Desarrollo eco-industrial: el caso de Estados Unidos

AutorEdward Cohen-Rosenthal y Thomas N. McGalliard
CargoCornell University

Asunto: Las empresas, las autoridades locales y los grupos ciudadanos están buscando nuevas respuestas para conseguir una mayor compatibilidad entre las oportunidades medioambientales y las económicas. Una posible solución se basa en un nuevo fenómeno que ha atraído la atención de los responsables del desarrollo económico en Estados Unidos. El fenómeno se conoce con nombres distintos, reunidos aquí bajo la denominación de desarrollo eco-industrial (1). Se trata de un esfuerzo sistemático realizado por empresas y otras organizaciones que colaboran para alcanzar una mejora continua en su rendimiento económico y medioambiental.

Relevancia: El Consejo Presidencial para el Desarrollo Sostenible (PCSD), otras agencias federales de Estados Unidos, como el Departamento de Energía, la Agencia de Protección Ambiental, la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica, y la Agencia de Desarrollo Económico, están impulsando este movimiento. Se están examinando las aplicaciones de la ecología industrial como posibles vías para aumentar la competitividad, mejorar el medio ambiente y generar empleo.

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La ecología industrial

La ecología industrial es una nueva disciplina que examina las relaciones entre las empresas y el medio ambiente. El concepto de ecosistema industrial fue objeto de una gran atención, en 1989, a partir de un artículo publicado en Scientific American. En él, los investigadores de la General Motors sugerían que los días en que se encontraban "espacios abiertos, fuera de las ciudades", para depositar los subproductos industriales, estaban tocando a su fin, y se necesitaban nuevos modos de pensar sobre los residuos y la contaminación (Frosch y Gallopoulos, 1989, pág. 144). Desde entonces, el concepto de ecología industrial ha suscitado una cantidad creciente de trabajos de investigación, discusiones y aplicaciones reales. En su forma más elemental, la ecología industrial presenta un sistema en el que los residuos de una empresa (outputs) se convierten en la materia prima de otra (inputs). En este "ciclo cerrado" se desechan menos materiales.

Kalundborg, Dinamarca, arquetipo de ecosistema industrial

En Kalundborg, Dinamarca, se ha venido desarrollando lentamente un ecosistema industrial único, que se ha convertido en el arquetipo de los entusiastas de la ecología industrial. Situada a unas 75 millas al este de Copenhague, Kalundborg es una pequeña zona industrial en la costa danesa. La simbiosis industrial comenzó a desarrollarse en los años 70, cuando varios participantes, tratando de reducir sus costes y de cumplir los reglamentos establecidos, buscaron formas innovadoras de manejar sus residuos y de utilizar el agua potable de modo más eficaz. Los participantes en el sistema de Kalundborg fueron, entre otros:

La Central Eléctrica de Asnaes. Construida en 1959, esta central de carbón tiene una capacidad de 1.500 MWe. La misma empresa posee también una piscifactoría.

La Refinería de Statoil. Una de las mayores refinerías de Dinamarca, con una capacidad de 3-4 millones de toneladas/año.

Gyproc. Fabricante de cartones de yeso.

Novo Nordisk. Uno de los principales productores mundiales de insulina y de ciertas enzimas industriales.

El Ayuntamiento de Kalundborg. Proporciona servicios de calefacción a los habitantes de la zona.

Los agricultores locales. En la zona existen varios cientos de explotaciones agrícolas, que cultivan diversos productos.

Entre los distintos participantes, mayores y menores, se ha desarrollado una serie de relaciones de simbiosis. La refinería de Statoil proporciona subproductos de azufre a un fabricante de ácido sulfúrico, y agua caliente a los invernaderos locales. El calor y el vapor residuales de la Central de Asnaes son utilizados por Novo Nordisk que, a su vez, proporciona lodos orgánicos, procedentes de sus procesos de fabricación, como fertilizantes para los agricultores locales. El modelo de Kalundborg va más allá de los intercambios limitados de materiales, y se extiende a otros tipos de colaboración, por ejemplo en formación de los trabajadores y en seguridad en el trabajo (Gertler, 1995). Sin embargo, la actividad principal sigue siendo el intercambio de materiales y de energía. La Figura 1 muestra las relaciones de simbiosis entre los participantes principales de Kalundborg y otros que operan dentro del sistema.

