Drogas que inciden en la imputabilidad

AutorJoaquim Homs Sanz de la Garza
  1. LOS OPIÁCEOS. ESPECIAL REFERENCIA A LA HEROÍNA

    1. Introducción

      La heroína es en la actualidad la droga que mayor perjuicio causa en la sociedad, tanto desde el punto de vista sanitario como jurídico penal. Según datos contrastados y experiencia profesional adquirida, alrededor del 90 % de los delitos relacionados con drogas tiene su origen en esa droga, estando en la actualidad detenido el crecimiento de su consumo, con leve tendencia al descenso.

      El motivo fundamental de la gran expansión de la heroína es la gran dependencia que conlleva, de forma que en dos semanas aproximadamente puede crear dependencia psíquica y física que implicará aparición del SAB al abandonar su consumo.

      El opio y sus derivados son sustancias conocidas hace milenios, existiendo desde entonces adictos a la droga, sin que se produjeran graves problemas sanitarios o legales hasta que se confeccionaron derivados químicos como la morfina y finalmente la heroína y la metadona.

      Durante el siglo pasado comenzaron a presentarse problemas de drogodependencia en médicos y profesionales consumidores de morfina, los cuales habían accedido a la sustancia a raíz del tratamiento a sus pacientes, cayendo en la dependencia del fármaco, que en algunos supuestos llegó a ser crónica. Ello no obstante no creó serios problemas, dado que la cuestión se circunscribía a un sector muy concreto.

      La heroína fue utilizada terapéuticamente en su inicio para el tratamiento de morfinómanos y alcohólicos, viéndose rápidamente cómo esta droga creaba una dependencia superior. Después de la II Guerra Mundial el consumo se fue extendiendo, y en nuestro país en la década de los 70 entró con virulencia.

      No es arriesgado afirmar que la mayoría de los delitos que se cometen en España tiene su origen en las drogas y especialmente en la heroína, la cual, por su excesivo coste, impulsa a los drogodependientes a delinquir para poder comprarla en el mercado negro. Aunque como se afirmaba anteriormente el consumo se ha frenado y con tendencia a descender, fundamentalmente por el problema del SIDA, la solución está aún lejos de presentarse.

    2. El opio

      1. Antecedentes históricos

        Las propiedades de la «Papaver somniferum» ya se constataban en el siglo XVI a. de C. en el Papiro de Ebers siendo utilizada como tranquilizante. Para conseguir este mismo efecto en los niños era utilizada hasta épocas recientes en zonas de Andalucía la denominada adormidera.(1)

        La mayoría de los autores sitúan su origen en las riveras del Nilo, de donde pasaría a Oriente siendo los chinos los que lo consumirían primeramente, fumándolo. Posteriormente pasó a Occidente donde se acostumbraba a consumirlo bebiéndolo en forma de láudano de Sydenham. Con el avance de la medicina se progresa en el consumo de alcaloides puros como la morfina y finalmente la heroína. El opio se ha consumido durante toda la Historia como medicamento,(2) siendo utilizado ya en China en el siglo VIII, recogiéndose citas de glosadores de esa época que se referían a la adormidera, planta de la que se extrae el opio, como una droga, advirtiendo del peligro y constatando cómo se introdujo en China a través de Turquía y Egipto.

        La discusión científica sobre los efectos nocivos de los opiáceos se fundamenta en el hecho contrastado de su consumo secular por extensas amplias capas sociales con resultados muy variados.

        Como comentábamos anteriormente, desde el siglo VIII hay referencias de preparados alimenticios en China así como fármacos terapéuticos con escasas descripciones sobre efectos secundarios adversos.

        Durante la Edad Media es conocido el consumo de opiáceos que miembros de la realeza (Pedro el Grande, Catalina de Rusia, Federico III DE PRUSIA y otros) efectuaron, sin que haya transcendido una influencia en su comportamiento por esta actividad. Así mismo personajes conocidos de la literatura o las artes (NOVALIS, GOYA, COLERIDGE, BYRON y otros) consumieron durante determinadas épocas de su vida derivados del opio en forma de láudano.(3)

        El láudano fue empleado terapéuticamente para remedios gástricos y para trastornos por insomnio, sin datos contrastados de creación de conflictos sociales o sanitarios.

        En Europa se comienza a utilizar con fines hedonísticos durante el siglo XIX por románticos ingleses, para acentuar el carácter emocional, estético e imaginativo de la humanidad. Uno de ellos THOMAS DE QuiNCEY contribuyó a su extensión con su ensayo «Confesiones de un inglés consumidor de opio» en 1821. Parecía haber descubierto el secreto de la felicidad que por un penique podía adquirirse.

        Anteriormente los facultativos en el siglo XVI ya habían advertido de los peligros de su consumo, describiendo fases del SAB.

        En 1805 FRIEDRICH SERTÜRNER obtuvo morfina pura de adormidera, denominándola así en honor al dios griego del sueño Morfeo.

