La ecuación de los gastos de defensa y la desaparición de los poderes hegemónicos

AutorJosé Miguel Andreu
Páginas67-77

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Ver Nota171

El capítulo anterior terminaba sugiriendo la posibilidad, quizá hoy más probable que en décadas anteriores, del uso de la “defensa” –esto es de soluciones militares– como sustituto parcial del ajuste económico requerido por algunos de los países occidentales importantes (y también por otros, no-occidentales).

Entrando en materia, y a fin de considerar tal posibilidad, se comenzará definiendo algunas de las características que deberá reunir un ejército que, en su caso, podría estar formado bien por las solas fuerzas armadas de un único país líder o “hegemónico” (EE.UU.), o bien por las de los ejércitos de un conjunto de países –el hegemónico y sus aliados subsidiarios– formando entre todos ellos una coalición (OTAN) que, para ser eficiente, deberá cumplir algunas condiciones que después se mencionarán.

Si algunas de esas condiciones no se cumplieran, y sus capacidades económicas se lo permitieran, el país líder de la coalición podría aumentar su presupuesto de defensa en términos de su PIB. A partir de esa posibilidad, en las líneas siguientes se analizará la evolución futura esperable de los gastos militares de EE.UU.; y también de los de China, país este que, según algunos analistas está llamado a suceder a EE.UU. como potencia hegemónica militar.

Sin embargo hay argumentos172 para creer que, aunque China probablemente alcance a EE.UU. en torno a 2036 en cuanto al volumen de sus gastos militares –y le supere en años siguientes– China no sustituirá a EE.UU. como “poder hegemónico”; y que tanto esos dos países, como el resto de Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU actual, acabarán renunciando ante una nueva ONU democrática –que quizá aparezca en torno a 2050– a sus actuales derechos de veto. Circunstancia que, de producirse, conduciría simultáneamente a la desaparición de los poderes

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hegemónicos, y a una reducción de los costes de la provisión de Paz y Seguridad a escala planetaria; provisión que la nueva ONU democrática finalmente asumiría como propia y exclusiva, en beneficio de la Sociedad Global.

3.1. Estrategias defensivas individuales y colectivas

El poder de los diferentes estados para disuadir acciones violentas contra ellos, para emprender acciones militares –justificadas o no– contra otros, o para apoyar acciones diplomáticas propias en diferentes dominios de la política internacional, depende fundamentalmente de sus capacidades para la intervención militar y la ocupación173 de territorios. En el análisis clásico de la Defensa, es decir, en ausencia de un “gap tecnológico significativo”174, la eficacia de los ejércitos para alcanzar sus objetivos está correlacionada positivamente con el montante absoluto de sus activos y personal175. Por su lado, las coaliciones o alianzas entre países de diferente tamaño176, como modo subsidiario de incrementar colectivamente los activos y el personal de defensa, podrían considerarse, en principio, como un instrumento equivalente al incremento de los gastos de defensa del líder de la coalición.

Sin embargo, ha de reconocerse que la elección de esa estrategia colectiva –la coalición177– aunque menos costosa para el líder en términos económicos, podría generar algunos inconvenientes si no se cumplieran algunas de las condiciones antes mencionadas, para el correcto funcionamiento de la misma. En particular cabría aludir: 1) a la indispensable lealtad mutua de todos los aliados, aceptando todos y cada uno de ellos como tal, al líder de la coalición, que debería ser aquel país con la mayor participación en los gastos de la defensa colectiva, cuota que además debería

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ser significativamente más importante que las de los demás; 2) a la ausencia de abuso del líder sobre sus aliados178, porque en tal caso la coalición resultaría dañada; 3) a la definición clara de los objetivos de la coalición, a fin de evitar desacuerdos; objetivos que deberían modificarse de modo democrático cuando así conviniere179; 4) a la no-reducción unilateral por parte de los miembros de la coalición durante el período acordado, ni de su presupuesto anual comprometido, ni de su contribución anual en personal (militar); de otro modo la coalición podría comenzar a degradarse en relación con las capacidades militares de sus oponentes; y 5) a la necesaria consecución de una coordinación eficiente entre los aliados, absolutamente esencial para el mantenimiento de la coalición.

A todos estos efectos, no debería descartarse la posibilidad de que un país miembro o un grupo de ellos pudiera abandonar la coalición, o reducir sus contribuciones; en particular si la coalición –siguiendo a su líder– hubiera entrado previamente en una sucesión de “guerras no ganables” o en guerras de justificación dudosa.

