Dimensión económica de la maternidad subrogada ('habitaciones en alquiler')

AutorJosé López Guzmán
CargoUniversidad de Navarra
Páginas49-68
José López Guzmán Dimensión económica De la materniDaD subrogaDa (“habitaciones en alquiler”)
Cuadernos de BioétiCa XXViii 2017/2ª
199
DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LA MATERNIDAD
SUBROGADA
“HABITACIONES EN ALQUILER1
ECONOMIC DIMENSION OF SURROGACY MATERNITY
“ROOMS FOR RENT”
JOSÉ LÓPEZ GUZMÁN
Universidad de Navarra
jlguzman@unav.es
RESUMEN:
La maternidad por subrogación tiene una importante dimensión económica que, en los últimos años,
se ha visto aún más potenciada. Se trata de una industria multimillonaria que, por otro lado, se aprovecha
de mujeres con bajos recursos económicos. Frente a ello, existe una importante crítica, ejercida por distin-
tos colectivos, que se refieren a este sector con términos tan cuestionables como “industria de alquiler de
vientre”, “granjas de bebés”, “fábricas de niños”, etc.
Dichas críticas están siendo fuertemente contrarrestadas por los centros de maternidad por subrogación.
A ello dedican ingentes presupuestos con estrategias que, asentadas en grandes dosis de sentimentalismo,
logran transmitir una imagen positiva del proceso. El objetivo es proporcionar tranquilidad a los usuarios y a la
sociedad en general. Para ello distorsionan las implicaciones éticas y jurídicas del proceso; en particular, niegan
la explotación de las mujeres y la instrumentalización de los hijos que, necesariamente, implica esta técnica.
ABSTRACT:
Maternity by subrogation has an important economic dimension that, in the last years, has been even
more potentiated. It is a multimillion-dollar industry that, on the other hand, takes advantage of women
with low economic resources. Faced with this, there is an important criticism, carried out by different
groups, that refer to this sector with such questionable terms as “uterine rental industry”, “baby farms”,
“children’s factories”, etc.
These criticisms are being strongly counteracted by maternity centers by subrogation. To this they ded-
icate enormous budgets with strategies that, based on great doses of sentimentality, manage to transmit
a positive image of the process. The objective is to provide tranquility to users and to society in general. To
this end they distort the ethical and legal implications of the process; in particular, deny the exploitation of
women and the instrumentalization of the children that, necessarily, implies this technique.
1 Con esta denominación se acostumbra a “preparar” a las madres de alquiler para evitar los problemas de arraigo con el nuevo ser
que se desarrolla en su cuerpo. Majumdar, A. «Nurturing and alien pregnancy: surrogate Mathers, intended parents and disembodied rela-
tionships». Indian Journal of Gender Studies, 21 (2), (2014), 200.
Keywords:
Maternity by
subrogation,
mothers of rent,
gestational tourism,
gestational
commerce.
Palabras clave:
Maternidad por
subrogación, madres
de alquiler, turismo
gestacional, comercio
gestacional.
Recibido: 01/02/2017
Aceptado: 28/02/2017
Cuadernos de Bioética XXVIII 2017/2ª
Copyright Cuadernos de Bioética
José López Guzmán Dimensión económica De la materniDaD subrogaDa (“habitaciones en alquiler”)
Cuadernos de BioétiCa XXViii 2017/2ª
200
1. Introducción
La primera maternidad por subrogación se produjo en
1984, cuando se implantaron los óvulos de una mujer sin
útero a una amiga, ésta dio a luz a un niño con el que
ella no tenía relación genética2. A partir de entonces, la
maternidad subrogada se ha convertido en una realidad
en muchos países, bien realizándose en ellos o admitiendo
que sus ciudadanos la lleven a cabo en otros países.
Hay dos tipos de maternidad subrogada. La denomi-
nada subrogación tradicional y la subrogación gestacio-
nal. En el primer caso, el óvulo es de la madre que cede
su útero. En el segundo supuesto no hay ninguna relación
genética con el nuevo ser, el embrión procede de game-
tos ajenos a la portadora. Son dos procesos con un distin-
to calado ético y que, en principio, cabría pensar que con
consecuencias distintas en la portadora y en los padres
por su grado de afinidad con el nuevo ser en gestación.
