Definición del conocimiento y error

AutorLorena Varela
Páginas165-267
165
Capítulo Primero
Definición del conocimiento y error
1. CONSIDERACIONES GENERALES
1. Ofrecer un concepto de dolo basado en el conocimiento nos lleva ne-
cesariamente a plantearnos el concepto de conocimiento, cuestión que debe
abordarse desde algún enfoque (por ejemplo, losóco, neurobiológico, o de
otra índole), porque sólo de este modo podemos evitar caer en una concep-
tualización jurídico-formal, sin contenido. El ser de las personas no puede
concebirse sin tener en cuenta la capacidad de conocimiento y, a la inversa, el
conocimiento no se concibe sin incluir a una persona, a un ser consciente, que
posee una estructura intencional junto a la capacidad de trascender la esfera
de sí mismo468. El conocimiento desempeña una función esencial en la vida
del ser humano, pues a través de él tomamos contacto con nuestros semejan-
tes y el mundo que nos rodea469. No existe un solo concepto de conocimien-
to: usualmente, empleamos la expresión conocimiento para hacer referencia
al proceso del entendimiento, la comprensión o la inteligencia, pero, también
empleamos tal expresión cuando hacemos referencia a la información adqui-
rida sobre algo a través de la experiencia sensorial, la intuición o la educación,
esto es, el saber470. En losofía del conocimiento, las expresiones «saber» (wis-
468 Cfr.  H, ¿Qué es losofía? 2000, p. 21.
469 Cfr.  H, ibidem, p. 20.
470 Para M, Racionalidad, 1987 (2ª ed.), pp. 126, 129, sólo en algunas ocasiones
el conocer es reductible al saber. Esto último pasa cuando el conocimiento se dene
como posesión de información (o saber directamente).
DOLO Y ERROR. UNA PROPUESTA PARA UNA IMPUTACIÓN AUTÉNTICAMENTE SUBJETIVA LORENA VARELA166
sen) y «tener conocimiento de» (kennen) dieren en cuanto a su objeto y, por
ello, en cuanto a su concepto, pero para la dogmática del dolo tal distinción
no ha de tener demasiada relevancia471.
2. El objetivo de este capítulo consiste, luego de tomar partido por algu-
na concepción del conocimiento, en dilucidar dos cuestiones fundamentales
en relación con el objeto del dolo. Por un lado, la cuestión referida al aspecto
subjetivo, cual es el conocimiento de la realidad como acto mental realizado
por un sujeto y, por el otro, la cuestión referida al aspecto objetivo, que sería el
conocimiento como proposición: la realidad socialmente desvalorada.
2. CONOCIMIENTO Y ERROR
2.1. DEFINICIONES PRÓXIMAS AL CONOCIMIENTO:
REPRESENTACIÓN Y CONSCIENCIA
1. Al acto de conocer hay que distinguirlo de otros procesos mentales
como el juzgar, el estar convencido472, el representarse o el ser consciente, no
sólo porque indubitadamente son datos distintos, sino porque también su deli-
mitación arrojará claridad al concepto de conocimiento como objeto del dolo.
En la dogmática penal es usual denir el aspecto intelectual del dolo desde di-
ferentes expresiones, como conocimiento, representación, consciencia, creencia,
etc., que no siempre han de ser entendidas como sinónimas. En efecto, muchas
deniciones del dolo emplean de forma indistinta estas palabras, sobre todo
cuando se pretende precisar sobre el grado de consciencia del conocimiento su-
ciente y necesario para el dolo473. Veamos a continuación cuáles son los con-
ceptos de cada una de estas expresiones, para poder determinar qué forma parte
del concepto de conocimiento típico, como objeto del dolo.
471 Sobre estas distinciones véase  H, ¿Qué es losofía? 2000, pp. 38 y ss.
472 Cfr.  H, ibidem, p. 20.
473 En la dogmática del dolo también diferencian la conciencia (Bewußtsein), el conoci-
miento (Kenntnis, Wissen) y la representación (Vorstellung), F, Vorsatz und Ri-
siko, 1983, pp. 192 y ss.; W, Das Deutsche Strafrecht, 1969 (11ª ed.), § 13, pp. 64
y ss. [1970, pp. 94 y ss.].
capÍtulo primero. definición del conocimiento y error 167
2. En un sentido fenomenológico, por representación se entiende una
imagen que se hace presente en la consciencia como reejo de un objeto exte-
rior o interior, como una experiencia visual introspectiva o como un fenóme-
no puramente psíquico. Así, cuando observamos un paisaje, automáticamente
lo plasmamos en nuestra mente y podremos recordarlo tantas veces quera-
mos cuando ya no estemos delante de él. Así, también nos podremos repre-
sentar algo que no estemos observando en el presente, pero que forma parte
de nuestros recuerdos e, incluso, de nuestra imaginación. Por el contrario, en
un sentido epistemológico, la voz representación se limita a los conceptos y
valores que sólo están presentes en nuestra mente, pero no en la realidad. El
concepto de juventud no se encuentra en la realidad, sino sólo en nuestra re-
presentación, bajo el modo que nosotros le demos al mismo, ya sea a través
de imágenes, de colores o de formas. Podríamos pensar en la juventud cada
vez que evoquemos el color rosado y pensar en la vejez cuando pensemos en
el color gris. Lo mismo sucede con los valores. La bondad puede venirnos
representada pensando en una paloma o en un ángel y la maldad cada vez
que nos imaginemos un escorpión o una serpiente. Pero, también la palabra
representación puede distinguirse desde la presencia real o ideal del objeto
que uno tiene en mente. Lingüísticamente, a través del prejo «re» la lengua
distingue la presencia ideal del objeto en la mente del sujeto de la presencia
real del mismo, esto es, respectivamente, representación y presentación474. Por
ejemplo, si el asesino se representa a la futura víctima mientras idea su plan
podemos decir que la víctima no se encuentra presente en ese momento ante
el asesino, sino sólo representada en su mente. Ahora bien, cuando el sujeto
tiene realmente ante sí a su víctima, él no se la representa en sentido estricto,
sino que, sólo la percibe. En la losofía hildebrandiana, el acto de percepción
se distingue del acto de representación475. Por percepción ha de entenderse
toda forma de aprehensión cognoscitiva en la que el objeto se presenta y se
revela tal como es en sí mismo a la mente del sujeto476. Por el contrario, el acto
de representación se concibe como una forma de actualizar el «tener conoci-
474 Cfr.  H, ¿Qué es losofía? 2000, p. 168. También S, Intencionali-
dad, 1992, p. 59, distingue entre presentación (cuando el objeto está ante nosotros) y
representación (cuando no lo está).
475 Cfr. sobre esto  H, ibidem, pp. 167 y ss.; S, ibidem, p. 5 9.
476 Cfr.  H, ibidem, pp. 167 y ss.

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