Decálogo de la Administración para el buen ciudadano 2014-2015

AutorDiego Mourelle Barreiro
Páginas39-42

Page 39

Desde la Revista Oficial de Administraciones Públicas de España (ROAPE) queremos realizar un llamamiento a la población: ¡Ciudadanos! Llevamos mucho tiempo pensando que nuestras Administraciones son lentas, ineficientes o demasiado voluminosas y que lo que prima entre los funcionarios es el anquilosamiento o el tedio. Sin embargo, ha llegado el momento de cambiar nuestra visión de lo público. Ya desde tiempos de Bonnin, en la época de la Revolución Francesa, se viene ampliando la perspectiva cameralista que describía Von Justi (Omar Guerrero; 1996), en la que se administraba el patrimonio de la élite, fundamentalmente del rey, a la par que imperaba la policía. Así, las relaciones civiles se daban entre los súbditos y el monarca. Bonnin (2004) y su código, queridos ciudadanos, renovaron la imagen de la Administración, entendiéndola como un gobierno comunitario en acción, pasivo como voluntad pero activo en ejecución. Esta revolución conceptual no volvería a producirse hasta la obra de Weber, enmarcada en el estructuralismo. Por ello, en aras de alentar a la ciudadanía para que asuma el timón del cambio con conocimiento de causa, proponemos el Decálogo de la Administración para el buen ciudadano 2014-15, con los siguientes puntos:

1) El cambio empieza por ti. Para tener una buena Administración es precisa una buena sociedad, tal y como señala Prats (2005). Necesitamos ciudadanos activos que dejen atrás los estereotipos y que comprendan que la tantas veces criticada impersonalidad burocrática permite una mayor igualdad de trato al ciudadano, independientemente de su patrimonio o status social. Los ciudadanos responsables debemos saber de la importancia de la especialización, la jerarquía o la racionalidad para resolver eficazmente las demandas sociales, tal y como señalaba Weber. Además, en busca de la igualdad, se establecen sistemas de oposiciones para premiar el mérito y dejar atrás el clientelismo. Las Administraciones deben ser un soporte a la democracia aunque ésta solo se instaurará en la medida en que nos democraticemos nosotros mismos.

2) Valoremos lo que tenemos. Las Administraciones como el pivote sobre el que se estructura la democracia, el sistema político y nuestras normas, reglas, etc. Los ciudadanos debemos valorar la compleja tarea administrativa, que permite la prestación de servicios públicos a todos y en todo el Estado —hábitat natural de las Administraciones Públicas—, lo cual es señalado por Baena (1988) como...

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