Derecho registral aplicado, de Raúl R. García Coni.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas757-760

Page 757

    GARCÍA CONI, RAÚL R.: Derecho registral aplicado. Ediciones Librería Jurídica. La Plata, 1972.

Con motivo del I Congreso Internacional de Derecho Registral, celebrado en Buenos Aires, se publica este libro, que traigo ahora a recensión. Su autor, Raúl R. García Coni, es Director del Registro de la Propiedad de la provincia de Buenos Aires, Profesor y Consejero de la Universidad Notarial Argentina, Miembro de la Academia Matritense del Notariado y de la Asociación de Notarios de México. Además de estos títulos es, por lo que a mí se refiere, uno de los más «enfadados» miembros de la delegación argentina que arribaron a la madre patria para celebrar el II Congreso Internacional de Derecho Registral.

Parte de esa delegación-afortunadamente no toda-traía «abierta la cancha» contra un artículo mío, en el que enjuiciaba mi impresión del Registro de la capital de la República Argentina (al hacer la cita de la capital hablé imprecisamente de «capital bonaerense» y eso al autor del libro que recensiono le debió de producir santa indignación, ¡perdón!). La frase que más «enfurecida» traía a esa representación fue la de «show traumático» que apliqué a la exhibición que de los locales y la mecanización registral nos habían ofrecido. El único pecado-y esto lo comprendo- es haber utilizado una palabra de raíz no latina que se escribe de una forma y se pronuncia de otra (muy en la línea de la hipocresía inglesa), pero que al significar espectáculo breve, concentrado y ameno puede perfectamente ser aplicable a la exhibición de que hablo. Al calificarlo de «traumático» no decía más que la verdad, pues aquello a un hombre que se ha pasado media vida-millonario en horas de estudio-aprendiendo Derecho hipotecario le produjo un golpe seco del que tardó en reaccionar, no llegando, sin embargo, a romper sus esquemas mentales. No creo que etimológicamente-pues en esto los argentinos son muy versados-tenga que dar más explicaciones. Pero si la forma jocosa de enfocar el problema pudiera ser la razón de la «santa» indignación debo salir al paso, pues quien me haya leído con cierta asiduidad verá que en toda mi producción existe ese humor que comprendo es difícil de asimilar por quien no sea capaz de sonreír ante el campo del Derecho. Además, creo que «aquello» sólo con sentido del humor puede contemplarse.

Uno de los más violentos atacantes de mi frase me han dicho que fue el autor de este libro, que yo guardaba con especial cuidado, pues en sus primeras páginas-en forma autógrafa-me lo había dedicado él mismo. Ahora, al abrirlo de nuevo para hacer su recensión, me ha venido a la memoria todo lo que he contado, y precisamente por contarlo creo que mi legitimación para estas notas está plenamente justificada. Esta es la ocasión que el destino me brinda para seguir siendo «objetivo» en mis apreciaciones.

Yo, que había dicho después de mi visita a Argentina que de los muchos países y capitales que he conocido al único que volvería sería a ése, ahora resulta que si regreso me van a recordar la frase, me van a volver la espalda y me van a señalar con el dedo... No obstante, yo todavía confío en Martín Fierro, reflejo del alma argentina, v en su frase...

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