Cuadro 1. Beneficios medioambientales en Kalundborg

Ahorros medioambientales de Kalundborg, por año

Menor consumo de recursos

Petróleo, 19.000 toneladas

Carbón, 30.000 toneladas

Agua, 600.000 metros cúbicos

Reducción de emisiones

CO2, 130.000 toneladas

SO2, 3.700 toneladas

Reutilización de residuos

Cenizas volantes, 135 toneladas

Azufre, 2.800 toneladas

Yeso, 80.000 toneladas

Nitrógeno en los lodos, 800.000 toneladas

Los intercambios de energía y residuos estaban proyectados, inicialmente, para encontrar usos rentables de los residuos y de la energía no utilizada. Con el tiempo, sin embargo, los empresarios descubrieron que se podían obtener también beneficios medioambientales significativos con este innovador sistema de intercambios (véase después).

Según Jorgen Christensen (1994), la simbiosis en Kalundborg se apoya en los siguientes principios:

las industrias se adaptan unas a otras;

la distancia geográfica no es demasiado grande;

la "distancia mental" entre los participantes es corta (todos se conocen);

el incentivo consiste en conseguir una economía sostenible con acuerdos comercialmente sólidos;

la cooperación es voluntaria, pero se realiza en estrecha colaboración con las autoridades.

Figura 1. Simbiosis industrial en Kalundborg

(Gráfico omitido)Los americanos consideran Kalundborg como un ejemplo de lo que se puede conseguir. Hay varios proyectos norteamericanos, como Mississipi Ecoplex, Chattanooga Smart Park y Londonderry, New Hampshire, que utilizan una fuente central de energía o comparten recursos de vapor y agua. Pero Kalundborg parece haber sido el resultado de las relaciones en una ciudad pequeña, con poca gestión sistemática del conjunto. Se ha centrado más en la sinergia económica y medioambiental; pero, aparte del eslogan "simbiosis industrial", estas relaciones no han sido un catalizador importante para atraer a otras empresas. Las relaciones en cuanto a energía y materiales parecen ser más numerosas de lo normal, pero ello parece ser sólo un incremento de las relaciones y no el resultado de una estrategia más amplia o de la consideración sistemática de los posibles beneficios. Los americanos también están impacientes con este proceso, que resulta satisfactorio para imitarlo, pero que lleva una evolución de veinte años. Así, consideran el caso danés como un ejemplo, pero buscan vías más rápidas para diseñar y desarrollar las posibilidades eco-industriales.

El intercambio y el reciclado de subproductos no son ideas nuevas. Muchas industrias, como la metalúrgica, papel, madera y plásticos, utilizan grandes cantidades de materiales reciclados. Hay, además, otros nichos industriales, como el reciclado de petróleo, las cenizas volantes para fabricar hormigón, y el composting de residuos orgánicos sólidos para mejora de suelos, que se han desarrollado en muchos países. Empresas como IBM, Xerox, 3M y muchas otras tratan de "recuperar inversiones" identificando y reutilizando materias primas excedentes, productos obsoletos, maquinaria excedente o anticuada y residuos potencialmente valiosos. IBM posee un "centro de desmaterialización" que recicla o reutiliza materiales de los distintos canales de distribución de la compañía. El programa 3P (Pollution Prevention Pays, la prevención de la contaminación es rentable) de la 3M ha ahorrado millones de dólares a la empresa.

¿Se puede facilitar el desarrollo eco-industrial?

Ernest Lowe se hace esta pregunta y ofrece una respuesta precisa y estimulante:

"Hay aún pocos datos sobre las posibilidades de crear deliberadamente una red de empresas que utilicen mutuamente sus subproductos en energía y materiales Kalundborg, Styria y ciertos complejos petroquímicos como Houston Ship Channel, se han desarrollado espontáneamente, y no como resultado de políticas y estrategias basadas en la ecología industrial. Sin embargo, hay precedentes de empresas ubicadas en parques o zonas donde se encuentran próximas a sus proveedores o clientes y, de hecho, éste es uno de los fundamentos de los parques industriales" (Lowe, 1997, pág. 58).

