentido de que entendemos modelización
no sólo como el modo de transmitir una información, sino como mecanismo
performativo que crea efectos de sujetos (cuerpos, gestos, acciones, discursos, sub-
jetividades, etc.), y que lo que modeliza no existía previamente, sino que es el
producto de la modelización misma (Asensi, 2011, 17):
[S]e podría decir, siguiendo a van Dijk, que esa modelización posee la capacidad de
crear «modelos mentales» que organizan lo que tradicionalmente conocemos como
actitudes de los sujetos, elementos compartidos respecto a diferentes aspectos de la
realidad [Asensi, 2011, 17].
Según esta teoría, lo propio de los sistemas modelizantes es la incitación y
apelación a los individuos para que éstos realicen acciones y produzcan discur-
sos; teoría que se vuelve radical cuando se afirma que esos modelos textuales
llegan a determinar la auto-percepción de los individuos, no sólo en lo que se
refiere a la imagen de mundo, sino a la imagen de sí mismos.
Hablar de modelización de mundo va más allá de entender a los textos como
una referencia de éste. La crítica como sabotaje hace referencia a la existencia de
textos deconstructivos, que ponen en entredicho la referencialidad e incluso la
posibilidad de la lectura (Asensi, 2011, 23). Esta modelización de mundo, en vir-
tud de que determinados textos denuncian el contacto no problemático entre el
texto y su referente, entre el lector y su texto, es la que queremos destacar en la
obra José Trigo de Fernando del Paso.
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