El dilema del sistema electoral catalán

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Las cuestiones en torno a los cuales orbitará la presente investigación son el sistema electoral catalán y los efectos que éste produce sobre la composición del Parlamento de Cataluña. Tras más de treinta años de Cataluña como Comunidad Autónoma y cerca de concluir el primer año de la novena legislatura, el Parlamento catalán puede presumir de ser uno de los que más partidos suele albergar. Este colorido mosaico parlamentario contrasta con el dominio que CIU ha ejercido, siendo el partido que en mayor número de ocasiones se ha hecho con el Gobierno, con la única excepción de los dos gobiernos tripartitos de la séptima y octava legislatura, encabezados por el PSC flanqueado por ERC e ICV. Pese a ser una de las Comunidades Autónomas más prolijas en el plano legislativo y de hacer gala de grandes capacidades de autogobierno, Cataluña sigue siendo, a día de hoy, la única autonomía en España que carece de ley electoral propia; así, su régimen electoral se contiene en la disposición transitoria cuarta del Estatuto de Autonomía catalán de 1979 ideada con un carácter provisional. Los intentos de redactar una ley electoral catalana han sido múltiples, pero tan intensos como infructuosos. Las negociaciones encaminadas a la reforma electoral se reiniciaron con la llegada de la coalición tripartita al Gobierno. Esto se debió, en gran parte, al llamativo efecto que produjo el sistema electoral en las elecciones de 1999 y, de nuevo en 2003, donde el PSC obtuvo más votos que CIU y, sin embargo, este último se

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alzó con la victoria en escaños en ambas ocasiones. Indudablemente, este suceso provocó que la reforma del sistema electoral catalán pasara a ser un tema a tener en cuenta por los partidos políticos en sus programas electorales y colocó a éste en el foco politológico. Así, proliferaron estudios y propuestas de cómo orientar la reforma del sistema electoral catalán; además, algunos de ellos apelaban a la necesidad de corregir el sistema actual en aras de unos resultados más proporcionales. No obstante, es justo recalcar que los resultados de las elecciones catalanas se encuentran entre los más proporcionales si se comparan con los del resto de Comunidades Autónomas. El alto número de escaños del Parlamento de Cataluña (135) y una circunscripción de gran tamaño como Barcelona (85 diputados) evitan los altos índices de desproporcionalidad de los que adolecen otros sistemas. Sin embargo, y este es uno de los puntos que más...

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