En sus primeras etapas en Estados Unidos, el pensamiento eco-industrial giraba en torno a la imitación de Kalundborg. En The Ecology of Commerce, Paul Hawken dice: "Imaginemos lo que conseguiría un equipo de planificadores si tuviese que partir de cero, y ubicar y definir empresas y fábricas con relaciones potenciales de sinergia y simbiosis" (1993, pág. 63). En Estados Unidos se están aplicando diversos enfoques para crear colaboraciones entre empresas, con vistas a mejorar el rendimiento medioambiental y económico de todo el sistema.

A continuación se describen algunas de las características dominantes de los distintos proyectos.

Parcelas de terreno específicas: El Green Institute, en Minnesota es una parcela de 6 acres, con un edificio que se inaugurará en febrero de 1999, pero que ya está pre-alquilado en más del 80 %. El proyecto pretende crear una red de empresas en las cercanías de Phillips, con un conjunto de valores claramente conectados y estrecha proximidad. Otros proyectos basados en parcelas de terreno específicas son: el aeropuerto de Stapleton en Denver, Colorado, un proyecto de refabricación en East St. Louis, Missouri, y el ambicioso proyecto "Mesa del Sol", en las afueras de Albuquerque, Nuevo México, que trata de modificar el paradigma de desarrollo del 25 % de la superficie de la ciudad.

Eco-parques virtuales: En Brownsville, Texas, con ayuda de la Bechtel Corporation, se está utilizando un modelo de flujo regional de materiales y energía, construido con ordenador, para conectar a las empresas y atraer a otras nuevas. Hay otros ejemplos virtuales en Baltimore, Maryland y en el "Triángulo de Investigación" de Carolina del Norte.

Tecnología medioambiental: En Cape Charles, Virginia, el Parque Industrial de Tecnologías Sostenibles trata de atraer a empresas a edificios flexibles para fábricas, como parte de un esfuerzo integrado de desarrollo económico y comunitario. Las áreas de mercado objetivos son las tecnologías medioambientales y ciertas aplicaciones agrícolas y de acuicultura con valor añadido. En Civano, Arizona, un acuerdo sobre energía solar y nuevos materiales de construcción ha derivado en un proyecto innovador residencial/comercial/industrial. En Plattsburgh, Nueva York, se está utilizando la norma ISO 14000, como base para una estrategia de atracción de empresas.

Parques centrados en recursos/energía: En Vermont, el calor residual de una central térmica de biomasa se está utilizando para acelerar el composting y el cultivo de verduras ecológicas, con derivaciones a varias actividades agrarias y de jardinería. El proyecto Red Hills, Mississippi, establece relaciones entre una nueva central térmica de carbón, limpia, una mina de lignito y otras industrias asociadas. En Chattanooga, un sistema de energía de distrito, para varios clientes comerciales e industriales, es la pieza básica del proyecto SMART Park. En Dallas, Texas, se trata de crear un parque en torno a un vertedero, para desviar y extraer recursos. En Endicott, Nueva York, la IBM está animando a otras compañías de la zona para formar una red como medio para complementar su planta de recuperación de activos y para encontrar nuevas aplicaciones a los materiales recuperados.

Análisis de "clusters": técnicas para el desarrollo eco-industrial

Desde la aparición de The Competitive Advantage of Nations de Michael Porter (1990), los responsables del desarrollo económico han

vuelto sus ojos hacia los "clusters industriales". Según Porter, se trata de conjuntos de industrias conectadas a través de relaciones cliente/proveedor, áreas tecnológicas, trabajo o distribución. Ejemplos de importantes "clusters" en Estados Unidos son: las áreas de alta tecnología en Boston y en Silicon Valley; vestidos y muebles en Piedmont, Carolina del Norte; y fábricas de material aeroespacial en Seattle y en el sur de California. La Figura 2 muestra un diagrama esquemático de un "cluster" de industrias en el sur de California.

Figura 2. Fabricación avanzada/material aeroespacial. Cluster en el sur de California*

(Gráfico Omitido)

* Adaptada de Anderson, 1994. Véase la referencia completa en la bibliografía.

En Estados Unidos, los organismos de desarrollo económico utilizan el análisis de "clusters" para formular una política de desarrollo económico que tenga éxito en la retención, expansión y atracción de empresas. De igual modo, muchos proyectos de desarrollo eco-industrial utilizan variantes del análisis de "clusters" como herramientas en el estudio de una serie de temas, tales como:

evaluar los inputs y outputs de una región o su metabolismo industrial, para descubrir posibles intercambios de subproductos o de energía;

descubrir otras posibilidades de colaboración entre organizaciones existentes, por ejemplo, en temas medioambientales o en formación compartida para prevenir la contaminación;

atraer nuevas empresas que complementen el "cluster" local o puedan obtener ventajas estratégicas de la infraestructura existente, de las conexiones institucionales, de la proximidad del mercado, etc.

