La democracia

AutorJuan Antonio Pabón Arrieta
Páginas43-98
CAPÍTULO PRIMERO
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La democracia
SUMARIO: 1. La democracia. Pericles: Discurso fúnebre de Pericles. 2. La
democracia en la antigua Grecia. Los discursos de Platón y Aristóteles. 3. La
democracia como sociedad abierta y los enemigos de la democracia en Karl
Popper. 4. Ferrajoli y la democracia constitucional en el mundo globalizado.
1. La democracia. Pericles: Discurso
fúnebre de Pericles
Desde la antigüedad occidental, en particular en Grecia y Roma, el tema
del buen gobierno y la forma cómo se conforma y cómo se realiza para la admi-
nistración de la cosa pública siempre ha estado a la orden del día. La abundante
literatura griega sobre el mito y la alegoría describe cómo es el buen gobierno y
cómo debe ser diseñado y ejercido. Las obras de Sófocles, Esquilo y Eurípides,
entre otros, presentan la discusión de lo que debe ser una república, esto es, un
orden político en el que el gobierno de las leyes y no el gobierno de los hom-
bres sea la razón que legitime el poder político. La polis, el órgano político de
la ciudad griega, tenía en la democracia una de sus formas de gobierno –no la
preferida en la antigüedad, pero sí la que terminó por ser reconocida a lo largo
de la historia de Occidente–, como la mejor forma de gobierno legítimo de la
sociedad civil.
La discusión acerca de las fuentes del poder político, cómo ejercerlo,
mediante qué normas y el origen de esas normas, era el debate que la litera-
tura griega –mítica y alegórica– manifestaba. En estos mitos y alegorías que
enriquecieron la vida espiritual y política griegas reside el tesoro que explica
el pensamiento político, jurídico y losóco de lo que era el mundo griego.
LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA: UN MODELO EN CRISIS
Juan Antonio Pabón Arrieta
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De hecho, tales mitos y alegorías permiten el acceso al teatro griego y a las
grandes obras de la tragedia y de la comedia. ¿Cómo era el poder político
griego?, ¿cómo se legitimaba el poder político?, ¿qué papel jugaba el mundo
jurídico en el espacio público griego?, ¿desde qué perspectiva se justicaba el
derecho?, ¿cuál era la relación entre lo político y lo jurídico?, ¿por qué se debería
obedecer el derecho?, ¿qué relación guardaba la política con el derecho?, ¿qué
era la democracia?, ¿qué era la patria?, ¿cómo era considerada la relación entre
individuo y Estado?, ¿era responsable la polis?, ¿quiénes ostentaban el status
de ciudadanía?, ¿cuáles eran las reglas de la democracia? En n, estas y otras
preguntas más sobre la política que hoy se encuentran vigentes, enriquecidas
en su mayoría en la democracia moderna bajo el modelo teórico del Estado
Constitucional de Derecho, tenían su fundamentación inicial en Grecia, espe-
cialmente en la literatura.
Adentrarse en la literatura griega permite no sólo conocer los fundamen-
tos de la democracia, sino también quiénes intervienen en el gobierno, cómo
se ejerce el gobierno en la democracia y cuál es su fuente política. En Esquilo
la fuente del poder político es examinada en forma crítica tanto en Prometeo
encadenado, como en Los siete contra Tebas. En Prometeo, la rebelión contra
la tiranía de un dios despiadado y arbitrario conduce al robo del fuego y la
entrega a los hombres para que con su conocimiento logren autogobernarse.
Prometeo preere la dureza del castigo a doblegar su espíritu ante la opresión
tiránica de un dios. Los Siete contra Tebas no menos explicativa sobre la fuente
del poder político y sus reglas, allí el incumplimiento de una promesa por parte
de Eteocles conduce a Polinices al ataque a su patria.
Mientras en Edipo Rey, Sófocles narra el origen del poder político como
herencia en cumplimiento de un destino trágico en el que el poder cae en sus
manos como una desgracia derivada de una maldición divina contra su familia;
en Antígona, narra la misma historia pero no desde Edipo o Eteocles, sino des-
de el dolor sufrido por la hermana ante la muerte de sus hermanos en la des-
piadada lucha por el poder político. Eurípides hace lo propio en Las Fenicias.
El tema central de las obras citadas es la democracia y la representación polí-
tica. Sin lugar a dudas, estas magnas tragedias de la literatura universal tienen
como aspecto crucial de la reexión el tratamiento del poder político y de las
reglas de la democracia y de la representación política en las antiguas ciudades
de Grecia, en el siglo VI antes de Cristo. En Los siete contra Tebas, se puede
identicar cómo el pacto es uno de los aspectos centrales de una teoría de la le-
gitimación del poder político. A la muerte de Edipo sus hijos pactan alternarse
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en el ejercicio del poder político como un medio de tener un poder limitado
en el tiempo y fundado en el pacto mismo. El pacto es la fuente de las teorías
contractualistas modernas y de la democracia y la representación política.
Desde la losofía política, y con un arraigado trasfondo alegórico, Pla-
tón recuerda la conversación entre Sócrates y Protágoras en la que en el ujo
del intercambio dialógico se narra mediante una historia fabulosa cómo Zeus
hizo partícipe a los hombres de las cualidades divinas, siendo el único de los
animales que recibió tal tratamiento distintivo, elevándose con ello a un esta-
tus especial. Para hacerlo, Zeus envió a la tierra a Epimateo para que realizara
una distribución de estas cualidades con el propósito de que una vez recibidas
los hombres pudieran socializar, conformar ciudades y gobiernos, y salieran
del estado de naturaleza y se organizaran como una especie superior sin nece-
sidad de combatir los unos con los otros. Luego de la repartición los hombres
fundaron ciudades. Como a pesar de lo anterior continuaron las guerras, Zeus
envió a Hermes con la orientación de que el don de la política fuese repartido
en forma equitativa y democrática a todos por igual para formar gobiernos y
estados.
Aristóteles, por su parte, recuerda en la Política a Homero, cuando en La
Ilíada, se reere al hombre que vive fuera de la sociedad organizada en forma
política, y que según él es un ser degradado al que se puede aplicar la frase:
el hombre sin familia, sin leyes, sin hogar, no puede estar en condición de ser
un humano. Asimismo, dice que la propia naturaleza sociable del hombre lo
arrastra a crear instituciones políticas articiales que le permiten vivir en paz
y justicia por fuera de la guerra. Tal sociabilidad natural del hombre lo obliga
a la creación de asociaciones de corte político más allá de la institución de la
familia.
La alegoría descrita por Platón explica dos cosas: por una parte, explica
qué es la política, y por otra, explica qué es la democracia. La alegoría sirve para
denir que la actividad política en la antigüedad griega es ante todo una activi-
dad al alcance de todos los ciudadanos de la polis. Es por ello que Hermes debe
repartir el derecho de acceso a la actividad política entre todos. Nadie, sin ex-
cepción, –dice el dios supremo Zeus a Hermes–, debe ser excluido. Júpiter, en la
mitología latina, dice a Mercurio que ninguno puede estar privado del derecho
de participar en la política, que es lo mismo que decir que todos pueden inter-
venir en la actividad del gobierno de la polis, en condiciones de cierta simetría
e igualdad, que en el lenguaje de la política antigua, se trataba de la isonomía.

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