La reproducción ha sido tradicionalmente un asunto
privado. Con la llegada de las técnicas de reproducción
asistida esta situación se ha modificado de tal forma que
hasta los gobiernos han decidido intervenir activamente,
debido principalmente a que hay muchos derechos que
proteger. De esta forma, los gobiernos se han estable-
cido como árbitros de la reproducción y reguladores
esa asistencia sanitaria3. De ahí que cada Estado haya
establecido unos límites distintos para cada uno de los
procesos implicados en la reproducción artificial. Entre
ellos, el de la maternidad subrogada. Su regulación es
muy diferente en los variados países, lo que ha gene-
rado flujos transfronterizos de usuarios y la creación de
verdaderos paraísos económicos.
Con estas premisas se ha implantado un fenómeno
emergente denominado “turismo reproductivo” que
mantiene un equilibrio entre el comercio y la atención
sanitaria4 y que, sin duda, conlleva muchos problemas
de índole ético. Un fenómeno que se ha visto favore-
2 Utian, W.H, Sheean, L.A, Goldfarb, J.M, Kiwi, R. «Successful
pregnancy after in vitro fertilization and embryo transfer from an
infertile woman to a surrogate». New England Journal of Medicine
313, (1985),1351.
3 Spar, D. «Reproductive tourism and the regulatory map».
New England Journal of Medicine 352 (6), (2005), 532.
4 Deonandan, R, Green, S, van Beinum, A. «Ethical concerns
for maternal surrogacy and reproductive tourism». Journal of Medi-
cal Ethics 38, (2012), 742.
cido por la mercantilización de la medicina5 en la que
los agentes sanitarios han sido transformados, princi-
palmente, en proveedores de un producto6. El turismo
reproductivo está incluido dentro de un campo más am-
plio, el del denominado “turismo médico”, que ha dado
paso a una nueva forma de entender la sanidad, inmersa
en el fenómeno de la globalización. El turismo médico
ha transformado las locales reglas de juego del paciente
generando una nueva tipología, la de los “pacientes
sin fronteras”7. El turismo médico ha sido bien aprove-
chado por algunos países como, por ejemplo, la India.
El Estado Indio se ha implicado en ello de tal manera
que ha impulsado una estructura amplia de asistencia
a extranjeros que abarca campos tan dispares como la
cardiología, la estética o la reproducción8. Las razones
que sustentan que unos ciudadanos vayan a otros países
a recibir tratamiento médico son muy variadas9: precios
más baratos, evitar listas de espera, acceder a tratamien-
tos prohibidos en el país de origen (inyección de células
madre, aborto, cambio de género, madre de alquiler,
etc.), anonimato, etc.
La “industria” de las madres de alquiler ha crecido de
manera exponencial. Una industria multimillonaria que
se aprovecha de personas con bajos recursos económicos
y que, al mismo tiempo, debe mantener y contrarrestar
la presión ejercida por distintos colectivos (por ejemplo,
grupos feministas) y por los medios de comunicación
populares que describen a este sector con términos tan
cuestionables como “industria de alquiler de vientre”,
“granja de bebés”, “fabrica de niños”, etc10. Incluso se
ha llegado a afirmar que estamos ante una nueva cara
5 Helble, M. «The movement of patients across borders:
challenges and opportunities for public health». Bulletin of World
Health Organization 89, (2011), 70.
6 Pellegrino, E.D. «The commodification of Medical and
Health Care: The Moral consequences of a paradigm shift from a
Professional to a Market Ethic». Journal of Medicine and Philosophy
24 (3), (1999), 244.
7 Ramírez de Arellano, A. «Patients without borders: the
emergence of medical tourism international». Journal of Health
Services, 37 (1), (2007), 193.
8 Stephenson, C. «Reproductive outsourcing to India: WTO
obligations in the absence of US National legislation». Journal of
World Trade 43 (1), (2009), 189.
9 Helble, M. op. cit., 69.
10 Rudrappa, S., Collins, C. «Altruistic agencies and compas-
sionate consumers: moral framing of transnational surrogacy». Gen-
der & Society, 29 (6), (2015), 942.

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