El decálogo del buen perito

AutorDaniel Sanroque
Páginas53-62

Page 53

Si realizamos una búsqueda, encontraremos que existen gran cantidad de decálogos. Es curioso que todo el mundo quiera establecer sólo diez cualidades. En unos casos el autor es conocido (Dr. Luis Alberto Kvitko1, Dr. Nerio Rojas2, Dr. Ricardo Víctor Guarinoni3, etc.), en otros es anónimo y en otros una empresa.

Analizando los documentos y consultando algunas estadísticas observamos cómo podemos llegar a encontrar hasta una treintena de cualidades. Cada autor da mayor

Page 54

énfasis a unos aspectos. Eso mismo me sucede a mí. Por ello las resumo, agrupo, según un criterio personal.

Cualidades personales

De un perito hemos de esperar responsabilidad, hones-tidad, imparcialidad, credibilidad. Ha de ser una persona en la que ha de prevalecer una rectitud en su proceder, sabiendo que su obligación es informar y auxiliar al juez para que tome una decisión. Ello sea quien sea el que contrate sus servicios.

También ha de saber rectificar si ha cometido un error. O matizar, si entiende que no ha sido bien interpretado o han aparecido nuevos datos que dan una nueva perspectiva al caso.

Ha de ser prudente y mesurado, ya que la emisión de un informe implica sensatez, sentido común. No debe establecer dogmas y se debe recordar que dudar no es sinónimo de falta de conocimientos, sino el freno a manifestaciones o conclusiones fuera de contexto o poco fundamentadas.

Page 55

No es infrecuente encontrarte con peritos que muestran una prepotencia extrema. Todos los que nos dedicamos a esta profesión tenemos, más o menos, un ego un tanto desarrollado. Es inevitable, pues defendemos opiniones propias ante las opiniones de otros. Ello implica que valoremos las nuestras por encima de las otras. No obstante hay algunos que no exponen opiniones o argumentos, sino que hacen afirmaciones sin argumentación alguna, su única base argumental es porque lo dicen ellos. Me he encontrado con muchos casos de este tipo. Hay uno que recuerdo de forma muy especial.

La historia empieza cuando estaba realizando el Máster en Medicina Evaluadora. Un traumatólogo, que de vez en cuando hacía informes periciales, me preguntó sobre el máster. Su conclusión fue: «Yo no necesito eso».

Años más tarde se me solicitó hacer una valoración de una demanda. En ella se aportaba un informe pericial, del anteriormente mencionado traumatólogo. Su extensión era de dos DIN-A4. No había ningún tipo de argumentación, o era tan escasa que era equivalente a que no se hubiera realizado. Precisé veinte páginas para rebatir una a una sus argumentaciones. Valió la pena. La sentencia recogió abso-

Page 56

lutamente todos mis...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR