Las leyes desreguladoras, causa directa de la subida del precio del suelo

AutorJosé Luis González-Berenguer Urrutia
CargoTécnico Urbanista

Uno. Las leyes del suelo han pretendido fundamentalmente dos cosas: por un lado, el diseño racional de la ciudad y su crecimiento ordenado; por otro, la regularización del mercado del suelo, señaladamente, logrando asequibles precios. Ambas son incumbencias inabdicablemente públicas, y están muy interre-lacionadas.

La condición pública del urbanismo, prácticamente negada hoy y aquí por el legislador, tiene una justificación doble. Por una parte, sólo la Administración, que es la custodia del interés general, puede dibujar la ciudad en base al interés general, cosa que hace mediante el plan. Sólo ella. Esta función es tan pública ?por no decir más? como puede serlo el servicio militar o la expedición de moneda. Por otra parte, el tráfico de solares (o de terrenos llamados a serlo) es de una peculiaridad total y exige una intervención pública para lograr que este bien (tan esencial como la comida) esté al alcance de los más pobres. La razón para justificarlos es la misma que la que existe para hacerlo con la salud o la enseñanza, ya que el suelo y la vivienda es, como aquéllas, un bien absolutamente esencial. La interrelación entre ambos datos es clara: a) los bajos precios se logran aumentando la oferta, pero ésta no puede ser ilimitada, pues ello haría inútil el planeamiento; b) el plan reduce la oferta.

Dos. El legislador español ha pensado así (o ha deseado pensar así) en otro tiempo (véase la E. de

M. de la Ley de 1956). Pero hoy piensa todo lo contrario. (Véanse las impresentables EE. de MM. de las leyes de los últimos ocho años, véanse sus increíbles normas y véanse los indignantes resultados ?el precio de los pisos desde 1996 hasta hoy se ha duplicado?. La causa de ello son las leyes aparecidas desde que se inicia la célebre y desvergonzada desregulación promovida por la Banca).

Este «pensar lo contrario» de que acabo de hablar consiste en decir que el suelo es un bien como otro cualquiera (negando su imprescindibilidad frente a una elástica demanda). Y consiste en decir que para que bajen los precios basta con aplicar la Ley del mercado y aumentar la oferta, para lo cual se flexibiliza (se flexibiliza hasta la desaparición prácticamente) el planeamiento.

Pero esta tesis es falsa. Es falsa aunque lo diga el Tribunal de defensa de no sé qué, o la Comisión de Expertos en no sé qué. Que les pregunten a los hijos de Dios que quieren casarse y comprar un piso. Eso de que del aumento de la oferta se sigue la rebaja de precios es mentira. Mentira. Porque precisamente por aplicación de las leyes del célebre mercado, entre el cultivador y el comprador del piso hay (en parte inevitablemente y en parte no) un montón de intermediarios, por ejemplo la Banca, varios de los cuales basan su negocio precisamente en la retención del suelo. Esa es la esencia de la «actividad» especuladora, y en definitiva la esencia del sistema capitalista, que consiste en esto: comprar barato para vender caro; es cierto que en muchas ocasiones el intermediario transforma o transporta el bien y crea

una plusvalía, aquí...

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