En una zona de Carolina del Norte, integrada por seis condados, se están analizando datos sobre agua, materiales y aportes de energía, así como los subproductos de las industrias de la zona, con vistas a un proyecto de ecosistema industrial. La Work Environment Initiative (WEI) de la Cornell University, ha realizado análisis para proyectos en Baltimore, Maryland, Trenton, Nueva Jersey y Plattsburgh, Nueva York (WEI, 1995; WEI, 1996a; WEI, 1997b). Estos informes evalúan ciertas informaciones sobre cada región, como por ejemplo: la base industrial actual; las estructuras institucionales de apoyo, como centros de investigación; mercados potenciales; programas de retención y expansión de industrias; y posibilidades de atracción para nuevos desarrollos económicos. De igual modo, el Green Institute de Minneapolis distribuyó una encuesta a las industrias de una zona que cubría 19 códigos postales, para reunir información sobre inputs y outputs locales y sobre el interés de las empresas en el concepto de desarrollo eco-industrial (Lau, 1998).

Otros métodos de análisis utilizan reuniones estratégicas con intervención de grandes grupos. En 1995, la comunidad de Cape Charles participó en un ejercicio de este tipo, que dio como resultado una imagen que permitió proseguir el proyecto de Parque Industrial de Tecnologías Sostenibles. El Green Institute también se sirvió de este medio para solicitar las aportaciones de la comunidad local e incorporar sus ideas en la planificación del proyecto. En Baltimore se utilizó también un sistema análogo.

Las relaciones simbióticas de Kalundborg se han desarrollado a lo largo de dos décadas, a partir de una serie de relaciones bilaterales. El desafío con que se encuentran los proyectos de desarrollo eco-industrial que tratan de seguir el ejemplo de Kalundborg, consiste en fomentar la colaboración. Como sugiere un autor:

"En Kalundborg, las empresas se autoorganizaron mediante convenios basados en el mercado...ello sugiere que los parques o regiones que tratan de atraer a empresas para formar redes de intercambio de subproductos no deben planificar en exceso" (Lowe, 1997, pág. 59).

Aunque una buena planificación puede ayudar a comprender mejor las posibilidades de colaboración en un proyecto eco-industrial, no parece probable que este proceso produzca una red de organizaciones participantes. Se precisa un componente de cortesía, como mecanismo de coordinación capaz de atraer a las personas idóneas para la discusión.

Redes de empresas

La competencia es la base del mercado libre; sin embargo, es cierto también que las empresas necesitan, a menudo, cooperar. Las asociaciones estratégicas, las alianzas a corto plazo y las relaciones contractuales son tipos diferentes de colaboraciones interempresariales para conseguir ventajas competitivas. Con la globalización de la economía mundial, mantener las ventajas competitivas exige, cada vez más, flexibilidad, capacidad de respuesta y capacidad de adaptación a unas condiciones que cambian rápidamente. Se estrechan, pues, las relaciones a lo largo de la cadena proveedor-productor-consumidor.

Las organizaciones privadas se conectan entre sí de muchas formas diferentes. No hay ninguna empresa que pueda controlar todos los recursos necesarios para alcanzar el éxito. Los fabricantes necesitan las aportaciones de los proveedores y los productos necesitan consumidores. Las relaciones empresa-universidad para determinadas actividades de investigación y desarrollo son otra forma de cooperación.

Diversos autores han examinado distintos aspectos de las redes de empresas, las alianzas estratégicas y otras formas de cooperación interempresarial. Alter y Hage (1993) discuten la multiplicación de las alianzas y describen sus antecedentes teóricos. Chisholm (1998) utiliza el ejemplo de la New Baldwin Corridor Coalition sobre formación y funcionamiento de redes empresariales. Una conferencia celebrada en la Universidad de New Brunswick fue la base de un libro sobre "intervenciones institucionales para fomentar las redes de empresas como instrumento de desarrollo regional" (Staber y Schaefer, 1996).

