Un dilema bioético a propósito de los antipsicóticos

AutorMiguel A. Valverde
CargoPsicólogo Clínico. Unidad de Agudos de Psiquiatría del Hospital de Navarra UHP-II, Pamplona.
Páginas4-10

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En la entrevista publicada en el New York Times (16 de Septiembre del 2008) la Dra. Andreasen, conocida por investigar la esquizofrenia y haber dirigido el American Journal of Psychiatry, habló de su estudio con neuroimagen de un grupo de esquizofrénicos, cuya evolución observó durante años, parte de ellos desde su debut psicótico.

El objeto de este artículo es analizar las cuestiones éticas que plantean sus hallazgos. En primer lugar, se recoge lo mostrado en la entrevista, después el valor de su investigación, y por último se analizan el consecuente dilema ético y su contexto. La posición que se deduce de la citada entrevista es similar a la práctica psiquiátrica dominante en buena parte del mundo civilizado. Este artículo reflexiona acerca de la clínica psiquiátrica actual a partir del dilema que Andreasen plantea.

1. La entrevista

Andreasen ha encontrado que los pacientes esquizofrénicos pierden de forma continuada masa cerebral. Lo atribuye a la medicación antipsicótica que toman. Algunos pacientes pierden un 1% de tejido cerebral cada año, y afirma que a mayor dosis hay más pérdida, siendo ésta aún mayor si combinaban más de un antipsicótico, lo cual "es mucho en un período de 18 años".

Esta autora afirmó que no publicó los datos que tenía desde hace dos años, aunque habló de ellos en encuentros con otros expertos, porque "quería estar absolutamente segura de que eran verdad. Mi mayor temor es que las personas que necesitan esas drogas dejen de tomarlas". Este es su dilema ético.

Refiere varios aspectos del trabajo clínico con esquizofrénicos:

  1. En el tratamiento en régimen de internamiento, afirma, se deciden altas apresuradas debido a los requerimientos de las aseguradoras. Tal presión exige que el paciente sea remedicalizado y dado de alta rápidamente. Describe una actitud clínica que no se centra en el paciente sino en quién financia el tratamiento.

  2. Opina que, debido a los efectos hallados en los antipsicóticos, el tratamiento debe efectuarse en monoterapia y en dosis bajas.

  3. Cree que hay que usar terapias no biológicas, aunque piensa que hay que encontrar nuevos fármacos con nuevas dianas en el cerebro. No parece confiar en las terapias psicológicas y cree que el objetivo sigue siendo alterar el cerebro, lo que hoy día equivale a administrar psicofármacos.

2. La investigación

Realza la importancia del hallazgo, primero sugiriendo una forma diferente de medicar; segundo, anticipando que de conocerse lo que ella sabe habría quien no querría tomar la medicación y, tercero, no mostrando sus datos a la comunidad científica, a la opinión pública y a los propios

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pacientes.

El conocimiento de que los antipsicóticos causan daño cerebral no es nuevo (Hassner Sharav, 2000) y tampoco es nuevo que reducen la masa cerebral. Buena parte de los investigadores que lo han referido lo han visto como un efecto catastrófico. La Dra. Moncrieff (Moncrieff, 2009a, cap. 7), en su revisión sobre antipsicóticos y neuroimagen, refiere ese efecto. En el estudio realizado en la Universidad de Pittsburg (Dorph-Petersen et al, 2005), en el que se administró haldol u olanzapina a grupos de monos en una dosis equivalente a la humana durante 27 semanas, se apreció una pérdida de tejido cerebral que se acercaba al 20 %. Por este y otros efectos, algunos científicos han desaconsejado la prescripción actual de esas drogas, y otros su uso (Breggin 2007, Jackson 2004, Scott 2006, Read 2006).

El valor de este estudio se debe a que contó con una muestra mayor, que empezó con más de quinientos sujetos, de los que conservaba algo más de trescientos, y una observación a lo largo de dieciocho años.

El hallazgo es importante en varios sentidos:

  1. Los antipsicóticos dañan severamente a los pacientes. Si el tratamiento es a largo plazo -para toda la vida es la prescripción más frecuente- el daño realizado por el tratamiento es enorme.

  2. Con tal efecto se dan más argumentos a quienes afirman que el uso actual de estas drogas es un freno a la recuperación en vez de ser una ayuda (Scott 2006, Breggin 2007, Whitaker 2008).

  3. Impacta sobre los estudios acerca de la esquizofrenia. El déficit cognitivo en la esquizofrenia puede verse como producto de mala ciencia, ya que ignora la variable farmacológica.

  4. Alarga la historia de daños que la psiquiatría ha cometido sobre sus pacientes, en especial en los esquizofrénicos.

  5. Pudiera haber demandas, dado que es un efecto que no tendría que permanecer oculto en el ámbito de la psiquiatría.

  6. Puede quedar afectada la percepción social de la psiquiatría, tanto por el daño farmacológico como por haber despreciado terapias, seguramente más eficaces que los fármacos, y que debieran ser conocidas.

3. El dilema

Tal hallazgo le planteó a Andreasen un dilema al que respondió reteniendo los datos dos años sin publicarlos. El dilema, según explica en la entrevista, tiene estos componentes:

-Los antipsicóticos dados a los esquizofrénicos son dañinos, más de lo pensado.

-Son recetados de formas especialmente nocivas, en combinación y en dosis altas, y con ello aumenta el daño cerebral.

-Pero los pacientes esquizofrénicos necesitan esos fármacos, dado que no hay alternativa.

-Retiene esa información porque "mi mayor temor es que las personas que necesitan esas drogas dejen de tomarlas". Dicho de otra forma, si no lo saben tienen un motivo menos para dejar la medicación.

-Aunque dice que la razón por la que no publicó estos resultados "era que quería estar absolutamente segura", parece que conocía ese efecto tiempo atrás, dado que tenía regularmente neuroimágenes, desde hace 18 años, de ese grupo de personas. Este es un efecto que se puede observar a las pocas semanas de usar antipsicóticos (Lieberman et al. 2005; Moncrieff, 2009, pp. 108) y además hay que creer que conocía la literatura científica sobre el tema.

Algunos científicos han discutido el uso de antipsicóticos, con preguntas como:

¿Son peores los efectos de los psicofármacos que el trastorno a tratar ¿Hay alternativas al tratamiento farmacológico ¿Es la evolución del trastorno con fármacos mejor que sin ellos ¿Es mayor la calidad de vida del paciente con esos fármacos ¿Se recuperan mejor los pacientes que toman estas drogas ¿Es la persona sin fármacos mas incontrolable y conflictiva La psiquiatría dominante en nuestro país, y en EEUU, afirma sin dudarlo que a estos pacientes les va mejor con los antipsicóticos, aunque hay numerosos trabajos, a menudo más rigurosos, que indican lo contrario.?

Y este es el dilema planteado por Andreasen y que se dirime entre daños, beneficios y riesgos comparados. Y opta por la idea de que los fármacos son dañinos pero insustituibles.

Razones para considerar hoy alternativas al tratamiento farmacológico hay muchas y consistentes. Pero de hecho, la psiquiatría parece moverse con una idea simple, desde su fundación como ciencia y como praxis, que podemos resumir en la máxima: tratamos cualquier problema, pero siempre con terapias físicas. Así, trata con fármacos los ataques de pánico, los...

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