Una deuda: Tres anillos

AutorJuan Mayorga
Páginas67-71

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La influencia de Reyes Mate, tan fecunda en el ámbito de los filósofos profesionales, ha sido también muy importante fuera de él. En sus libros y artículos y en su extensa experiencia como conferenciante, Reyes Mate ha conseguido encontrar un lenguaje con que llevar al centro de la conversación pública, sin vulgarizarlos, los complejos problemas sobre los que una y otra vez se ha interrogado.

En particular, cada día se irá haciendo más claro el peso de su reflexión sobre temas y estrategias de distintas artes en las últimas décadas. A mi juicio, en la obra de Reyes Mate hay elementos para lo que podríamos llamar una Ética de la Representación que, centrada en la exigencia de nunca desoír el silencio de las víctimas, replantea las preguntas fundamentales ante las que se enfrenta cualquier creador: ¿qué es necesario representar? ¿Qué es posible representar? ¿Qué deja fuera toda representación? Distintos artistas, lectores de Reyes Mate, han llevado esas preguntas al centro de su trabajo.

Me consta la creciente atención que la filosofía de Reyes Mate se ha ido ganando entre dramaturgos y directores teatrales. Otros mejor que yo podrán describir y evaluar ese impacto. Por mi parte, quiero aprovechar el espacio que aquí se me ofrece para reconocer -y perdóneme el lector la autocita en que inevitablemente incurriré- la decisiva deuda que mi modesto trabajo dramatúrgico tiene hacia Reyes Mate.

Para hacerme cargo de esa deuda me es preciso, antes que nada, informar sobre la tarea de Reyes Mate como inspirador, junto a Marcos Ruiz, de la Cátedra santo Tomás. Fue idea de Reyes Mate que los debates de la cátedra estuviesen animados cada año por una representación teatral ligada al tema del curso, y con ese objetivo escribí versiones de Natán el Sabio de Lessing, de El Gran Inquisidor de Dostoievski y de Ante la Ley de Kafka, así como los textos Job -a partir de Elie Wiesel, Zvi Kolitz y Etty Hillesum-,

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Primera noticia de la catástrofe -a partir de Bartolomé de las Casas-, Wstawac -a partir de Primo Levi- y La lengua en pedazos -a partir de Teresa de Jesús. En esos trabajos, desde el origen mismo de cada uno de ellos, me beneficié de la inspiración, el comentario y la crítica cordial de Reyes Mate.

Pero más allá de esos textos escritos en abierto diálogo con él, cuando echo la vista atrás descubro que buena parte de mis piezas teatrales se han desarrollado en el campo magnético, hospitalario e intenso, que Reyes Mate ha sabido generar alrededor de su meditación. Himmelweg, Hamelin, Animales nocturnos, Palabra de perro, La tortuga de Darwin, La paz perpetua o El cartógrafo, entre otras, son obras dependientes de la filosofía de Reyes Mate.

También lo es, como cualquiera de los lectores de Reyes Mate podría en seguida descubrir, el breve texto que seguidamente ofrezco, cuyo título es Tres anillos. A quien lo lea valdrá para comprobar que no he exagerado en las líneas anteriores. A mí me sirve para homenajear al maestro y al amigo.

Tres anillos

HOMBRE 1-«Un hombre poseía un anillo de valor incalculable. No era un anillo hermoso, pero se le atribuía una...

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