3.2. Ejecutoria económica subyacente y liderazgo en Gastos de Defensa

En caso de que algunas de las condiciones anteriores no se cumplieran y de que el líder quisiera preservar las capacidades militares comparadas de la coalición, aquel tendría que ensanchar la base de la misma admitiendo a más y más países180, lo que la haría más heterogénea; o, alternativamente, tendría que incrementar su propio esfuerzo económico dedicado a la defensa, mientras presiona181 al resto de países de la coalición para que hagan lo mismo. Nótese que bajo determinadas circunstancias –riesgo de que la coalición se torne demasiado heterogénea y probablemente disfuncional, o fracaso en el intento de hacer que se incrementen las contribuciones econó-

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micas o de personal de los aliados– el país líder tendría que incrementar su propio presupuesto.

Dicho lo anterior, a continuación se entrará en el análisis de la evolución previsible de los gastos militares y de la economía subyacente del país hoy líder de Occidente182, y poder hegemónico del Planeta (EE.UU.), por comparación con los del presunto candidato a sustituir a EE.UU. en esa primacía mundial (China); evolución que, como puede probarse, hará imposible que EE.UU. continúe durante mucho tiempo siendo el poder supremo del mundo sin que nadie que le supere o le haga sombra183.

A esos efectos, si se aceptara la proposición inicial de que “la eficacia de los ejércitos para alcanzar sus objetivos tiene que ver, ceteris paribus, con el valor absoluto de sus presupuestos y personal”, es decir, con “el valor absoluto del gasto militar presupuestado”, y dado que el esfuerzo económico-militar de EEUU en los años recientes ha tenido un valor medio de en torno al 3,7%-4,0%184 de su PIB (World Bank, 2015, Tabla 5.7.), mientras que el ritmo de crecimiento medio de ese PIB en el período 2000-2016 ha sido del 1,7%, es fácil proyectar ceteris paribus la trayectoria futura de sus gastos militares en términos reales, si se asume que ese 1,7% será precisamente su tasa de crecimiento potencial aproximada en las próximas décadas185. Concretamente, el volumen de los gastos de defensa de EE.UU. evolucionaría en el futuro de acuerdo con la expresión [1]:

GDn EE UU=PIB EE UU (1+0,017)n.0,037 [1]

Siendo n el año de la trayectoria para el que se hace el cálculo.

Similarmente, la fórmula que explica la evolución anual de los Gastos Militares de China, condicionada a los correspondientes parámetros contenidos en ella (World Bank, 2015, Tabla 5.7.), quedaría reflejada en la expresión [2]:

GDn China= PIB China (1+0,075) n. 0,020 [2]

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En esa fórmula [2], la tasa de crecimiento de China ha sido rebajada –a efectos de realizar las proyecciones futuras– desde su tasa de crecimiento pasada del 10,3% del PIB entre 2000 y 2014 (World Bank, 2015), hasta el 7,5%. Cifra esta del 7,5% que, según algunos expertos, podría ser la velocidad de crucero de la economía de China en las próximas dos décadas.

Se observa que, aunque en 2015 el PIB186 de EEUU era como 1,65 veces el PIB de China (World Developmente Indicators, W.B. 2015, Tabla 1.1.), y aunque la participación media en el PIB de su presupuesto de Defensa también era mayor en EEUU (3,7%) que en China (2,0%)187, la trayectoria evolutiva-temporal de esas dos funciones estará dominada en el futuro por el valor del binomio básico (o factor potencial) de China, cuya base es 1,075 por comparación con la de EEUU que es tan solo de 1,017. Consecuentemente, a partir de 2016 esas dos funciones, tras crecer a distintos ritmos, se cruzarán para un valor específico de “n”, expresivo del número de años necesarios para que se igualen los valores de los gastos militares de esos dos países188.

3.3. La mecánica de la “ecuación de la defensa” y consecuencias para EE UU

Entrando en detalles, y usando las últimas cifras provistas por el Banco Mundial (publicadas en 2015 y 2016), en particular las cifras (en dólares) de los PIB-RNB de ambos países, de sus ritmos medios de crecimiento, y de su respectivo esfuerzo porcentual en Defensa en términos del PIB-RNB, es fácilmente deducible –en contra de lo que uno podría haber esperado intuitivamente–que el número de años en los que EEUU continuará como líder del mundo en términos de gastos militares no rebasará la cifra de 20, un período menor que el necesario para el desarrollo de la siguiente generación de ciudadanos norteamericanos.

Nótese que en el año 2008 hacíamos este mismo ejercicio, y el resultado era que 35 años después de 2008, esto es en 2043, se produciría el alcance de EEUU por China. En cambio, las cifras que se han deducido en este documento nos llevan tan sólo hasta 2035, dado que el ritmo del alcance económico de China se ha acelerado, al des-

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plomarse la tasa de crecimiento medio de la economía americana desde el 3,5% en la década de los ochenta hasta su...

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