La economía del matrimonio

AutorNuria Querol Aragón
Páginas183-203

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8.1. Introducción

En la concepción actual el matrimonio es la unión entre dos personas con un reconocimiento social, cultural y jurídico que tiene por fin fundamental la fundación de un grupo familiar aunque también el proporcionar un marco de protección mutua y/o de la descendencia.

Con el acto jurídico del matrimonio se consigue la creación de situaciones jurídicas permanentes, estando sus derechos y obligaciones recíprocos determinados por la propia ley, que serán diferentes según que sea civil o religioso.

Para el matrimonio civil hace falta cumplir con ciertos requisitos:

  1. Ser mayor de edad, estar emancipado76ó que le hayan concedido la dispensa de edad, que se puede pedir desde los 14 años.

  2. El parentesco, no pudiendo contraer matrimonio entre sí los parientes en diferentes grados de consanguinidad ó afinidad.

  3. Matrimonio entre disminuidos psíquicos: si el instructor estima que alguno de los contrayentes está afectado por deficiencias o anomalías psíquicas, recabará del Médico del Registro Civil ó de su sustituto el dictamen facultativo oportuno que declare su aptitud para prestar el consentimiento.

  4. La dispensa de impedimentos: es la posibilidad de eliminar todos aquellos impedimentos que hacen que no se pueda celebrar el matrimonio por alguna causa.

Respecto del matrimonio, según dispone el artículo 73 de nuestro código civil, será nulo cualquiera que sea la forma de su celebración:

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  1. El matrimonio celebrado sin consentimiento matrimonial.

  2. El matrimonio celebrado entre las personas a que se refieren los artículos 46 y 47, salvo los casos de dispensa conforme al artículo 48.

  3. El que se contraiga sin la intervención del Juez, Alcalde o funcionario ante quien deba celebrarse, o sin la de los testigos.

  4. El celebrado por error en la identidad de la persona del otro contrayente o en aquellas cualidades personales que, por su entidad, hubieren sido determinantes de la prestación del consentimiento.

  5. El contraído por coacción o miedo grave.

Según la Iglesia, el matrimonio tiene ciertas características que son: la unidad, su indisolubilidad y la apertura a la vida, siendo este el motivo de que la Iglesia Católica se oponga al matrimonio polígamo, poliándrico y homosexual.

8.2. Cambios socioeconómicos

El matrimonio no puede permanecer indiferente a los grandes cambios que ha sufrido la sociedad, entre los que cabe destacar:

— la posibilidad de controlar la natalidad, gracias a la generalización del uso de los métodos anticonceptivos.

— los avances técnicos aplicados al hogar, lo que unido a que se tienen menos hijos permiten a la mujer disponer de más tiempo disponible para incorporarse al mercado laboral.

— la industrialización de tareas anteriormente realizadas en el hogar como por ejemplo es el caso del pan, la cerveza y las mermeladas.

— la mayor formación de la mujer –en el 2007 el número de matrículas universitarias femeninas superaba ya al de los varones– lo que influye a su vez en las mejores opciones que puede obtener en el mercado laboral, aunque el trabajo a tiempo parcial sigue siendo liderado por las mujeres.

— el aumento de la incorporación al mercado laboral, permitido a su vez por los puntos descritos anteriormente.

— avances en el campo jurídico a raíz de la Constitución del 78 que iguala los derechos de todos los individuos con independencia de su sexo, igualando a ambos cónyuges no solo respecto de los derechos y deberes en el matrimonio y respecto de la potestad de los hijos sino también en áreas fundamentales como es la habilitación de la mujer en el comercio sin la necesidad del consentimiento del marido (posible solo a partir de la Ley del 5 mayo del 75)

— la creciente dependencia respecto de los hogares de sus mayores al aumentar la longevidad gracias a los avances médicos y tecnológicos que permiten un mejor nivel de vida. No hay que olvidar que en el año 2008

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dos de cada 10 hogares tenían una persona con discapacidad siendo el número de mujeres dedicadas a estos cuidados más del doble respecto del número de hombres que lo realizan.

— el descenso de la natalidad, consecuencia de varios de los hechos descritos anteriormente. No obstante lo cual, en el 2008 el número de nacimientos de madre no casada supera ya el 30% al estar en 30,2%, lo cual revela el gran avance social experimentado en estos temas.

Por tanto, son muchas las variables que fomentan la ruptura del matrimonio y, a su vez, el gran aumento en el número de familias monoparentales está provocando al mismo tiempo cambios en la sociedad: como ejemplo solo hay que observar el aumento de la diversificación sufrida por la oferta de destinos turísticos que incluyen productos concretos antes inexistentes como aquellos que ofertan la diversión a familias monoparentales, parejas del mismo sexo etc: la nueva demanda está creando su oferta. Otros ejemplos los tenemos en el mayor número de apartamentos de tamaño pequeño alquilados a solteros/separados/divorciados, el mayor uso de lavandería por parte de unidades familiares unipersonales etc.

