Editorial - Dossier monográfico 'Bioética y animales no humanos en investigación' coordinado por F. Leyton

Páginas2-4
Editorial
Rev Bio y Der. 2021; 51: 1-4
www.bioeticayderecho.ub.edu - ISSN 1886-5887
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Este número 51 de la revista se publica en plena pandemia, con las vacunas siendo el centro de la
noticia dentro de un panorama complejo que plantea una serie de problemas éticos.
En la celebración de la 73.ª Asamblea Mundial de la Salud (Ginebra, 18 y 19 de mayo de 2020)
se sostuvo que las vacunas son un bien público global, pero lamentablemente esto parece no
traducirse tan simplemente a la práctica.
Un primer desafío es la lógica de los nacionalismos exacerbados; ya que muchos países
parecen querer surfear la ola del COVID subidos a la tabla salvadora de la vacuna1, vislumbrándose
un escenario de escasez para los países más pobres.
Hay argumentos que oscilan entre que es un deber de cada gobierno proteger a sus
ciudadanos y, en este caso particular, al no existir un gobierno global, son los gobiernos nacionales
quienes tienen una primera responsabilidad hacia sus ciudadanos, hasta planteos más cosmopolitas
que señalan que los países también tienen responsabilidades globales. Pero pareciera que los
nacionalismos más bien llevan a una disfuncionalidad global: además de una serie de problemas de
coordinación y varios argumentos prudenciales que muestran falencias, los nacionalismos
implicarían cerrarse e imposibilitarían el restablecimiento del funcionamiento económico global. La
pandemia y los virus no reconocen fronteras.
Lo deseable sería abandonar esta lógica y plantearse, como señala OXFAM, que “nadie está a
salvo de esta enfermedad hasta que todos en todas partes estén a salvo”. Los modelos multilaterales
como COVAX son afines a esta lógica. COVAX está liderado por GAVI (The Vaccine Alliance), CEPI
(Coalición para la preparación e innovación en epidemias) y la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Es una plataforma a la que pueden suscribir los diferentes países para acceder a un portafolio
diversificado de vacunas. Su objetivo es distribuir 2 mil millones de dosis para finales del 2021. Al
momento de escribir esta editorial ya hay 183 países que adhieren a COVAX. Su objetivo es repartir
las vacunas de manera equitativa y razonable.
Sin embargo, COVAX no es un mecanismo perfecto y ha sido objeto de críticas, muchas
relacionadas con cuestiones procedimentales (transparencia, cómo negocia y cuánto paga por dosis,
cómo se involucran otras ONGs, etc.)2. Se trata de críticas válidas, que hay que atender ya que ayudan
a lograr confianza pública y a obtener mayores adhesiones y apoyos.
1 Esta lógica nacionalista por supuesto tiene historia. En el 2009 la gripe AH1N1 mató a casi 300.000 personas. En 7 meses se logró
una vacuna. Sin embargo, los países más ricos (EEUU, Canadá, Australia y otros seis países más) acapararon el 90% de la producción.
Sólo cedieron el 10% luego de gestiones de la OMS y de cubrir a sus poblaciones; dado que con el uso de los acuerdos de compras
anticipadas (APAs) las compañías farmacéuticas no tenían más disponibilidad. Los APAs (Advance Purchase Agreements) son acuerdos
legales bilaterales entre los países y las compañías farmacéuticas, que aseguran un acceso prioritario a sus productos.
2 Medecins Sans Frontières (01.07.2020) “La futura vacuna contra el COVID-19 debe venderse al costo”.

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