El descubrimiento de la vocación personal como medio necesario para conseguir la excelencia profesional en el ámbito sanitario
| Autor | Arantzazu Fdez-Delgado Tomás - Ana Aranda García |
| Cargo | Universidad Católica de Murcia |
| Páginas | 359-360 |
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En los últimos años asistimos al éxito del concepto de excelencia que, según la RAE., viene del latín excellentia y significa «Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo». El adjetivo excelente de excellens, -entis, «Que sobresale en bondad, mérito o estimación». Parece también importante matizar que por «vocación personal» entendemos aquello que es propio de la esencia de la persona humana, de ser hombre, se trataría de descubrir como exigencia de la propia naturaleza humana una forma de vivir y obrar1.
Según entendemos, la crisis en la excelencia profesional en el ámbito sanitario no se da tanto en la aplicación de los conocimientos científico-técnicos sino en el ajustado trato y reconocimiento del valor personal del paciente y de su vida. Damos por supuesto que al finalizar la formación académica, el ya profesional sanitario asumirá como propio el Juramento Hipocrático y/o el Código Deontológico de su profesión. Sin embargo, no deberíamos presuponer tan fácilmente la asunción personal de estas normas que van más allá de la legalidad y comprometen a la persona entera.
Cada vez más, nos encontramos con alumnos que, provenientes de una sociedad sumergida en una crisis existencial, son marcadamente relativistas, sus motivaciones son casi exclusivamente extrínsecas, y viven sometidos a la tiranía de las propias pasiones y sentimientos que reclaman ser satisfechos de mane-ra inmediata. Por esto, como docentes, nos parece que urge la necesidad de proporcionar, dentro de la propia formación académica, una ayuda para que el alumno sea capaz de lograr la excelencia personal. Propiciando la recuperación de la dimensión sapiencial y metafísica de la existencia, actualizando así las motivaciones intrínseca y trascendente, que
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tienen que ver directamente con la propia vocación y de las que depende la propia excelencia. Formando su conciencia para que sea capaz de discernir lo bueno y lo verdadero, y comprometerse con ello. Por último, proporcionándole una ética de las virtudes que le permita tener verdadera potestad sobre sus actos y ser así libre en el amor del bien2.
La excelencia profesional se encarna en la excelencia personal. Las...
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