        En 1853 WOOD inventó la jeringuilla hipodérmica extendiéndose la práctica del consumo de morfina por vía parenteral para fines terapéuticos y especialmente analgésicos.

        En la guerra civil americana y en la franco prusiana fue extendida su utilización, apareciendo el fenómeno de los adictos en soldados que al regresar a sus hogares no podían prescindir de ella.

        La heroína, derivado químico simple de la morfina que se consigue añadiendo a ésta dos grupos de acitelo, penetra más rápidamente en el cerebro. Bayer fue la primera empresa que la comercializó en 1898, ofreciéndola como remedio para la tos sin advertir de su peligrosidad adictiva.(4)

        Desde el primer tercio del siglo XIX los médicos recetaban morfina como analgésico a enfermos crónicos, haciéndose conocida su práctica posteriormente en el mundo del espectáculo y en las clases populares quienes la consumen en preparados bebibles con una libre comercialización.

        Todo ello dio lugar a fuertes críticas, que constataban la capacidad de adquirir dependencia por consumo de estas sustancias lo que provocó la intervención de las Administraciones de forma prohibicionista, siendo restringidas por primera vez en 1875 en EE.UU.

      2. Generalidades

        El opio posee unos 25 derivados naturales, así como otros semisintéticos que se forman a partir de las moléculas básicas de la morfina o de la codeína, creando una gran dependencia tanto física como psíquica, entre los que se encuentra la diacetilmorfina (heroína).(5)

        Los preparados sintéticos poseen propiedades muy parecidas, que no derivan directamente de la morfina ni de la codeína, habiéndose sintetizado analgésicos que provocan gran dependencia, tales como Dolantinal, Damerol, Petidina, Metasedin y Palfium (nombres comerciales).

        Todos estos preparados, al igual que la morfina, causan un efecto que en resumen se basa en la desaparición de todas las necesidades primarias, de forma similar a la acción de otras drogas como alcohol o barbitúricos, pero diferenciándose en que mientras los segundos son deshinibidores, es decir, suprimen las barreras que impiden el placer, los primeros son puramente gratificantes.

        Es fundamental para evaluar el efecto psicológico el estudio de las dosis suministradas, la tolerancia del sujeto y la vía de administración.

        La morfina y otros derivados semisintéticos de los alcaloides opiáceos naturales, así como otras drogas con estructura distinta químicamente producen así mismo analgesia, depresión respiratoria y dependencia psíquica. Estas sustancias incluyen los derivados semisintéticos de la morfina, los morfinanos, benzomorfanos, las metadonas, que se utilizan en terapias de deshabituación a la heroína, y las fenilpiperdinas.

        Clínicamente se conoce que la morfina y otros opiáceos actúan sobre los sistemas responsables de las respuestas afectivas, los estímulos dolorosos, aumentando de esta forma la tolerancia al dolor.

        La forma de actuar de los opiáceos en la estructura cerebral debe ser tratada en este trabajo para comprender la dimensión y amplitud respecto a la responsabilidad penal de sus consumidores.

        El estudio superficial de las drogas permite saber su naturaleza e influencia por los efectos externos que produce siendo necesario saber cuál es su auténtica estructura interna para apreciar la intensidad de estas sustancias sobre el SNC.

        Uno de los primeros datos de aproximación a los efectos químico-cerebrales de los opiáceos está en relación con la existencia de drogas antagonistas. Es conocido que ante una sobredosis de heroína la muerte sobreviene salvo si se administra, por ejemplo, naloxona, antagonista de rápido efecto, que expulsa las moléculas del narcótico de su receptores.

        Las causas de la adicción a los opiáceos se explica por los fenómenos de la tolerancia, dependencia y SAB. La tolerancia metabólica consiste en una transformación en el hígado, lugar donde se metabolizan las drogas. Si la exposición al tóxico es continua los efectos del mismo son menos duraderos al haberse acelerado su eliminación. Este fenómeno se da también con otras sustancias, como la aspirina o la penicilina, siendo de mayor gravedad en los opiáceos.

        El tipo más destacado de tolerancia se denomina tolerancia celular, de forma que quienes la poseen apenas sienten el efecto de la sustancia, a pesar de tener importantes cantidades en el organismo.

        Tras el efecto de la tolerancia sucumbe la dependencia física que implica la situación de hiperexcitabilidad, depresión y super e hipersensibilidad al dolor cuando se suprime, entre otros síntomas. Finalmente deviene el SAB o búsqueda compulsiva de la droga (6) que tanta repercusión jurídico penal posee por los delitos que se cometen en este estado.

        Los estudios más recientes nos indican que en el adicto sobrevienen cambios fisiológicos que ponen en perpetua dependencia a los consumidores de opiáceos, de forma similar al diabético que precisa insulina.

    3. Heroína

      1. Generalidades

        Se sitúa la primera síntesis en 1890 y su comercialización en 1898, considerándose en un primer momento útil para el tratamiento de la morfinomanía, comprobándose posteriormente que la primera creaba más dependencia que la segunda.

        La tipología de esta droga varía según...

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