En los últimos veinte años, muchos investigadores han descubierto el caso de la región de Emilia-Romagna, en el norte de Italia, donde se produce una colaboración interempresarial, a través de la fabricación flexible de varios productos, utilizando los conocimientos especializados de cada empresa (OCDE, 1996). Las empresas que cooperan en producción y en temas sociales han alcanzado niveles elevados de éxito:

"En Italia, los polos industriales que comprenden miles de pequeñas empresas especializadas en sectores industriales específicos, como las losetas cerámicas, los tejidos de lana y la maquinaria agrícola, han sido la base de gran parte del éxito industrial de la Italia de la postguerra, basado en la exportación. Estos polos industriales han alcanzado un excelente nivel, en materia de innovación y de capacidad de respuesta al mercado, gracias a una combinación de competencia y cooperación, contando también con centros de servicios que ofrecen ayuda en temas tecnológicos y en mercadotecnia." (Matthews, 1994, pág. 178).

Las empresas conectadas geográficamente y ubicadas en parques industriales u otras áreas donde se concentra la actividad empresarial, desarrollarán probablemente algún tipo de interacción formal o informal. Que ello se realice a través de la dirección del parque industrial, de asociaciones locales de fabricantes o de una cámara de comercio, depende de las infraestructuras locales existentes. En estos tipos de redes, la colaboración se establece, con frecuencia, sobre temas de interés local, regional o nacional, como educación, empleo y reglamentos. Una de las redes más notables y de mayor éxito en Estados Unidos es la red Joint Venture, de Silicon Valley.

Joint Venture es una organización sin fines de lucro, que incluye asociaciones entre empresas públicas y privadas, organizaciones comunitarias y las autoridades locales en las áreas de alta tecnología que integran Silicon Valley: los condados de Santa Clara, San Mateo, Santa Cruz y Alameda. En julio de 1995, se habían identificado 11 iniciativas en tres áreas susceptibles de cooperación: clima empresarial, desarrollo empresarial y calidad de vida e infraestructura social (Joint Venture, 1995).

Joint Venture es un ejemplo de colaboración que funciona a través de canales institucionales para alcanzar sus objetivos. Creemos que, en un ecosistema industrial, se necesita una concienciación análoga. Se precisarán nuevos niveles de colaboración en temas tales como el intercambio de subproductos, servicios técnicos compartidos, formación de trabajadores e iniciativas conjuntas sobre regulación.

Algunas redes existentes en el mundo están muy desarrolladas e incluyen estructuras de gestión y programas formales, mientras que otras están menos formalizadas. Los ejemplos de redes cooperativas pueden incluir: investigación y desarrollo (I+D); fabricación y montaje de productos; formación; compras; y marketing. Para las empresas pequeñas y medias participantes, las redes son un medio para aumentar las economías de escala, competir con las grandes corporaciones, disminuir los costes y crear organizaciones que "aprenden" continuamente. Como indicaba Richard Hatch, ante el Congreso de Estados Unidos, "las redes son esfuerzos cooperativos muy sencillos para eludir las limitaciones de tamaño" (1989, pág. 9).

Las autoridades nacionales y regionales de todo el mundo han formulado programas para favorecer la creación de redes de empresas. El Business Links Programme en Gran Bretaña (Grayson, 1996) y la política de redes y "clusters" de Québec (Ferland, Montreuil y Poulin, 1996) son intentos para conseguir los beneficios de la cooperación interempresarial. Varios estados de Estados Unidos han formulado programas para apoyar el desarrollo de las redes (Lowe, 1997).

Uso de las redes para facilitar el desarrollo eco-industrial

Los proyectos de desarrollo eco-industrial en Estados Unidos están tratando de acortar el plazo de tiempo para la colaboración innovadora entre organizaciones. Más allá de los conceptos básicos, algún tipo de marco sistemático será un elemento importante para mantener la viabilidad y las actividades cooperativas en un proyecto de desarrollo eco-industrial.

Además, si el objetivo global de un proyecto de desarrollo eco-industrial consiste en mejorar el rendimiento económico y medioambiental en el sistema, un énfasis excesivo en los intercambios de subproductos y de energía podría frenar otras posibles oportunidades de colaboración. Hace falta un enfoque más sistemático, para trazar un amplio marco de posibilidades, en una serie de niveles funcionales y temáticos. Pueden aparecer numerosas posibilidades de colaboración en sectores clave familiares para las empresas, como marketing y etiquetado ecológico conjuntos; funcionamiento compartido; equipos de tratamiento compartidos; asignación flexible de puestos de trabajo para los empleados; compras conjuntas y servicios compartidos; y, por supuesto, intercambios de materiales y de energía. La Figura 3 describe un posible modelo de oportunidades de colaboración.

