Discurso normativo y discurso retórico del abogado: la argumentación jurídica en sentido subjetivo

AutorÓscar Buenaga Ceballos
Páginas130-132

Page 130

La intervención del abogado en el proceso difiere esencialmente de la del juez en que aquél utiliza en su discurso forense una mezcla de discurso normativo y retórico (y utilizamos esta expresión en sentido amplio, englobando el uso de cualquier argumento no normativo), mientras que el juez motiva o justifica su decisión, y en general, fundamenta todas sus intervenciones en el proceso en normas o criterios jurídicos extraídos de las mismas. En tal sentido, la argumentación jurídica referida al abogado es la que hemos denominado argumentación subjetiva, frente a la objetiva o estrictamente normativa.

Tal y como ya apuntamos en el epígrafe anterior, la relación entre el discurso normativo y el discurso retórico es inversamente proporcional: cuánta mayor claridad normativa presente el caso, menor relevancia tendrá el componente retórico de cara al convencimiento del juez (otra cuestión, no menor en el mundo de la abogacía, es el logro del convencimiento del propio cliente cuando está presente en la intervención de su abogado, donde la retórica también juega un importante papel). De hecho, el uso del discurso retórico forma parte de la estrategia procesal del abogado más perjudicado por la presumiblemente más probable aplicación de la norma en cuestión. En este punto, la argumentación retórica suele centrarse en torno a la argumentación equitativa, es decir, a intentar mostrar al juez las consecuencias injustas de la aplicación de la norma previsible al asunto en concreto. Ahora bien, estas consecuencias injustas deben ligarse de algún modo con normas o principios jurídicos, y aunque se trate de argumentos no estrictamente normativos, deben apelar a algún tipo de valor reconocido en el Ordenamiento jurídico si quieren tener algún viso de éxito en el convencimiento judicial. Referencias genéricas al principio de justicia son nefastas desde el punto de vista de estrategia procesal, pues lo que evidencian ante el juez es que el abogado que las invoca carece de recursos jurídicos para contraatacar la posición contraria, suponiendo, en definitiva, reconocer que dicha posición es sólida e inatacable normativamente. En ese momento, el juez, normalmente, acaba por tener clara la sentencia que va a dictar, si no la tenía antes.

El ámbito de la argumentación retórica del abogado tiene su campo fundamental en la cualidad y conducta de las partes en el proceso, así como también, en menor medida, de cualesquiera otros intervinientes en el mismo...

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