La definición del sujeto de derechos: propuestas

AutorCristina Monereo Atienza
Páginas35-58

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En este capítulo se exponen las propuestas sobre el sujeto de derechos. Muchas de ellas giran alrededor de planteamientos feministas, porque el debate doctrinal expuesto trata de determinar si cabe afirmar teórica y prácticamente un sujeto universal, alejado del sujeto moderno. En efecto, las incoherencias del sistema liberal en su definición poco neutral y esencialista del sujeto universal moderno provocaron un debate sobre la misma existencia del sujeto que es oportuno recordar.

  1. Por un parte, se puede distinguir la posición más radical en contra de la noción de sujeto moderno, que procede de la corriente postmoderna del feminismo de la diferencia. Esta posición propone atacar las estructuras liberales negando la misma noción de sujeto y optando por un irracionalismo que se centra en la diferencia como concepto opuesto a la igualdad. Esta corriente es deudora de las concepciones románticas que predican la muerte o negación del sujeto. Es de origen anglosajón pero cuenta con una variable europea nada despreciable.

    En un primer punto de este capítulo, se analizan estas teorías del sujeto de manera conjunta, aunque ciertamente no se hace sin ciertos riesgos, porque en este modelo se aglutinan diferentes posturas. En general, todas ellas luchan (certeramente) frente a la excesiva abstracción y generalidad, homogeneidad del sujeto moderno. El problema está en que muchas se tornan radicalmente peligrosas porque acaban encerrándose en nuevas identidades que, consecuentemente, dividen artificialmente al ser humano por sus diferencias (de sexo, de raza o de orientación sexual). Es decir, el feminismo de la diferencia puede tener consecuencias contrarias a los objetivos de igualdad. Por ejemplo, ciertas fe-

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    ministas de la diferencia buscan indagar en la identidad femenina a partir de la experiencia de proximidad al "cuerpo" de la madre que abre la experiencia hacia lo místico y lo religioso. Apelan a la idea de la construcción/ deconstrucción de los conceptos tanto de género como sexo, y en este sentido entienden que no es posible concebir el género y el sexo como algo prefijado. Con todo, consideran que es viable tratar de la experiencia emocional de la madre, de irracionalidad y naturaleza que son, ciertamente, conceptos fácilmente manipulables.

    Tiene que separarse esta visión feminista postmoderna de otra que resulta más sugestiva para esta investigación: la representada por las teorías queer. No solamente porque sean unas teorías "de gays y lesbianas", sino porque sus formulaciones postmodernas son ventajosas para la crítica al esencialismo en torno al sujeto, y pueden ser útiles para la posterior reconfiguración de un sujeto igual.

  2. Por otra parte, existen otras perspectivas que han luchado de diferentes formas contra las disfuncionalidades del concepto moderno de sujeto, pero no lo han negado de base y han propuesto su reformulación y corrección. Estas posiciones, que en sus diferentes propuestas son las más representativas en España, tienen en común el valorar las conquistas ilustradas de la libertad, la igualdad y la solidaridad (no sin ser, en algunas ocasiones, paradójico), enfati-zando la compatibilidad del concepto de igualdad con el de la diferencia.

    Dentro de este segundo conjunto que tiene en común su alejamiento del feminismo postmodernismo, las discordancias entre la variedad de enfoques son tantas y tan graves en relación a la definición del contenido concreto de los conceptos de dignidad humana, libertad, igualdad, diferencia, que es preciso distinguir dos grupos o modelos opuestos.

    Así pues, en un segundo punto del capítulo, se muestra el enfrentamiento entre estos dos modelos, sobre todo, en la literatura jurídica española. Se trata de dos perspectivas que, a pesar de partir de algunas afirmaciones comunes, sin embargo, difieren fuertemente en los puntos de mayor relevancia filosófica, político-jurídica y socio-económica. Obviamente, como sucede con el modelo de la diferencia, la referencia al enfrentamiento entre ambos de una manera general y conjunta, sin mostrar la gran variedad de teorías concretas (más o menos radicales e intermedias) que incluyen, puede ser excesivamente reductivo de la realidad compleja del pensamiento social. A pesar de ello, se prefiere correr este riesgo porque, entre otras razones, estas posiciones se suelen presentar a sí mismas como confrontadas en los debates político-sociales.