El escepticismo sobre el desarrollo eco-industrial se ha centrado en las dificultades técnicas y de ingeniería, en la coordinación de la oferta y la demanda de las empresas participantes y en inhibiciones derivadas de los reglamentos (véase después). Además, en Estados Unidos parecen haberse creado expectativas de que los intercambios de subproductos materiales y de energía se desarrollarían mucho más rápidamente. Esta impaciencia ha hecho que algunos consideren el desarrollo eco-industrial como algo quijotesco con pocas posibilidades de éxito; sin embargo, pocos proyectos han considerado, y mucho menos aplicado, las redes eco-industriales como parte de sus actividades. Más aún, incluso las estrategias de desarrollo económico tradicionales han evolucionado durante años y, a veces, décadas.

Por último, las redes eco-industriales pueden funcionar en campos que las empresas conocen bien, como las relaciones de mercado. Parece, pues, que, a largo plazo, será más probable alcanzar el éxito creando las condiciones necesarias para el desarrollo eco-industrial, a través de estrategias de formación de redes, especialmente en sectores donde ya existe una base industrial.

Figura 3. Modelo de relaciones de colaboración en un ecosistema industrial

(Gráfico Omitido)

Conexiones entre política y desarrollo eco-industrial

En muchos aspectos, el éxito de la actividad eco-industrial estriba en que las empresas le concedan valor e inviertan sus energías en explorar y actuar sobre las relaciones que sean mutuamente beneficiosas. Pero el gobierno y la política pueden jugar un papel creando las condiciones de apoyo para que esto ocurra. Respecto al desarrollo eco-industrial, los obstáculos reglamentarios pueden frenar los intercambios de subproductos. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Resource Conservation and Recovery Act (ley sobre conservación y recuperación de recursos, RCRA) ha impedido los intercambios interempresariales de ciertos tipos de materiales peligrosos. Aunque pueden darse los intercambios caso por caso, previa aprobación de las autoridades, a menudo es más fácil eliminar materiales potencialmente reutilizables, transportándolos a vertederos para materiales peligrosos. Esto es un gran despilfarro de dinero, de tiempo y de materiales valiosos.

Paralelamente, los organismos de control ponen un énfasis creciente en la prevención de la contaminación. La U.S. Pollution Prevention Act (ley sobre prevención de la contaminación de Estados Unidos) de 1990 y otros esfuerzos en el país se están centrando cada vez más en la prevención de la contaminación (pollution prevention, P2) para la protección del medio ambiente. El énfasis actual del desarrollo eco-industrial en el intercambio de materiales, especialmente en lo que se refiere a materiales tóxicos, puede bloquear, a largo plazo, el uso de esos materiales e inhibir la P2 o las medidas de sustitución de productos en las empresas (Lowe, 1997).

Varios autores han considerado la posibilidad de "permisos paraguas" para los proyectos de desarrollo eco-industrial, como medio para fomentarlos así como para disminuir el impacto global de la actividad industrial sobre el ecosistema que la rodea. El uso de estrategias multimedia y multi-empresas para la concesión de permisos puede llevar a mejoras globales en todo el sistema (Cote y Smolenaars, 1997). Análogamente, la flexibilidad y las directrices voluntarias pueden animar a las empresas a buscar vías innovadoras para cumplir los objetivos de contaminación en todo el sistema. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Medioambiental inició el proyecto XL, para estimular programas innovadores y eficaces para reducir el impacto medioambiental. El Parque Industrial Ecológico de Fairfield, en Baltimore, Maryland, solicitó y obtuvo una designación XL.

Ciñéndonos al tema general de este trabajo, volvemos a lo que consideramos como elemento clave para el éxito del desarrollo eco-industrial. Como dicen Boons y Baas:

"En el nuevo concepto de ecología industrial, los límites de la empresa son el medio ambiente y las alianzas interempresariales para el desarrollo de productos...el concepto de ecología industrial exige esencialmente un enfoque integrado de los efectos medioambientales de los procesos industriales, más que tratar de reducir los efectos de procesos individuales. Una consecuencia de esta perspectiva es que las organizaciones responsables de los procesos sometidos a este enfoque integrado deben coordinar de alguna forma sus actividades" (Boons y Baas, 1997, pág. 79).