Ahora bien hay una variable que influye en contra de la ruptura del mismo y es la tendencia a tener los hijos más tarde: un matrimonio con hijos pequeños tiene menos probabilidades de romperse que en el caso contrario.

En cualquier caso no hay que olvidar, como destaca la psicóloga Gloria Mercedes Isaza77, que:

- Las estadísticas indican que tres cuartas partes de los adultos que se divorcian se casan por segunda vez y que, en un cincuenta por ciento de las nuevas uniones la persona elegida es divorciada. Estas cifras no incluyen aquellas parejas que deciden vivir juntos sin legalizar su unión.

- Padres e hijos deben reconocer que entre los dos hogares siempre existirá un vínculo, y que los cambios en uno de ellos afectarán en alguna medida al otro.

- Esta nueva estructura familiar lleva a los hijos de padres separados a enfrentar un nuevo cambio que implica integrar otros miembros a su familia.

- El primer obstáculo que deben superar los miembros de estas nuevas uniones es el concepto de familia que la cultura les ha indicado como correcta, fuente de seguridad y estabilidad. También es un proceso entender que existen otras posibilidades igualmente positivas y que dan lugar a sentirse orgullosos de pertenecer a estas familias.

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8.3. El matrimonio como “mercado”

Al igual que ocurre en el resto de los mercados, podríamos considerar el matrimonio susceptible de tener un “precio” así como una cantidad “ofrecida” y “deman-dada”. Respecto del precio, no hace falta que siga existiendo la costumbre de entregar una dote a la familia que acoge a la mujer (para compensarla del gasto futuro que ella ocasionará) sino que podemos considerar como precio, como ejemplo en las sociedades en las que esto no ocurre, las tareas a realizar por ambos en el futuro.

Si consideramos matrimonios monógamos, podemos imaginar fácilmente el equilibrio entre el número de maridos ofertados y el número de mujeres demandadas78. Ahora bien, ¿Qué efectos tendría el hecho de que la mujer sea, por ejemplo, especialmente deseable para el matrimonio? ¿Y un marido con un carácter dulce y bondadoso? ¿y un marido con más bienes?¿y una mujer con la descendencia asegurada? Está claro que son muchos los casos en los que el precio se puja al alza o a la baja: un marido bondadoso tendrá más mujeres dispuestas a casarse con él por lo que el precio a convenir tendrá forzosamente que ser más alto. (en nuestro ejemplo, la mujer cederá en realizar más trabajo en el futuro ó aportará más bienes).

Ahora bien, en el mundo real hay una gran diversidad de gustos: es posible que el marido que me guste a mi no le guste a nadie más: en este caso el precio por mí aportado bajaría drásticamente. Esta situación es real: todos conocemos algún caso de parejas en las que no podemos entender la atracción mutua que sienten entre ellos y esto viene dado por la diversidad de gustos y preferencias.

Y ¿Cómo se verían las mujeres afectadas en este modelo si fuese factible la poligamia masculina? Por muy extraño que parezca, la mayor demanda de mujeres (al poder tener cada hombre más de una mujer) disminuye el precio que tienen que pagar las mujeres para casarse por lo que las mujeres estarían en mejor situación.

8.4. Problemas del matrimonio como “mercado”

Hay que reconocer la peculiaridad de la propia esencia del matrimonio así como la naturaleza subjetiva de las preferencias de las partes. La ley matrimonial incluye reglas que gobiernan las vidas privadas de los individuos así como sus idea-lizados comportamientos a seguir que, en muchos casos, son inalcanzables. Entre los problemas del matrimonio como “mercado” merece la pena destacar:

  1. Siguen en vigor convencionalismos tales como que las mujeres están mejor capacitadas para atender a los hijos y el hogar familiar. Si bien esto puede ser la tónica general, será examinado por los jueces de forma particular, atendiendo a las circunstancias que concurren y siempre en atención al bien jurídico más digno de protección, los menores.

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  2. Existe la denominada “asimettría en la información”, que afectará al proceso de negociación antes, durante y después del matrimonio: a) antes del matrimonio puede ser complicado recopilar toda la información relevante sobre la otra parte y así se llegará al matrimonio de forma precipitada. b) Durante el matrimonio, como ya adelantó Becker, muchas parejas se juntan antes de encontrar lo que hubiera sido su pareja ideal, por lo que en este caso se está aceptando un sub-óptimo. Además, en muchos casos lo que se permite en una pareja...

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