    Por un lado, se analiza la corriente o modelo progresista que se denomina "modelo de la igualdad de género" ya que está a favor, precisamente, de la igualdad de género tal y como se está entendiendo y aplicando (en mayor medida) en las diversas medidas político-jurídicas y socio-económicas implan-

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    tadas a nivel nacional, europeo e internacional. Se refiere, principalmente, a las propuestas del feminismo de la igualdad en la diferencia. Por otra parte, se estudia la corriente o modelo conservador denominado "modelo de la ideología de género", precisamente porque se utiliza su propia crítica al "género como ideología" para darle nombre. Esta posición considera que los conceptos, instituciones y medidas de igualdad de género actuales son producto de una ideología de género que se está imponiendo injustamente a todos los niveles político-jurídicos y sociales.

    En el tercer y último apartado, se realiza una apuesta a favor del sujeto de la igualdad en la diferencia, es decir, se admite la posibilidad teórica y práctica de hablar de un sujeto universal en base a unas características comunes a todo ser humano, que no están predeterminadas ni cerradas, entre las cuales se incluye la libertad de elección de la orientación sexual e identidad de género. Este es el concepto de sujeto propicio para la consecución de la auténtica igualdad de los individuos del colectivo de LGBT.

3.1. Las teorías sobre el sujeto del modelo postmoderno de la diferencia: el feminismo de la diferencia Las teorías queer

La pregunta sobre la posibilidad de definir un sujeto universal se conecta con consideraciones más generales acerca del proyecto de Modernidad. La Modernidad y el proyecto ilustrado concibieron al sujeto en base al valor de la razón. El sujeto ilustrado era un sujeto de acción que marchaba hacia el progreso y la emancipación humana a través de su razón. Con la razón se introdujeron los valores de la libertad, igualdad y la solidaridad, que luego se concretaron en una serie de derechos fundamentales del ser humano. El sujeto era, por tanto, universal y abstracto, referido a todos los individuos sin distinción. De hecho, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 afirma que todos los hombres nacen libres e iguales.

Sin embargo, las premisas teóricas ilustradas de universalidad diferían de la práctica real que excluía de la ciudadanía a amplios grupos discordantes con el paradigma del hombre burgués. Por eso se planteó la denominada "cuestión social" como conflicto de enorme complejidad, que puso de manifiesto las disfuncionalidades e incoherencias de la ordenación liberal de la vida entendida en su más amplio significado, y constituyó una preocupación grave durante el siglo XIX y principios del XX63.

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Desde ese momento, el proyecto de Modernidad dejó sentada la necesaria aunque difícil relación entre la idea individual universal y abstracta, y la idea social contextual y concreta de los individuos. Esto es, entre la posibilidad de hablar de un sujeto universal, por una parte, y la dificultad de gestionar las diferencias entre los individuos, por otra.

Para algunos, el proyecto de Modernidad así entendido está todavía inacabado64. La Ilustración no supo estabilizar la idea individual y la idea social, y aún hoy se está buscando un equilibrio entre ambas. Para otros ese proyecto no puede acabarse en base a los presupuestos fijados por la razón. Por tanto, la Modernidad ha terminado y se ha entrado en un periodo de Postmodernidad marcado por la muerte del sujeto y por unos valores distintos que atacan el racionalismo universal e individualismo excesivo de la Ilustración a favor de la diferencia65. El pensamiento feminista es partícipe de este debate, y es un ejemplo sobre la encrucijada entre la muerte o la reconstrucción del sujeto.

La Postmodernidad designa un estado de la cultura que desconfía de los metarrelatos de la Modernidad66. Destacan la deconstrucción y el escepticismo extremo del postestructuralismo de Michel Foucalt y Jacques Derrida que ponen en duda todo concepto a partir de su confrontación con su opuesto. Según Jacques Derrida, la filosofía occidental reposa sobre oposiciones binarias, como verdad/ falsedad, unidad/ diversidad y hombre/ mujer. En estas dicotomías la naturaleza y la primacía del primer término depende de la definición de su opuesto (otro)67. Así, se rechazan las definiciones universales y simplificadas de los fenómenos sociales, con el argumento de que tales definiciones esencializan la realidad y no alcanzan a revelar la complejidad de la vida como experiencia vivida.

Lo que se reivindica desde esta postura es la "diferencia" para enfrentarse a la alienación totalitaria de las abstracciones y los esencialismos universales. Hay un rechazo de la razón moderna como razón calculadora e instrumental cuyo objetivo es el control y el dominio de la naturaleza, incluida la humana. La Modernidad es, utilizando los términos de Max Weber68, un proceso de racionalización formal de la Naturaleza para dominarla y perseguir los fines del

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hombre. El...

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