Derechos humanos y sufrimiento psíquico

AutorFernando Colina, Manuel Desviatat, Rafael Huertas
Páginas65-85
DERECHOS HUMANOS Y SUFRIMIENTO PSÍQUICO
Fernando Colina
Psiquiatra.
Asociación Española de Neuropsiquiatría-Profesionales de la Salud Mental
Manuel Desviat
Psiquiatra.
Átopos, salud mental, comunidad y cultura
Rafael Huertas
Instituto de Historia, CSIC.
Proyecto RTI2018-098006-B-I00 (MINCIU/FEDER)
Fernando Colina – Manuel Desviat – Rafael Huertas
Resumen: El alienismo y la psiquiatría se han debatido siempre, desde sus orígenes,
en un frágil equilibrio por la doble misión de prestar tratamientos médico
o psicológico a los pacientes mentales y de contribuir a la defensa y al con-
trol social. La desconfianza social y cultural hacia el loco y su consideración
como un individuo improductivo y/o peligroso explica, en buena medida,
que la psiquiatría se configurase como una “prestación especial” y como
una disciplina de poder. Es esta doble misión, o esta doble mirada, la que
permite entender muchas de las contradicciones de la psiquiatría desde sus
orígenes. El trabajo sostiene que la psicopatología del futuro debe apun-
tar a la libertad, siempre amenazada, pero que ha de ser también siempre
creciente. Todo conocimiento que tiene al loco por su objeto principal sólo
puede apuntar a la emancipación del sujeto, a una autonomía real que se
aleje de todo intento de normalización.
Palabras clave: alienismo, psiquiatría, medicina mental, emancipación, derechos hu-
manos.
La mujer con cara de alucinada permanecía inmóvil, como deján-
dose hacer. Jean Baptiste (Poussin) pugnaba trabajosamente por des-
enganchar el cierre del grillete que sujetaba su cintura. La maniobra
era observada de cerca por el doctor Pinel, que intentaba mantener
su porte de patricio mientras una mujer besaba con húmeda vene-
ración el dorso de su mano y un agente del gobierno jacobino le su-
surraba al oído preguntándole, una vez más, si aquello de “liberar al
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loco de sus cadenas” era, después de todo, una buena idea. Al fondo,
la algarabía, los gritos, la confusión, habituales en el patio del asilo
para locas de La Salpêtrière.
Así podría narrarse, de manera breve, la escena con la que el pintor Tony
Robert-Fleury representó el mítico acto de liberación protagonizado por Phi-
lippe Pinel en el marco de revolución francesa. Aunque ambientado en 1795
el famoso cuadro, titulado precisamente Pinel liberando a las alienadas de la
Salpêtrière, fue pintado en 1878; es decir, muchos años más tarde de aque-
llos supuestos sucesos. No sabemos si el acontecimiento tuvo lugar tal como
quedó plasmado en la pintura, pero no cabe duda que tal representación se
ha convertido en uno de los iconos más característico y repetido de lo que se
ha considerado el nacimiento de la psiquiatría, la aparición de una medicina
mental que, en el marco de un amplio movimiento filantrópico, propició la hu-
manización del trato a los “insanos” mentales, así como la consideración y el
abordaje racional y científico de los mismos.
La Revolución francesa –y las revoluciones burguesas en general–, con su
famosa triada ideológica: libertad, igualdad y fraternidad, convirtió al hombre
en un ser autosuficiente jerarquizándolo en el nivel social como ciudadano. Un
ciudadano que al ejercer sus derechos encontró sus límites en los derechos aje-
nos y en el respeto a otros hombres y a sus propiedades. Este “derecho a la pro-
piedad” es, sin duda, uno de los elementos centrales del nuevo modo de vida
introducido por la Revolución, en el que junto al concepto de propiedad como
derecho de apropiación de los bienes que un individuo produce para cubrir sus
necesidades, va apareciendo también el “derecho” del capital a la explotación
sistemática de los bienes económicos. El individualismo y la inmediatez de lo
humano matizan, en buena medida, los logros de la Revolución de modo que Ro-
manticismo, Liberalismo y exigencia de los Derechos Humanos se convertirán
en tres de las características fundamentales de los nuevos tiempos tras la caída
del Ancien Régime. Es en este contexto social y político en el que hay que enten-
der el surgimiento del alienismo y de una nueva forma de entender la locura.
La aludida liberación de los locos de sus cadenas acabó convirtiéndose en
uno de los “mitos fundacionales” que más éxito han tenido en la historia de
la medicina. Con independencia de la exactitud de sus representaciones, sus
consecuencias han sido objeto de interpretaciones diversas y a veces encon-
tradas, como las de Michel Foucault1 o Gladys Swain2, a cuyas aportaciones
hay que añadir las de otros autores que han reflexionado específicamente
sobre las características y el papel desempeñado por el susodicho “mito”
historiográfico3. Hoy se sabe que el legendario gesto del ciudadano Pinel
1 FOUCAULT, M.; Histoire de la folie à l’âge classique, Paris, Gallimard, 1972.
2 SWAIN, G.; Le sujet de la folie: Naissance de la psychiatrie, Toulouse, Privat, 1977.
3 GOURÉVICH, M.; “Pinel père fondateur, mythes et réalites”, L’Évolution Psychiatrique,
56, 1991, pp. 595-602.; POSTEL, J., ALLEN, D.F., MOUSNIER-LOMPRÉ, A; “Le mythe revisité:

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