Educar para ser personas. La opción del homeschooling

AutorLaura Bujalance Fernández-Quero
Cargo del AutorFacultad de Educación. Universidad Internacional de La Rioja
Páginas313-320

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1. Introducción

Desde que en el artículo 27 de la Constitución Española se reconociera la educación como un derecho para todos, los debates en torno a en qué consiste dicho derecho y cómo ha de ser garantizado han sido constantes. Especialmente éstos se han centrado en qué instituciones han de ser las garantes directas de este derecho, en qué medida su intervención a veces va más allá de lo que supone garantizar ese derecho, y otra serie de aspectos relacionados con el hecho de que la educación sea un ‘derecho’. No obstante, no podemos olvidar que lo que es un derecho es la ‘educación’ y, por tanto, tan claro se ha de tener el qué es educar como qué significa que sea un derecho. Es verdad que el tema «qué es educar» es un asunto que en el ámbito académico de la Educación también se ha tratado extensamente. Pero es un debate que se ha centrado especialmente en el cómo educar y la excelencia en la educación.

El derecho a la educación nos habla de que la educación ha de ser para todos, pero también es importante que dicha educación sea una buena educación para todos ellos. Por lo general, se considera que una buena educación es a lo que en la actualidad se suela hacer referencia con los términos «educación de calidad» o «excelencia educativa». Tanto con las auditorías en los centros educativos, como con la creciente aplicación de modelos de calidad estándar como las normas ISO 9001 en dichos centros, la búsqueda de la calidad se ha ido postulando como uno de los temas centrales del debate educativo.

Por lo general, dicha calidad ha sido considera en términos de civismo, como se recoge en el preámbulo de la LOGSE cuando se afirma que la formación «ha de ir dirigida al desarrollo de su capacidad para ejercer, de manera crítica y en una sociedad axiológicamente plural, la libertad, la tolerancia y la solidaridad»; del desarrollo de los individuos tal y como indica la LOE al señalar que los fines de la educación de los individuos serían «construir su personalidad, desarrollar al máximo sus capacidades, conformar su propia identidad personal y configurar su comprensión de la realidad, integrando la dimensión cognoscitiva, la afectiva y la axiológica» (Preámbulo de la LOE);

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o de la empleabilidad como se indica en el Preámbulo del anteproyecto de la LOMCE cuando se afirma que «mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación».

Si bien todos estos aspectos son fines que se logran mediante la educación, sin entrar en el tan candente debate acerca de cuál de estos fines es el primordial y cuál es el derivado, conviene señalar que, antes incluso que cualquiera de estos fines, hay un fin anterior que se deriva directamente del hecho de la educación. Este fin no se deriva del qué sea educar, ni del cómo se haya de educar, ni de quién haya de educar y, ni tan siquiera, del hecho de que sean todos los que tengan derecho a la educación, sino de algo crucial que tiene lugar en el hecho educativo que es «qué se educa», o de de un modo más preciso «a quién se educa».

Lo que se educan son personas, dicho de un modo más correcto, a quienes se educa es a personas. Por tanto, ese «todos» que tiene derecho a la educación es un «todos» compuesto de personas. Por tanto, el primer indicador de la calidad de la educación ha de ser el, de hecho, que sea una educación por y para personas: una educación que se corresponda con el hecho de que las personas somos alguien.

Puede llamar la atención que se haga hincapié sobre este hecho que, en un primer momento, parece obvio (todos tenemos claro que la educación no es para plantas). Sin embargo, este hecho solo es obvio si qué significa ser persona es algo obvio, aspecto que, a tenor de los debates de política, sociología, bioética, etc. que constantemente nos asaltan, parece no serlo. No obstante, no por ello deja de ser es un aspecto crucial. Una educación de calidad, una buena educación, no puede ser otra que la que se corresponda con lo que las personas son. Todos los demás fines de la educación de calidad (el desarrollo del individuo, el civismo, la empleabilidad, o lo que la próxima ley determine), son adecuados a la educación tanto en cuanto hacen referencia a rasgos del «ser persona».

2. La persona como sujeto de la educación

Si bien todos los seres humanos compartimos una misma naturaleza1, no todos somos la misma persona. Cada uno somos un quién distinto. Por eso es tan difícil deter-minar qué es ser persona. Así, de esta dificultad proceden muchos debates en torno a este concepto. No obstante, tal como se acaba de afirmar, ser humano no es lo mismo que ser persona. Por este motivo, no podemos contentarnos con una profunda comprensión desde los campos de la psicología, la sociología, la antropología, etc., de qué sea la naturaleza humana en relación con lo que debe ser una educación de calidad. Para que la educación sea verdadera educación se han de tener en cuenta, además, los rasgos propios y exclusivos del ser persona y, por tanto, se ha de profundizar también en la comprensión de estos rasgos, aunque hacerlo no esté exento de dificultades.

¿Es la opción del homeschooling una opción educativa válida? En este contexto, para determinar la validez de esta opción educativa es fundamental establecer si el

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homeschooling es una opción que lleva a cabo una educación que atienda a todas las características del ser persona. Si es así, es una educación de calidad como cualquier otra educación que atienda a estos rasgos. Si no lo es, cualquier otro argumento en contra resulta irrelevante. Es más, si lo es, cualquier argumento en contra que no se dirija a rebatir este hecho, resulta accidental, en el más estricto sentido de la palabra, es decir, sería un argumento dirigido a cuestiones derivadas de lo esencial (que se educa personas) y, por tanto, solucionable en último término, si se dieran las circunstancias adecuadas.

Entre los argumentos «accidentales» más extendidos en contra del homsechooling se encuentra el de la falta de control sobre lo que el niño recibe como educación en la opción del homeschooling. Este argumento es un argumento que pone de manifiesto algo que es posible que ocurra y que, si la educación del homeschooling es una educación de calidad, es algo que debería solucionarse mediante el control que se considerara pertinente en los...

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