En las secciones precedentes hemos considerado cómo las redes de empresas o las colaboraciones interempresariales pueden ser una estrategia viable para iniciar y mantener el desarrollo eco-industrial. Además, diversos países disponen de políticas nacionales y/o sub-nacionales o mecanismos de apoyo institucional para estimular la creación de redes de empresas. Muchas se centran en la competitividad, la capacidad de respuesta al mercado y la flexibilidad. El ajuste de estos programas y la posible creación de otros para fomentar la creación de redes eco-industriales se puede realizar a nivel nacional o sub-nacional. El desarrollo económico puede buscar estrategias más integradas que la diseminación industrial, que conduce a duplicar o malgastar recursos. En un marco eco-industrial, el objetivo consiste en reducir el impacto sobre el ecosistema, al tiempo que se amplían las posibilidades de la empresa.

Para estimular las colaboraciones eco-industriales se puede financiar un apoyo institucional, a través de organizaciones de extensión industrial familiarizadas con el tejido productivo, o mediante incentivos políticos. La planificación de estas actividades, que atraerían o harían crecer a las empresas locales, constituye una fase crítica. También sería importante el apoyo gubernamental, para reunir datos sobre colaboraciones y para la toma de decisiones. Pensamos que todo ello conduciría a la creación de empresas comercialmente viables, capaces de obtener capital en el mercado libre, en base a su mayor eco-eficacia y a su mejor imagen en el mercado, como consecuencia de su mayor responsabilidad medioambiental.

Todavía es prematuro predecir si la filosofía eco-industrial funcionará y se aplicará ampliamente. Se están ensayando distintos modelos y en los próximos diez años se producirá una eclosión basada en las lecciones aprendidas por los primeros pioneros. El futuro exige que nos movamos hacia una plataforma de productividad y soluciones medioambientales. El esfuerzo para superar las soluciones específicamente basadas en la empresa, como única base de la acción empresarial, y avanzar hacia un ecosistema más consciente del problema de los recursos y con empresas con mayor capacidad de adaptación, es ya un presagio del futuro. David Crockett, miembro del consejo de Chattanooga, Tennessee, y defensor del desarrollo sostenible, lo ha expresado así: "La elección está entre los parques eco-industriales y los parques jurásicos". Las organizaciones del futuro no podrán permitirse estrategias lentas y que consuman muchos recursos, como en el pasado: el futuro exigirá una eficiencia mucho mayor, en cuanto a los recursos, y capacidad de adaptación al mercado. El desarrollo eco-industrial es una vía hacia el futuro.

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Palabras clave

ecología industrial, desarrollo eco-industrial, cooperación interempresarial, ecosistema industrial, clusters industriales, redes de empresas

Nota

  1. Otros términos que reflejan ideas similares son: parques eco-industriales, eco-parques, ecosistemas industriales, zonas de emisión cero y simbiosis industrial.

Referencias

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Contactos

Ed Cohen-Rosenthal, Director de la Work and Environment Initiative,

Cornell University, Ithaca, Nueva York.

Tel.: 607/255-8160, fax: 607/255-8207, correo electrónico: ec23@cornell.edu, World Wide Web: www.cfe.cornell.edu/wei

Thomas McGalliard, Investigador asociado, Work and Environment Initiative,

Cornell University Ithaca, Nueva York.

Tel.: 607/254-5089, fax: 607/255-8207, correo electrónico: tnm2@cornell.edu, World Wide Web: www.cfe.cornell.edu/wei

Vera Calenbuhr, IPTS

Tel.: +34 95 44 88 287, fax: +34 95 44 88 339, correo electrónico: vera.calenbuhr@jrc.es

Sobre los autores

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Ed Cohen y Ted McGalliard han trabajado en el programa "Trabajo y Medio Ambiente", del Centro de Medio Ambiente de la Cornell University. Durante los últimos cuatro años, los autores han trabajado para una serie de comunidades rurales sobre temas relacionados con el desarrollo eco-industrial. Además, los autores crearon en 1996 el Programa de Desarrollo Eco-industrial (EIDP), como instrumento de investigación y coordinación dedicado a esta nueva disciplina.

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